Un viaje a través de la gracia: Descubre el mensaje transformador de Romanos en el Libro 3 del Nuevo Testamento
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El libro de Romanos es uno de los libros del Nuevo Testamento de la Biblia que fue escrito por el apóstol Pablo. Este libro es considerado uno de los libros más importantes del Nuevo Testamento, ya que contiene una discusión significativa sobre la justificación por la fe.
El tercer libro del libro de Romanos comienza con Pablo abogando por la justificación por la fe en lugar de por las obras. Él afirma que la ley no puede justificar a nadie, sino que solo puede mostrar el pecado. Es solo por la gracia y la fe que uno puede ser justificado ante Dios.
Pablo también habla sobre el papel de Cristo como mediador entre Dios y el hombre. Él afirma que, a través de la muerte y resurrección de Cristo, los seres humanos pueden ser reconciliados con Dios. La justificación por la fe también juega un papel importante en la salvación y la vida eterna.
Además, el libro de Romanos también aborda temas como el pecado, la muerte y la vida eterna. Pablo argumenta que todos los seres humanos han pecado y que solo a través de la fe en Cristo pueden ser salvados. También habla sobre la lucha entre la carne y el espíritu y la importancia de vivir una vida al servicio de Dios.
En resumen, el tercer libro del libro de Romanos es una reflexión profunda sobre la justificación por la fe y la importancia de la obra de Cristo en nuestra salvación. Pablo ofrece una discusión teológica detallada sobre estos temas, así como sobre el pecado, la muerte y la vida eterna. Su mensaje central es que solo a través de la fe en Cristo podemos ser justificados ante Dios y heredar la vida eterna.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Rom 3:1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?
Rom 3:1 Este versículo plantea la pregunta sobre qué ventaja tiene el pueblo judío, ya que los judíos en aquel entonces eran considerados el pueblo elegido de Dios y se distinguían por la práctica de la circuncisión. Sin embargo, el apóstol Pablo está cuestionando la relevancia de estas prácticas religiosas para la salvación de la persona. Él argumenta que la verdadera justificación ante Dios no depende de la religión o cualquier otra práctica externa, sino de la fe en Jesucristo. En otras palabras, lo que importa no es la pertenencia a una determinada religión o la práctica de determinadas tradiciones, sino la relación personal y sincera con Dios.
Rom 3:2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.
Rom 3:2 El versículo Rom 3:2 del Nuevo Testamento significa que los judíos tienen una gran responsabilidad al haber recibido la revelación divina de la palabra de Dios a través de sus profetas. Esta palabra de Dios incluye los mandamientos, las enseñanzas y las promesas de Dios para la humanidad. Los judíos fueron llamados a ser los custodios de esta palabra y se esperaba que la compartieran con el mundo. Por lo tanto, el versículo enfatiza la importancia de la responsabilidad y la confianza que les fue dada a los judíos por parte de Dios para compartir su palabra con los demás.
Rom 3:3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?
Rom 3:3 Este versículo se refiere a la pregunta de si la incredulidad de algunas personas anula la fidelidad de Dios. La respuesta es que no, la fidelidad de Dios sigue siendo válida y efectiva a pesar de la incredulidad de algunos. En otras palabras, la falta de fe de algunas personas no puede cambiar la naturaleza de Dios y su promesa de ser fiel a sus seguidores. Este versículo es parte de una discusión más amplia en la que Pablo explica que la justicia de Dios es demostrada a través de la fe en Jesucristo, independientemente de la incredulidad de algunos.
Rom 3:4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado.
Rom 3:4 Este versículo habla de la naturaleza de Dios como veraz y de la tendencia de los seres humanos a mentir. Aunque los hombres puedan mentir, Dios siempre dice la verdad. El versículo continúa citando un pasaje del Antiguo Testamento que dice que incluso cuando Dios es juzgado, Él será visto como justo y verdadero en sus palabras. Es una afirmación clara de la justicia de Dios y su fidelidad a sus promesas y compromisos.
