Explorando la libertad en Cristo: Una guía del libro de Gálatas en el Nuevo Testamento
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El libro de Gálatas es una carta que Pablo escribe a las iglesias de Galacia para combatir la enseñanza errónea de algunos llamados "judaizantes". Estos falsos maestros afirmaban que los creyentes gentiles debían someterse a las leyes judías, incluyendo la circuncisión, para ser salvados y pertenecer a la Iglesia de Cristo.
En su carta, Pablo defiende la libertad que tenemos en Cristo, enfatizando que la salvación se recibe por gracia y no por obras. Él llama a estos maestros y sus enseñanzas "otro evangelio" que no tiene base en la verdadera doctrina del evangelio de Cristo.
Pablo argumenta que la justificación por la fe es la única manera de ser salvados, y que la ley fue dada por Dios para demostrar que nuestros pecados nos separan de él. Pero Cristo a través de su muerte y resurrección nos ha liberado del pecado y de la ley, dando lugar a una nueva vida en el Espíritu.
Además, Pablo habla de cómo los que creen en Cristo se convierten en hijos de Dios y ya no están bajo la ley sino bajo la gracia. A medida que vivimos en el Espíritu, debemos caminar en amor y libertad, siendo guiados por el Espíritu Santo y mostrando su fruto en nuestras vidas.
En resumen, el libro de Gálatas es una poderosa defensa de la libertad en Cristo y una llamada a no dejar que las enseñanzas falsas distraigan o desvíen nuestra fe del verdadero evangelio de Jesucristo.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Gal 3:1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?
Gal 3:1 El apóstol Pablo está hablando a los gálatas, una comunidad cristiana en la región de Galacia, que ha comenzado a desviarse de la verdadera enseñanza del evangelio que les habían enseñado. Él está cuestionando por qué han sido tan fácilmente influenciados por otros que les dicen que deben seguir ciertas leyes y rituales para ser aceptados por Dios. Pablo les llama "insensatos" porque ellos han dejado de lado la verdad que les habían enseñado sobre Jesucristo y su sacrificio en la cruz como la única manera de ser reconciliados con Dios. Él está exhortándolos a regresar a la verdad del evangelio y no permitir que los engaños los alejen de ella. En resumen, este versículo representa una llamada de atención a los gálatas para que no se alejen de la verdad y se mantengan firmes en la fe en Jesucristo.
Gal 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Gal 3:2 Este versículo se refiere a la pregunta de si una persona recibió el Espíritu Santo a través de obedecer la ley de Dios o si lo recibió al escuchar y creer en el mensaje del Evangelio. El apóstol Pablo quiere decir que la manera en que uno recibe el Espíritu no depende de la observancia rigurosa y legalista de las leyes religiosas, sino de la fe en Jesucristo y en el poder de su resurrección. En otras palabras, la salvación no se gana por obras, sino por creer en Cristo como el Salvador y recibir el Espíritu a través de esa fe.
Gal 3:3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
Gal 3:3 Este versículo se refiere a la actitud de los cristianos de Galacia que habían aceptado el evangelio y habían empezado a seguir al Espíritu Santo, pero que ahora estaban tratando de vivir su fe siguiendo la ley judía y la carne (es decir, sus propios esfuerzos en lugar de confiar en el Espíritu Santo). El apóstol Pablo los llama "necios" por retroceder de la gracia y el poder del Espíritu a los esfuerzos humanos. La lección para los creyentes es que debemos confiar completamente en el Espíritu Santo y no tratar de vivir nuestra fe por nuestra propia fuerza o mérito.
Gal 3:4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.
Gal 3:4 Este verso es parte de la carta de San Pablo a los Gálatas y se refiere a la preocupación que el apóstol tenía por los cristianos de Galacia, quienes estaban cayendo en la tentación de creer que la salvación sólo se lograba por medio de la observancia de ciertos rituales y prácticas religiosas, como la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés. En este contexto, el versículo 3:4 expresa la frustración y la preocupación de Pablo por el hecho de que tantos creyentes en Galacia han sufrido tanto por el bien de la fe cristiana, pero parecen estar retrocediendo en su fe y adoptando prácticas religiosas que no son necesarias para su salvación. El "en vano" aquí se refiere a la idea de que estos gálatas podrían estar perdiendo su tiempo y esfuerzo en estas prácticas, ya que la verdadera justificación y la relación con Dios no dependen de la observancia externa de la ley. En resumen, Pablo está advirtiendo que si los gálatas persisten en su error, su sufrimiento habrá sido en vano, si es que en algún momento fueron verdaderamente fieles al mensaje de Cristo.
