Explorando las enseñanzas transformadoras de Efesios 2 en el Nuevo Testamento


El libro de Efesios del Nuevo Testamento es una de las cartas escritas por el apóstol Pablo para la iglesia de Efeso y sus alrededores. En el capítulo 2 de esta carta, Pablo explica la salvación que Dios ofrece a través de su gracia y mediante la fe en Jesucristo. Pablo comienza destacando que antes de conocer a Cristo, los efesios estaban espiritualmente muertos en pecado, siguiendo las pasiones mundanas y obedeciendo al príncipe de la oscuridad. Pero Dios, que es rico en misericordia, amor y gracia, nos ha dado vida junto con Cristo, que nos ha salvado por su gracia y ha hecho posible la salvación mediante la fe en Él. Pablo explica que esta salvación no se logra a través de nuestras propias obras y esfuerzos, sino que es un don de Dios. Y así, nos ha rescatado para que podamos hacer las obras buenas que Dios ha preparado para nosotros. Pablo también enfatiza que, mediante la fe en Cristo, los gentiles que antes estaban excluidos de la comunidad de Israel ahora son coherederos en la promesa y son parte del mismo cuerpo que los judíos creyentes. Pablo señala que Cristo nos ha hecho la paz, derribando la pared que separaba a los judíos y gentiles. En conclusión, el capítulo 2 de Efesios destaca la gracia y misericordia de Dios, que nos ha dado vida y salvación mediante Cristo. Nos muestra que no podemos hacer nada para ganar nuestra propia salvación, sino que es un don de Dios que recibimos por medio de la fe en Jesús. Además, como creyentes en Cristo, somos parte de un solo cuerpo en el que no hay distinción entre judíos y gentiles.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Eph 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
Eph 2:2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
Eph 2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Eph 2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
Eph 2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
Eph 2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Eph 2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Eph 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
Eph 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Eph 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Eph 2:11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.
Eph 2:12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Eph 2:13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Eph 2:14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
Eph 2:15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
Eph 2:16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Eph 2:17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;
Eph 2:18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Eph 2:19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
Eph 2:20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
Eph 2:21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
Eph 2:22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

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