Rom 3:5 Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)
Rom 3:5 Este versículo en Rom 3:5 habla sobre la idea de que nuestra injusticia como seres humanos hace resaltar la justicia de Dios. El autor plantea la pregunta: Si Dios castiga a los injustos, ¿sería injusto él mismo? Sin embargo, el autor agrega que está hablando como hombre, lo que sugiere una limitación en nuestra capacidad para comprender completamente la justicia divina. En resumen, el versículo hace reflexionar sobre la relación entre la injusticia de los seres humanos y la justicia de Dios, y el autor cuestiona los límites de nuestra comprensión de la divinidad.
Rom 3:6 En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?
Rom 3:6 Este versículo está haciendo referencia a la justicia de Dios y cómo Él no puede juzgar el mundo de manera injusta. En el contexto del pasaje, el apóstol Pablo está discutiendo el pecado y la necesidad del perdón y la justificación por la fe en Jesucristo. El versículo enfatiza que Dios no puede juzgar con prejuicios, sino que debe juzgar a todos de manera justa. Si Dios no juzgara justamente, entonces no sería un Dios justo. Este versículo es una afirmación de la justicia de Dios y de la necesidad de que todos sean juzgados justamente.
Rom 3:7 Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
Rom 3:7 Este versículo se encuentra en Romanos 3:7 y se refiere a una posible objeción que algunas personas podrían tener hacia la enseñanza de Pablo en cuanto a la justificación por la fe. Algunos podrían argumentar que, si nuestros pecados muestran la gracia de Dios y su perdón, entonces ¿por qué seríamos juzgados como pecadores? La respuesta de Pablo es que la mentira nunca puede justificar la verdad de Dios. Aunque los pecados humanos pueden mostrar la gracia y el perdón de Dios, eso no significa que sea aceptable mentir o engañar. La verdad debe siempre ser buscada y defendida. En resumen, Pablo está diciendo que aunque Dios puede usar nuestros pecados para mostrar su gracia y perdón, eso no significa que tengamos una licencia para pecar y engañar. Debemos buscar la verdad y vivir de forma justa y honesta.
Rom 3:8 ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?
Rom 3:8 Este versículo se refiere a la idea de que algunos podrían malinterpretar o tergiversar las enseñanzas de los cristianos al afirmar que ellos promueven hacer el mal con el fin de obtener un bien mayor. En realidad, esto va en contra de los valores cristianos de amor, verdad y justicia, que nos enseñan a hacer el bien y evitar el mal en todas las circunstancias. El apóstol Pablo rechaza enfáticamente esta falsa acusación y declara que aquellos que promueven el mal como medio para conseguir algún beneficio más tarde se merecerán la condena justa.
Rom 3:9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.
Rom 3:9 Este versículo está diciendo que tanto judíos como gentiles (no judíos) están bajo el pecado y, por lo tanto, nadie es mejor que el otro ante los ojos de Dios. El apóstol Pablo está haciendo hincapié en que la humanidad en su totalidad está sometida al pecado y que todos necesitan la redención que solo puede venir a través de la fe en Jesucristo. Este versículo es una parte importante de la enseñanza cristiana de la igualdad ante Dios y la necesidad de la salvación por la gracia.
Rom 3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
Rom 3:10 Este versículo es tomado del Antiguo Testamento, específicamente del Salmo 14:3 y del Salmo 53:3. En él, Pablo está afirmando que nadie es justo ante los ojos de Dios por sí mismo. Todos hemos pecado y caído en la desobediencia a Dios. Nadie es capaz de cumplir completamente la voluntad de Dios y, por lo tanto, todos necesitamos la gracia y la salvación de Dios a través de la fe en Cristo. Este versículo nos muestra la necesidad de tener una relación íntima con Dios y la importancia de depender totalmente de Él para poder resistir la tentación y vivir una vida justa.
Rom 3:11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.
Rom 3:11 Este versículo de la carta a los Romanos hace referencia a la condición humana en su relación con Dios. El apóstol Pablo está explicando que, antes de que Dios nos dé su gracia y salvación, nadie está buscando sinceramente a Dios ni puede comprender sus caminos. Esto se debe a que, como seres humanos, estamos corrompidos por el pecado y nuestra naturaleza nos lleva a alejarnos de Dios en lugar de acercarnos a Él. Solo por la intervención divina de la gracia, podemos empezar a buscar a Dios y entender su verdad.