Gal 3:5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Gal 3:5 Este versículo está hablando del suministro del Espíritu Santo y de las maravillas que Él hace entre las personas. El autor está haciendo una pregunta retórica: ¿Es el Espíritu Santo que está haciendo estas cosas debido a las obras de la ley o porque la gente cree en fe? La respuesta es clara: los dones y las maravillas del Espíritu solo son posibles a través de la fe en Jesús, y no por simplemente seguir la ley de Moisés. En otras palabras, no podemos ganarnos el favor de Dios o sus dones a través de nuestras propias acciones o méritos, sino que dependen de nuestra fe en Jesús.
Gal 3:6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
Gal 3:6 Este versículo habla de la fe de Abraham en Dios. Abraham creyó en Dios y eso le fue contado por justicia, lo que significa que fue considerado justo ante Dios por su fe. La fe de Abraham se convirtió en un ejemplo para todos los creyentes posteriores que también confían en Dios para su salvación y justicia. En resumen, el versículo destaca la importancia de tener fe en Dios como camino hacia la justicia divina.
Gal 3:7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Gal 3:7 Este versículo significa que aquellos que tienen fe en Dios y en su salvación, son considerados hijos de Abraham. Abraham fue un hombre de fe en Dios y debido a su fe, Dios hizo una promesa que a través de su descendencia, todas las naciones serían bendecidas. Por lo tanto, si alguien tiene fe como Abraham, esa persona también es considerada un hijo de Abraham y es parte de esa bendición prometida. Este versículo destaca la importancia y el poder de la fe en la relación con Dios y como nos identificamos en la familia de Abraham.
Gal 3:8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
Gal 3:8
Gal 3:9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Gal 3:9 Este versículo se refiere a la promesa que Dios hizo a Abraham de que sería bendecido y que a través de él serían bendecidas todas las naciones. En Gálatas 3, el apóstol Pablo argumenta que esa promesa se cumple a través de Jesucristo y de la fe en él. Entonces, cuando alguien tiene fe en Jesucristo, se convierte en un verdadero descendiente espiritual de Abraham y por lo tanto es bendecido con las mismas promesas que Dios había dado a Abraham. En otras palabras, los creyentes son bendecidos porque son parte de la familia de fe de Abraham.
Gal 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Gal 3:10 Este versículo en Gálatas 3:10 establece que aquellos que intentan ganar su salvación a través de sus propias obras y cumplimiento de la ley de Dios se encuentran bajo una maldición. Esto se debe a que la ley de Dios establece un estándar alto y perfecto que el ser humano no puede cumplir por su cuenta. Como resultado, aquellos que dependen de sus propias obras para ganar aprobación ante Dios se encuentran bajo la carga y la maldición de la ley. El versículo hace referencia al libro de la ley en el Antiguo Testamento, específicamente en Deuteronomio 27:26, que dice: "Maldito todo aquel que no confirma las palabras de esta ley, poniéndolas por obra. Y todo el pueblo dirá: Amén". La única forma de escapar de esta maldición es mediante la fe en Jesucristo y su obra en la cruz, que cumplió la ley en lugar de la humanidad y brinda la salvación gratuita y eterna.
Gal 3:11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
Gal 3:11 Este versículo significa que nadie puede ser justificado ante Dios simplemente obedeciendo la ley. Debido a la caída del hombre y nuestra naturaleza pecaminosa, nunca podemos cumplir completamente la ley. En cambio, la justificación ante Dios surge solo a través de la fe en Jesucristo y en su obra en la cruz. Dios conoce nuestros corazones y sabe que somos defectuosos, por lo que es a través de nuestra fe en Cristo que podemos recibir su gracia y ser salvados. Esto se explica aún más en Romanos 3:23-24, donde dice: "Porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que se encuentra en Cristo Jesús".
