Gálatas 1: Descubriendo la Libertad en Cristo Jesús.


El libro de Gálatas es una de las cartas del apóstol Pablo en el Nuevo Testamento. En ella, el autor defiende la importancia de la fe en Jesucristo y critica a los miembros de la iglesia de Gálatas por permitir que los falsos maestros los seduzcan a seguir la práctica judía de la circuncisión y la observancia de la ley de Moisés. Pablo comienza su carta presentándose como un apóstol enviado por Dios y defiende la validez de su mensaje y de su autoridad. Luego, aborda el problema principal de la carta, la situación en Gálatas, en la que algunos cristianos de origen judío estaban enseñando que para ser salvados era necesario seguir la ley, incluyendo el rito de la circuncisión. Pablo argumenta que la fe en Cristo es la única forma de justificación y salvación, y que la ley de Moisés es insuficiente para alcanzar la justificación ante Dios. Él afirma que la fe en Jesucristo es la única forma de recibir el Espíritu Santo y que la ley solo conduce a la esclavitud del pecado. Además, Pablo defiende la unidad entre los cristianos, afirmando que a través de Cristo no hay diferencias entre judíos y gentiles, sino que todos son iguales y reciben las mismas bendiciones. Asimismo, les recuerda a los creyentes en Gálatas que la libertad en Cristo no es una excusa para el libertinaje, sino que es una llamada a servir a los demás y vivir en amor. En conclusión, el libro de Gálatas es una carta llena de enseñanzas sobre la importancia de la fe en Jesucristo como la única forma de alcanzar la salvación. Pablo defiende la unidad entre los creyentes y muestra cómo la libertad en Cristo lleva a vivir en amor y servidumbre hacia los demás.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Gal 1:1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),
Gal 1:2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:
Gal 1:3 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,
Gal 1:4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
Gal 1:5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Gal 1:6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
Gal 1:7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
Gal 1:8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gal 1:9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Gal 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Gal 1:11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
Gal 1:12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Gal 1:13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba;
Gal 1:14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.
Gal 1:15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
Gal 1:16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,
Gal 1:17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.
Gal 1:18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;
Gal 1:19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.
Gal 1:20 En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.
Gal 1:21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,
Gal 1:22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo;
Gal 1:23 solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.
Gal 1:24 Y glorificaban a Dios en mí.

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