Rom 3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Rom 3:12 Este versículo está hablando de la condición espiritual del ser humano. Todos, sin excepción, se han apartado del camino que Dios ha establecido para nosotros y hemos perdido nuestra utilidad para hacer lo que es correcto a los ojos de Dios. No importa cuánto nos esforcemos en hacer lo bueno, siempre fallaremos porque estamos en una condición de pecado. Este versículo muestra la necesidad de la gracia de Dios y de la fe en Jesucristo para la salvación. Solo a través de la fe en él podemos ser librados de nuestra condición de pecado y darnos la oportunidad de hacer lo que es bueno en los ojos de Dios.
Rom 3:13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
Rom 3:13 Este verso es una cita del Salmo 140:3, en el que se describe a los malvados que hablan con perversidad y hacen daño a los demás. El uso de la metáfora "sepulcro abierto" refleja que sus palabras son mortales y destructivas, como si fueran veneno de serpiente. También se puede entender que su boca está abierta como un sepulcro para tragar todo lo que se encuentre en su camino, sin importar el daño que puedan causar. En resumen, el versículo describe la peligrosidad de aquellos que usan su lengua para engañar y herir a los demás.
Rom 3:14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
Rom 3:14 En este versículo, el apóstol Pablo está citando un pasaje del Antiguo Testamento (Salmo 10:7) para ilustrar el pecado humano y la necesidad del perdón de Dios. La declaración "su boca está llena de maldición y de amargura" se refiere a la realidad del pecado en la vida de las personas. La maldición y la amargura son manifestaciones del pecado en el habla, y son una prueba del pecado que se origina en el corazón. El pecado es una realidad en la vida de todos, y el apóstol Pablo está diciendo que necesitamos el perdón y la gracia de Dios para ser transformados y liberados del pecado.
Rom 3:15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Rom 3:15 Este versículo es parte de un pasaje donde el apóstol Pablo describe la condición humana sin Dios y cómo todos hemos pecado y estamos en necesidad de la salvación en Cristo Jesús. El versículo 15 específicamente habla de cómo la humanidad es propensa a la violencia y la maldad, simbolizada por los pies que se apresuran para derramar sangre. Es una imagen muy gráfica de la falta de paz y justicia en el mundo sin Dios. Este versículo es una cita de Isaías 59:7, donde se habla de la misma realidad de la humanidad pecadora y violenta. En resumen, el versículo 15 nos recuerda la urgencia de depender de Dios y hacer Su voluntad para encontrar verdadera paz y justicia en el mundo.
Rom 3:16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
Rom 3:16 Romanos 3:16 es parte del discurso de Pablo en el cual está demostrando que, tanto judíos como gentiles, están bajo el pecado y necesitan ser justificados por la fe en Jesucristo. En este verso, Pablo está citando al Salmo 36:1 para describir la condición del hombre en su estado pecaminoso. El Salmo 36:1 dice: "La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos". Y en la versión de la Biblia en la cual se basa la traducción del Nuevo Testamento, se menciona: "Hay gente que es malvada, que desprecia a Dios; esa gente no tiene temor de Dios en su corazón". La frase "quebranto y desventura hay en sus caminos" se refiere a las consecuencias inevitables del pecado en la vida del hombre. La palabra "quebranto" significa destrucción o ruina, mientras que "desventura" se refiere a sufrimiento, dolor o desgracia. En otras palabras, la elección del hombre de desobedecer a Dios y seguir su propia voluntad lleva a resultados desastrosos y dolorosos. Por lo tanto, el verso nos enseña que aquellos que abandonan a Dios y siguen su propios deseos, se alejarán del camino correcto y experimentarán estas consecuencias negativas. En lugar de la felicidad y la paz que podrían haber tenido al confiar en Dios, tienen quebranto y desventura.
Rom 3:17 Y no conocieron camino de paz.