Gal 3:12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
Gal 3:12 Este versículo significa que la ley de Dios no se basa en la fe, sino en las obras. Dios ha establecido leyes y mandamientos para que Sus seguidores los sigan y, al hacerlo, puedan obtener la vida eterna. Por lo tanto, aquellos que obedecen las leyes de Dios y viven rectamente según Sus mandamientos serán recompensados con una vida llena de bendiciones y la salvación. La fe es importante para ser salvo, pero también es necesario poner en práctica estas leyes y seguir las instrucciones de Dios para nuestras vidas.
Gal 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
Gal 3:13 Este versículo se refiere a la idea de que Jesús, al morir en la cruz, se convirtió en una maldición por nosotros para salvarnos de la maldición de la ley. En la antigua ley judía, cualquier persona que fuera colgada en un madero se consideraba maldita. Pero Jesús, al tomar sobre sí mismo nuestra maldición, nos permitió ser redimidos y salvados de la condenación. En resumen, Jesús murió en la cruz para salvarnos de las consecuencias de nuestros pecados y para liberarnos de la maldición de la ley que nos habría llevado a la muerte espiritual.
Gal 3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Gal 3:14 En este versículo, el apóstol Pablo está hablando sobre la bendición de Abraham y cómo se extiende a los gentiles a través de la fe en Cristo Jesús. La promesa de Dios a Abraham incluía bendición y herencia para él y su descendencia, y esta bendición ahora es accesible a todos los que tienen fe en Cristo. Además, Pablo menciona la promesa del Espíritu Santo, que también está disponible para todos los creyentes que ponen su fe en Jesucristo. En resumen, este versículo habla sobre cómo la fe en Jesús nos permite recibir la misma bendición que Abraham y ser llenados del Espíritu Santo.
Gal 3:15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
Gal 3:15 Este versículo en la carta de Galatas está hablando sobre la importancia de los pactos y los acuerdos que se hacen entre los hombres. Pablo comienza diciendo "hablo en términos humanos", lo que significa que está utilizando un lenguaje sencillo y común para que la gente pueda entender su mensaje. Luego, Pablo hace referencia a que una vez que un pacto ha sido ratificado (es decir, acordado y firmado por todas las partes involucradas), nadie tiene el poder de invalidarlo o añadirle nuevas condiciones. En otras palabras, un pacto es un acuerdo sagrado que debe ser respetado y cumplido por todas las partes involucradas. Este versículo también puede ser aplicado a la relación entre Dios y los seres humanos. Cuando Dios hizo pactos con su pueblo, estos fueron acuerdos inmutables y sagrados que no podían ser cambiados o ignorados. La salvación en Cristo es otro ejemplo de un pacto sagrado entre Dios y las personas, en el cual se ha garantizado una vida eterna a aquellos que creen en Jesús. En resumen, este versículo nos enseña la importancia del respeto por los acuerdos y la firmeza en las decisiones tomadas. También nos recuerda la fidelidad y la constancia de Dios en su relación con las personas a lo largo de la historia.
Gal 3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
Gal 3:16 Este versículo se refiere a las promesas que Dios hizo a Abraham, y su descendencia. La simiente se refiere a la descendencia de Abraham, y en este caso específico, se refiere a Cristo. El versículo establece que las promesas hechas a Abraham y a su simiente (Cristo) son únicas y no se refieren a múltiples descendientes. En resumen, el versículo significa que las promesas de Dios se cumplieron a través de Cristo, quien es la descendencia única y especial mencionada en la promesa hecha a Abraham.
Gal 3:17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Gal 3:17 Este versículo de la carta de Pablo a los Gálatas se refiere a la relación entre el pacto que Dios hizo con Abraham y la ley dada a Moisés en el Sinaí. Pablo explica que el pacto que Dios hizo con Abraham, en el que prometió bendecir a todas las naciones a través de su descendencia, fue ratificado previamente por Dios. La ley de Moisés, que vino 430 años después del pacto con Abraham, no anula o invalida la promesa del pacto. En otras palabras, el pacto con Abraham es una promesa eterna que sigue vigente aún después de la ley de Moisés. Pablo está argumentando que la salvación no viene a través de la ley, sino únicamente por medio de la fe en Jesucristo, el cumplimiento del pacto con Abraham.
