Explorando el Pacto Superior: Una guía del Nuevo Testamento de Hebreos, Capítulo 8
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El libro de Hebreos es un tratado teológico que destaca la superioridad de Cristo y su obra redentora sobre la ley y los sacrificios del Antiguo Testamento. En el capítulo 8, el autor de Hebreos continúa esta línea de pensamiento al comparar el sacerdocio de Cristo con el sacerdocio levítico.
El capítulo comienza con una referencia al templo en Jerusalén, que era el lugar donde se llevaban a cabo los sacrificios y ofrendas según la ley. Sin embargo, el autor señala que el templo y el sacerdocio levítico son sólo sombras de la realidad celestial que se encuentra en Cristo.
El autor describe cómo Cristo, al igual que los sacerdotes levíticos, ofrece un sacrificio por los pecados. Sin embargo, a diferencia de los sacerdotes levíticos, que ofrecían sacrificios repetidos, el sacrificio de Cristo fue de una vez por todas y es suficiente para la expiación de todos los pecados.
Además, el autor destaca que el sacerdocio levítico se basa en una ley escrita, mientras que el sacerdocio de Cristo se basa en un pacto eterno. Este pacto fue establecido por Dios y se cumplió en Cristo, quien es el mediador del pacto.
El autor también destaca que el sacerdocio levítico era temporal y fue reemplazado por el sacerdocio de Cristo, que es eterno. Cristo es el sumo sacerdote que está sentado a la derecha de Dios y que intercede por nosotros ante el trono de la gracia.
En conclusión, el capítulo 8 del libro de Hebreos muestra la superioridad del sacerdocio de Cristo sobre el sacerdocio levítico. Cristo ofreció un sacrificio perfecto y eterno por los pecados y es el mediador del pacto eterno de Dios.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Heb 8:1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
Heb 8:1 Este versículo se refiere a Jesucristo como el sumo sacerdote que tiene el poder y la autoridad para interceder por nosotros ante Dios en los cielos. Él está sentado a la derecha del trono de la Majestad, lo que significa que tiene un lugar de honor y gloria en el cielo. Como nuestro sumo sacerdote, Jesús es capaz de entendernos y tener compasión por nosotros en nuestras debilidades y luchas porque él mismo ha experimentado la tentación y la debilidad humana. Por lo tanto, podemos confiar en él para ayudarnos en nuestras necesidades y acudir a él para obtener perdón y redención.
Heb 8:2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.
Heb 8:2 Este versículo está hablando de Jesucristo como el ministro del santuario. El "verdadero tabernáculo" se refiere al templo celestial donde Jesús ahora intercede por nosotros ante el Padre. Se dice que este tabernáculo fue levantado por el Señor y no por el hombre, lo que significa que es una construcción divina y no una creación humana. En resumen, este versículo afirma la superioridad del ministerio de Cristo respecto a cualquier otro sacerdote humano y señala la naturaleza celestial y divina del tabernáculo donde Jesús lleva a cabo su obra de intercesión por nosotros.
Heb 8:3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.
Heb 8:3 Este versículo hace referencia al papel que desempeñaba el sumo sacerdote en la religión judía. El sumo sacerdote era responsable de ofrecer sacrificios y ofrendas a Dios en nombre del pueblo. Debido a esto, era necesario que también tuviera algo que ofrecer, ya sea en forma de animales o de otros objetos. En el contexto del capítulo 8 de Hebreos, el versículo se refiere específicamente a Jesucristo como el sumo sacerdote perfecto, quien ofreció su propia vida como sacrificio por la humanidad en lugar de ofrecer animales.
Heb 8:4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;
Heb 8:4 Este versículo se refiere a cómo el sacerdocio de Jesús es superior al sacerdocio de los hombres terrenales que seguían la ley del Antiguo Testamento. El autor de Hebreos está diciendo que si Jesús estuviera en la tierra como un hombre ordinario, no sería un sacerdote terrenal porque su papel como sacerdote es diferente y superior. Además, todavía habría otros sacerdotes terrenales que estaban cumpliendo la ley mosaica y ofreciendo sacrificios por el pueblo. El punto principal del versículo es demostrar la superioridad del sacerdocio de Jesús sobre el sacerdocio terrenal.
Heb 8:5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Heb 8:5 Este verso en Hebreos 8:5 nos habla de cómo los antiguos sacerdotes judíos servían en el templo terrenal, ofreciendo sacrificios y adorando a Dios a través de rituales establecidos. Estos rituales y prácticas eran una sombra o tipo de las cosas celestiales, es decir, una representación imperfecta de la verdad espiritual que se encuentra en el cielo. Moisés fue instruido para construir el tabernáculo y todas las cosas en él según el modelo que Dios le había mostrado en el monte Sinaí. Esto significa que el propósito y la forma del templo terrenal estaban destinados a reflejar la realidad celestial, pero de manera imperfecta. Con la venida de Cristo, el templo y los rituales asociados con él perdieron su significado y propósito porque ahora la realidad celestial se ha hecho visible en Jesús. Él es el verdadero templo y el sacrificio final que reconcilia al hombre con Dios. Por lo tanto, los cristianos ya no necesitan seguir los rituales y prácticas del templo terrenal, sino que pueden adorar a Dios en espíritu y en verdad.