Rom 3:17 Este versículo es parte de un pasaje en el que el apóstol Pablo está hablando sobre la condición pecaminosa de la humanidad y la necesidad de la salvación a través de la fe en Jesucristo. En el contexto de este versículo, Pablo cita varios pasajes de las Escrituras del Antiguo Testamento para demostrar que todas las personas, tanto judías como no judías, son pecadoras y necesitan la salvación. El versículo en cuestión, que proviene del libro de Isaías 59:8, dice: "No conocen camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; han torcido sus veredas, y cualquiera que por ellas anda no conocerá paz". Lo que esto significa es que las personas han perdido la verdadera paz porque han abandonado el camino de Dios y han seguido su propio camino pecaminoso e impío. No hay justicia en sus caminos, lo que significa que no están viviendo de acuerdo con los estándares de Dios. Pero a través de la fe en Jesucristo, podemos encontrar el camino de la paz y la justicia. Él es el único camino hacia la salvación y la reconciliación con Dios. Este versículo es una advertencia para aquellos que viven sin Dios y sin la paz que solo Él puede ofrecer.
Rom 3:18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Rom 3:18 Este versículo de Romanos 3:18 se refiere a las personas que viven su vida sin tener temor o reverencia a Dios. En otras palabras, estas personas no le dan importancia a Dios ni a su voluntad. No buscan seguir sus mandamientos, ni se preocupan de honrarlo en sus acciones diarias. En lugar de temer a Dios y sentir respeto por Él, estas personas se convierten en sus propios dioses y hacen lo que les parece mejor para ellos mismos, sin considerar en absoluto lo que Dios pueda desear. En resumen, este versículo describe una persona que no se preocupa por honrar a Dios en su vida.
Rom 3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
Rom 3:19 Este versículo se refiere a la Ley de Dios que se encuentra en el Antiguo Testamento. La Ley es un código de comportamiento que Dios dio a su Pueblo para que lo siguiera. El Apóstol Pablo nos dice que la Ley se dio a las personas bajo la Ley, es decir, aquellos que estaban sujetos a cumplir la Ley; y que su objetivo era cerrar cada boca y condenar a toda la humanidad ante Dios. La Ley es una norma perfecta y justa, pero todos los seres humanos han pecado y han fallado en cumplir con ella. Por lo tanto, la Ley nos acusa y nos condena a todos, dejando nuestras bocas cerradas y sin excusa. Sin embargo, esta Ley no es una finalidad en sí misma, sino que nos lleva a darse cuenta de nuestra necesidad de un Salvador, Jesucristo. En resumen, este versículo nos recuerda que la Ley es una regla justa dada por Dios, pero que no podemos cumplirla por nuestra cuenta. La Ley nos señala nuestra necesidad de un Salvador y nos lleva a Cristo.
Rom 3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Rom 3:20 Este versículo nos habla de la imposibilidad de los seres humanos de obtener la justificación a través de nuestras obras y el cumplimiento de la ley. La ley es un conjunto de reglas y mandamientos que nos muestran lo que es correcto y lo que es incorrecto, pero al mismo tiempo, nos revelan nuestra propia naturaleza pecaminosa y nuestra incapacidad de cumplir plenamente con la ley de Dios. Entonces, lo que este versículo está diciendo es que la ley no puede salvarnos, sino que nos muestra la necesidad que tenemos de un salvador, que es Jesucristo, quien mediante su muerte en la cruz nos justifica delante de Dios.
Rom 3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
Rom 3:21 Este versículo significa que la justicia de Dios ahora se ha revelado sin la necesidad de seguir estrictamente la ley, lo que significa que no es necesario cumplir todas las leyes para obtener la justicia de Dios. Esta justicia de Dios ya había sido predicada y anunciada en el Antiguo Testamento por los profetas y la ley, pero ahora se ha manifestado plenamente en el Nuevo Testamento y en la obra de Cristo. En otras palabras, Dios ha sido justo en enviar a su Hijo para salvar al mundo y reconciliar al hombre con Él mismo.