Gal 3:18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
Gal 3:18 Este versículo habla sobre la diferencia entre la herencia que se puede obtener a través de la Ley y la que se obtiene a través de la promesa de Dios. La Ley se refiere a las reglas y mandamientos establecidos en el Antiguo Testamento y su cumplimiento no garantiza una herencia eterna. En cambio, la promesa se refiere a la promesa de Dios a Abraham de que su descendencia sería bendecida y tendría una herencia eterna. El apóstol Pablo está diciendo que si la herencia se obtiene a través de la Ley, entonces no se basa en la promesa de Dios a Abraham, sino en el cumplimiento de la Ley. Pero el problema con esto es que nadie puede cumplir la Ley perfectamente. Por lo tanto, la herencia solo se puede obtener a través de la promesa de Dios y su gracia, no a través de nuestro propio esfuerzo en el cumplimiento de la Ley. En resumen, este versículo enfatiza la importancia de confiar en la promesa de Dios y su gracia para obtener nuestra herencia eterna, en lugar de confiar en nuestra propia habilidad para cumplir la Ley.
Gal 3:19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.
Gal 3:19 Este versículo en la carta de Pablo a los Gálatas pregunta sobre el propósito de la ley (la ley de Moisés) dada por Dios a Israel a través de Moisés. Pablo responde diciendo que la ley fue añadida debido a las transgresiones del pueblo, es decir, la falta de observancia de los mandamientos de Dios por parte de los israelitas. La ley sirvió como un medio para señalar el pecado y mostrar la necesidad de un salvador. La ley también fue temporal y provisional, hasta que llegara el descendiente (simiente) prometido de Abraham, Jesucristo. El mediador mencionado es Moisés, quien entregó la ley al pueblo de Israel en nombre de Dios. En resumen, la ley fue para mostrar la necesidad de un salvador y preparar el camino para la venida de Cristo.
Gal 3:20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
Gal 3:20 Este versículo se refiere al papel del mediador en la relación entre Dios y los seres humanos. La palabra "mediador" se refiere a alguien que actúa como intermediario entre dos partes, tratando de lograr un acuerdo o conciliación. En este caso, se está hablando del papel que desempeña Jesucristo como mediador entre Dios y la humanidad. El verso indica que Jesucristo no es el mediador de una sola persona, sino de todos los que vienen a Dios a través de él. Al mismo tiempo, el verso también enfatiza la unidad de Dios, indicando que a pesar de que hay muchos seguidores de Jesús, todos están unificados bajo una sola entidad divina. En resumen, el versículo destaca la importancia de tener un mediador para actuar en nombre de ambos lados de la relación, pero también enfatiza la unidad y singularidad de Dios.
Gal 3:21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
Gal 3:21 Este versículo habla sobre la relación entre la ley de Dios y las promesas de Dios. La ley no es contraria a las promesas de Dios, sino que deben trabajar juntas. Sin embargo, la ley no puede salvar a una persona ni justificarla ante Dios. La ley muestra el pecado y la necesidad de salvación, pero la justificación y la vida eterna vendrán a través de la confianza y la fe en Jesucristo, quien cumplió la ley perfectamente en nuestro lugar. En resumen, la ley no puede salvar a nadie, solo Jesucristo puede hacerlo, y la justificación solo viene por fe en él.
Gal 3:22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
Gal 3:22 Este versículo en Gálatas 3:22 dice que toda la Escritura, es decir, todo el Antiguo Testamento, indica que toda la humanidad está bajo pecado. La ley se nos ha dado como un reflejo de nuestra imperfección y transgresiones. Pero esto se hizo para que la promesa de la salvación a través de la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. En resumen, la Escritura está mostrando que todos somos pecadores y necesitamos un salvador, y Jesús es ese salvador disponible para todos aquellos que creen en él.
Gal 3:23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
Gal 3:23 Este versículo se refiere al papel que la ley desempeñó en las vidas de las personas antes de la venida de la fe. La ley se refería específicamente a los mandamientos y regulaciones religiosas que se encontraban en el Antiguo Testamento, y que se consideraban necesarios para alcanzar la justicia y la salvación. Antes de que la fe se revelara a través de Jesucristo, muchas personas vivían bajo esa ley, cumpliendo sus mandamientos y sacrificios, pero sin entender realmente su significado o propósito. Estaban confinados bajo la ley, en el sentido de que estaban atrapados en un sistema que no podía traerles la libertad y la salvación que anhelaban. Sin embargo, con la venida de la fe a través de Jesucristo, se reveló un nuevo camino hacia la justicia y la salvación. La ley ya no tenía el poder para controlar y dominar a las personas, porque la fe les ofrecía una liberación del pecado y una reconciliación con Dios a través de la gracia. Por lo tanto, el versículo en Gal 3:23 destaca la importancia de la fe en nuestra relación con Dios y cómo la fe ha liberado a las personas de las limitaciones de la ley para encontrar la salvación a través de Jesucristo.
