La lucha contra la falsedad: Una guía a través de 2 Pedro del Libro 2


El libro de 2 Pedro es una epístola escrita por el apóstol Pedro a los cristianos para advertirles sobre los falsos maestros que se infiltran en la iglesia y para fortalecer su fe. En el capítulo 2 de este libro, Pedro describe detalladamente a estos falsos maestros y cómo engañan a los creyentes con su enseñanza perversa. Pedro comienza el capítulo advirtiendo que los falsos maestros traerán destrucción a la iglesia y cómo, siguiendo sus enseñanzas, muchos serán engañados e incluso muchas personas inocentes sufrirán las consecuencias. Pedro dice que estos falsos maestros son como lobos disfrazados de ovejas que buscan su propio beneficio en lugar de la verdad y que están dispuestos a manipular y explotar a los creyentes. Además, Pedro describe los hábitos pecaminosos de los falsos maestros, incluyendo el libertinaje sexual y la adicción al dinero. Él muestra que estos maestros son motivados por su propia lujuria y avaricia, y que no tienen ningún interés en las cosas sagradas o en Dios. En cambio, usan su posición de influencia para obtener riquezas y controlar a las personas. En última instancia, Pedro llama a los creyentes a mantenerse firmes en su fe y a no ser engañados por los falsos maestros. Él describe la importancia de tener discernimiento y de examinar cuidadosamente las enseñanzas que reciben para asegurarse de que son verdaderas y se ajustan a la Palabra de Dios. Pedro también recuerda a los creyentes que Dios es justo y que no permitirá que estas personas perversas escapen de su castigo cierto. En conclusión, el capítulo 2 de 2 Pedro es una advertencia urgente a los creyentes sobre los falsos maestros que pueden infiltrarse en la iglesia y corromper la verdad. Es un llamado a mantenernos vigilantes y a aferrarnos a la verdad de la Palabra de Dios, para que no seamos engañados por quienes buscan su propio beneficio en lugar de la gloria de Dios.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

2Pe 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2Pe 2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2Pe 2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
2Pe 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;
2Pe 2:5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
2Pe 2:6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,
2Pe 2:7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
2Pe 2:8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),
2Pe 2:9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;
2Pe 2:10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
2Pe 2:11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
2Pe 2:12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
2Pe 2:13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.
2Pe 2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
2Pe 2:15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,
2Pe 2:16 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta.
2Pe 2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
2Pe 2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
2Pe 2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
2Pe 2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
2Pe 2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
2Pe 2:22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

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