Heb 8:6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Heb 8:6 Este versículo se refiere al ministerio de Jesucristo como mediador del nuevo pacto. El autor de la carta a los Hebreos está comparando este nuevo pacto con el antiguo pacto hecho por medio de Moisés en el Antiguo Testamento. El nuevo pacto es mejor porque se basa en mejores promesas y porque Jesucristo es el mediador perfecto entre Dios y el hombre. A través de su vida, muerte y resurrección, Jesús estableció un nuevo pacto entre Dios y la humanidad, ofreciendo salvación y vida eterna a todos aquellos que creen en él y reciben su gracia. Este versículo enfatiza que el ministerio de Jesucristo es el mejor porque ha traído una nueva y mejor forma de salvación y un nuevo camino hacia Dios.
Heb 8:7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Heb 8:7 Este versículo se refiere a la idea de que el nuevo pacto que Dios hizo con su pueblo, a través de Jesucristo, es superior al antiguo pacto que se hizo a través de Moisés y la ley del Antiguo Testamento. El autor de Hebreos está explicando que si el primer pacto hubiera sido perfecto, no habría habido necesidad de un segundo pacto. Pero como el primer pacto estaba lleno de fallas e imperfecciones, Dios tuvo que hacer un nuevo pacto a través de su Hijo Jesucristo para llevar a cabo su plan perfecto de salvación para la humanidad. En resumen, este versículo destaca la importancia y superioridad del nuevo pacto de Dios con su pueblo a través de Jesucristo.
Heb 8:8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
Heb 8:8 Este versículo está haciendo referencia a una profecía del Antiguo Testamento dada por el profeta Jeremías. Dios había prometido establecer un nuevo pacto con su pueblo, en lugar del antiguo pacto que habían roto. Este nuevo pacto sería diferente en el sentido de que no se trataría solo de leyes y reglas, sino de una relación íntima entre Dios y su pueblo. En este nuevo pacto, Dios pondría su ley en los corazones de las personas, en lugar de solo en tablas de piedra. El autor de Hebreos cita esta profecía para mostrar que Jesús es el cumplimiento de esta promesa de Dios, y que su muerte y resurrección son el fundamento de este nuevo pacto.
Heb 8:9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Heb 8:9 Este versículo hace referencia al antiguo pacto que Dios hizo con Israel cuando los sacó de la esclavitud en Egipto, el cual fue violado por ellos al adorar a otros dioses y alejarse de sus mandamientos. Dios, por su parte, se desentendió de ellos y permitió consecuencias dolorosas, incluyendo el exilio y la destrucción del templo. En contraste, el nuevo pacto anunciado en el libro de Hebreos ofrece un camino para la reconciliación con Dios a través de la fe en Jesús y su sacrificio en la cruz. Este nuevo pacto es mejor porque no depende de nuestra propia capacidad para obedecer, sino del redentor perfecto que se ofreció a sí mismo en nuestro lugar.
Heb 8:10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;
Heb 8:10 Este versículo está hablando del nuevo pacto que Dios hará con la casa de Israel, y que se cumplió a través de la obra de Jesucristo en la cruz. En este nuevo pacto, Dios pondrá sus leyes en la mente de su gente y las escribirá en su corazón, para que vivan una vida conforme a Su voluntad. Además, Dios se convertirá en su Dios, y ellos, su pueblo fiel. Esto habla de una relación más íntima y personal con Dios, y una transformación interna que lleva a la obediencia y la auténtica adoración.
Heb 8:11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Heb 8:11 Este versículo de Hebreos 8:11 habla sobre la nueva alianza que Dios ha establecido con su pueblo a través de Jesucristo. Antes, la manera en que las personas podían conocer a Dios era a través de la enseñanza de los líderes religiosos y la observancia de la ley. Sin embargo, con la venida de Jesús, ahora todas las personas tienen acceso directo a Dios y pueden conocerlo personalmente a través de una relación con él. En este contexto, el versículo significa que no hay necesidad de que alguien enseñe a su prójimo o hermano cómo conocer a Dios porque todos tendrán la oportunidad de conocerlo por sí mismos y tener una relación personal con él. Esto se logra gracias al nuevo pacto que Dios ha hecho con su pueblo a través de Jesús. En otras palabras, Dios es accesible y está disponible para todos, y no necesitamos intermediarios para acercarnos a él.
Heb 8:12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
Heb 8:12 Este verso es parte de una comparación que el autor de Hebreos hace entre el antiguo pacto establecido por Dios con Israel y el nuevo pacto que Dios ha establecido a través de Jesús. En este verso, el autor está citando del profeta Jeremías y declarando que en el nuevo pacto, Dios perdonará completamente nuestros pecados y nunca más recordará nuestros errores o injusticias. Es una promesa del perdón absoluto y la redención total que se ofrece a través de la obra salvadora de Jesús en la cruz.
Heb 8:13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.
Heb 8:13 Este versículo se refiere a la idea de que el antiguo pacto entre Dios y el pueblo de Israel, que se basaba en la ley dada a través de Moisés en el Antiguo Testamento, ha sido reemplazado por un nuevo pacto a través de Jesucristo en el Nuevo Testamento. Al decir "Nuevo pacto" se refiere a la salvación a través de la fe en Jesús y no en las leyes y sacrificios de la antigua alianza. Y al decir que ha dado por viejo al primero, significa que el antiguo pacto no es ya la forma de salvación definitiva y que ha sido superado por el nuevo pacto. Además, se dice que lo que se vuelve viejo y obsoleto, está cerca de desaparecer, haciendo referencia a la eventual desaparición de la ley y la forma de culto del Antiguo Testamento ante el establecimiento del Nuevo Testamento.