Gal 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
Gal 3:24 Este versículo en el libro de Gálatas de la Biblia, se refiere a cómo la ley de Dios (los mandamientos y enseñanzas que se encontraban en el Antiguo Testamento) funcionó como una guía que nos llevó a Cristo. La ley nos muestra la santidad y perfección de Dios, pero también nos muestra nuestra incapacidad para mantenerla. A través de la ley, nos damos cuenta de nuestra necesidad de un salvador y de que no podemos ser justificados por nuestras propias obras. Entonces, llegamos a Cristo y somos justificados por la fe en Él y en su obra redentora en la cruz. En resumen, la ley nos lleva a Cristo porque nos muestra nuestra necesidad de Él como nuestro salvador y mediador ante Dios. Y es a través de la fe en Cristo que somos justificados y reconciliados con Dios.
Gal 3:25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
Gal 3:25 En este verso, el apóstol Pablo está hablando acerca de la ley dada por Dios en el Antiguo Testamento y cómo ésta actuaba como un tutor o ayo para guiar a las personas en el camino de la justicia hasta que llegara la fe en Cristo. Es decir, la ley servía como una guía temporal para el pueblo de Dios, hasta que llegara el momento en que la fe en Jesús viniera a través del evangelio. Una vez que la fe en Cristo ha llegado, ya no estamos bajo la tutela de la ley, porque la fe nos lleva a la salvación y nos libera de la esclavitud de la ley. Es por eso que el versículo dice: "Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo". La fe en Cristo nos lleva a la libertad y nos permite vivir en amor y obediencia a Dios.
Gal 3:26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
Gal 3:26 Este versículo de la carta de Pablo a los Gálatas es una declaración de que todos los creyentes en Jesucristo son considerados hijos de Dios. A través de la fe en Cristo, somos adoptados en la familia de Dios y se nos da la herencia eterna y la bendición de tener un padre amoroso y conectado con nosotros. Este versículo es una declaración de nuestra identidad cristiana fundamental y una fuente de gran consuelo y esperanza para los creyentes de todas las épocas.
Gal 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Gal 3:27 Este verso se refiere a la importancia del bautismo para aquellos que creen en Jesucristo. Al ser bautizado, uno se convierte en parte del cuerpo de Cristo y su identidad se convierte en ser un seguidor de Jesús. La vestimenta simboliza una nueva identidad, una que está marcada por una relación con Cristo. Al estar revestidos de Cristo, los cristianos deben demostrar los atributos de Cristo en sus vidas, siendo amorosos, compasivos, humildes y honestos en todo lo que hacen. En resumen, este verso significa que el bautismo en Cristo nos convierte en sus seguidores y debemos llevar una vida que refleje nuestra nueva identidad.
Gal 3:28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gal 3:28 Este versículo habla de cómo, en Cristo Jesús, todas las diferencias entre las personas se desvanecen. Ya no importa si eres judío o griego, si eres esclavo o libre, si eres hombre o mujer. Todos somos iguales en Cristo Jesús y somos uno en Él. Este versículo se refiere a la igualdad en la fe y en nuestra relación con Dios. No importa qué antecedentes o circunstancias tengamos, todos podemos tener acceso a Dios a través de la fe en Jesucristo.
Gal 3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.
Gal 3:29 Este versículo se refiere a la relación entre la fe en Jesucristo y la promesa que Dios hizo a Abraham en el Antiguo Testamento. Según la promesa de Dios, Abraham sería el padre de una gran nación y sus descendientes serían bendecidos. En el Nuevo Testamento, se dice que aquellos que tienen fe en Jesucristo también son considerados hijos de Abraham y herederos de la promesa hecha a él. Esto significa que los creyentes en Cristo también son bendecidos y tienen acceso a la vida eterna y a las promesas de Dios. En resumen, este versículo enfatiza que la fe en Cristo nos une al linaje de Abraham y nos hace herederos de las promesas de Dios.