Explorando el mensaje de libertad en el Nuevo Testamento de Gálatas: Estudio del Libro 4


El libro del Nuevo Testamento de los Gálatas, que es uno de los libros del Apóstol Pablo, se centra en la cuestión de la justificación por la fe en Jesucristo en lugar de la observancia de la ley de Moisés. El cuarto capítulo del libro continúa con este tema, y Pablo defiende su autoridad como apóstol de Cristo. En el capítulo 4, Pablo utiliza la analogía de un heredero para ilustrar la diferencia entre la ley y la fe. Un hijo legítimo hereda su posición de derecho del padre, pero un esclavo no tiene derecho a heredar nada. De manera similar, aquellos que confían en la ley para su justificación son como esclavos, mientras que los que confían en la fe en Cristo son verdaderos hijos de Dios y herederos de las promesas de Dios. Pablo también les recuerda a los gálatas que antes de que viniera Cristo, estaban bajo la esclavitud de las fuerzas elementales del mundo. Pero ahora, a través de la fe en Cristo, han sido liberados y son hijos de Dios. Les anima a no volver a la observancia de la ley de Moisés, porque eso sería volver a la esclavitud. Finalmente, Pablo habla de su amor por los gálatas y su preocupación por ellos. Les insta a seguir la verdadera enseñanza del evangelio y a no dejarse engañar por quienes les quieren obligar a seguir las prácticas de la ley de Moisés. En resumen, el cuarto capítulo del libro de los Gálatas es una defensa de la justificación por la fe en Cristo y muestra la preocupación de Pablo por los cristianos de Galacia.

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Gal 4:1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
Gal 4:2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Gal 4:3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Gal 4:4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
Gal 4:5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Gal 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Gal 4:7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Gal 4:8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;
Gal 4:9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?
Gal 4:10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.
Gal 4:11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.
Gal 4:12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.
Gal 4:13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;
Gal 4:14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
Gal 4:15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.
Gal 4:16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?
Gal 4:17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.
Gal 4:18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
Gal 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Gal 4:20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.
Gal 4:21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?
Gal 4:22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.
Gal 4:23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.
Gal 4:24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.
Gal 4:25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
Gal 4:26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
Gal 4:27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.
Gal 4:28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
Gal 4:29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
Gal 4:30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
Gal 4:31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

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