Explorando los Enseñanzas y la Sabiduría de Santiago en el Libro 2 del Nuevo Testamento


El libro de Santiago es un Epístola del Nuevo Testamento, escrita por Santiago, el hermano de Jesucristo. Esta carta está dirigida a las doce tribus de Israel, es decir, a los creyentes judíos dispersos por todo el mundo. En este libro, Santiago les exhorta a vivir una vida de fe genuina, marcada por acciones y no solo por palabras. Él les anima a perseverar en el sufrimiento y a confiar en Dios en medio de las pruebas y tentaciones. También les insta a vivir en armonía y a mostrar amor hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados. Santiago hace hincapié en la importancia de someter nuestra lengua al control de Dios, ya que puede ser una herramienta poderosa para bendecir o para herir a los demás. Asimismo, nos enseña a depender de Dios en la toma de decisiones y a no depender de la riqueza para encontrar seguridad. El libro de Santiago culmina con la importancia de orar y de confesar nuestros pecados. Nos anima a estar en comunión con otros creyentes y a restaurarnos mutuamente cuando caemos en el pecado. En definitiva, el libro de Santiago nos desafía a vivir una vida auténtica de fe, marcada por la acción y la paciencia en la espera del retorno de nuestro Señor Jesucristo.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Jam 2:1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.
Jam 2:2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,
Jam 2:3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Jam 2:4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?
Jam 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?
Jam 2:6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?
Jam 2:7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?
Jam 2:8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
Jam 2:9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.
Jam 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Jam 2:11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.
Jam 2:12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
Jam 2:13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
Jam 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
Jam 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
Jam 2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Jam 2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Jam 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Jam 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
Jam 2:20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
Jam 2:21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Jam 2:22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Jam 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
Jam 2:24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Jam 2:25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Jam 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

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