Rom 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
Rom 3:22 Este verso de la Biblia se refiere a la justicia de Dios y cómo se obtiene. Nos dice que la justicia de Dios es accesible por medio de la fe en Jesucristo. Esto significa que, a través de nuestra creencia y confianza en Jesús como nuestro salvador, podemos ser considerados justos ante Dios. Además, el verso nos asegura que esta oportunidad de justicia no está limitada a un grupo selecto de personas. En otras palabras, no hay diferencia entre las personas en cuanto a su capacidad de recibir la justicia de Dios a través de la fe en Jesucristo. La fe en Cristo es abierta para todos, independientemente de su raza, género, edad, origen étnico, estatus social o cualquier otra diferencia que podamos tener. En resumen, Romanos 3:22 nos muestra que la justicia de Dios está disponible para todos a través de la fe en Jesucristo, y que no hay discriminación ni limitación en esta oferta.
Rom 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Rom 3:23 Este versículo significa que todas las personas han pecado en algún momento y que, como resultado, han perdido la oportunidad de experimentar la gloria de Dios. La "gloria de Dios" se refiere a la presencia y el poder de Dios, y cuando los humanos pecan, se alejan de eso y se vuelven "destituidos" (o separados) de él. El versículo sugiere que nadie es perfecto y que todos necesitamos de la gracia de Dios para encontrar nuestro camino en el mundo.
Rom 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
Rom 3:24 Este versículo nos dice que somos justificados o declarados justos delante de Dios de forma gratuita, sin haber hecho nada para merecerlo, gracias a la gracia de Dios, es decir, su amor y misericordia hacia nosotros. Esta justificación está basada en la redención que Jesucristo logró en la cruz al pagar el precio por nuestros pecados, liberándonos del castigo que merecíamos. En resumen, somos justificados (declarados justos) no por nuestras obras, sino por la obra de Cristo en la Cruz.
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Rom 3:25 Este versículo en el libro de Romanos, capítulo 3, versículo 25, habla sobre la obra que Jesús realizó como nuestro Salvador. La palabra 'propiciación' se refiere a la acción de hacer las paces. Dios puso a Jesús como propiciación por medio de la fe en su sangre, lo que significa que al creer en la muerte de Jesús en la cruz como el sacrificio por nuestros pecados, podemos tener paz con Dios. Además, este versículo habla sobre la justicia de Dios. A través de la paciencia de Dios, Él no castigó inmediatamente a la humanidad por sus pecados, sino que esperó pacientemente para que se arrepintieran y volvieran a Él. Jesús hizo posible la justicia de Dios porque Él pagó el precio por nuestros pecados con Su muerte en la cruz. En resumen, Rom 3:25 es un versículo clave que nos recuerda cómo Jesús nos reconcilió con Dios al pagar el precio por nuestros pecados y cómo Dios demostró su paciencia y justicia al esperar pacientemente nuestra respuesta a Su amor.
Rom 3:26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Rom 3:26 Este versículo se refiere a la justificación que viene a través de la fe en Jesucristo. En esencia, Dios se presenta como justo y justifica a aquellos que tienen fe en Jesús, lo que significa que él los ve como justos a través de la muerte y resurrección de Jesús. Esta es la forma en que Dios manifiesta su justicia en el mundo y ofrece a sus seguidores la oportunidad de ser justificados ante él. Es un recordatorio importante de que no somos justos por nuestros propios méritos, sino por la obra redentora de Jesucristo en la cruz.
Rom 3:27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Rom 3:27 Este versículo de la epístola de Pablo a los Romanos explica que la salvación no depende de las obras que una persona pueda hacer, sino de la fe en Jesucristo. En otras palabras, no hay nada de lo que uno pueda jactarse en términos de hacer buenas obras para ganar la salvación. En cambio, la salvación se obtiene a través de la fe en Cristo y su obra en la cruz. La ley de las obras (la creencia de que uno puede ganar la salvación a través de sus propias acciones justas) no tiene poder para salvar, sólo la ley de la fe es suficiente.
Rom 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Rom 3:28 Este versículo significa que la justificación del hombre ante Dios no depende de las obras de la ley (como seguir los rituales y requisitos que se establecían en la ley judía), sino por la fe en Jesucristo como Salvador. Es decir, no podemos ganar nuestra salvación por nuestras propias obras o esfuerzos humanos, sino que es un regalo dado por gracia y obtenido solo a través de la fe en Jesús. La ley de Dios nos muestra lo que es el pecado y la necesidad de un Salvador, pero la justificación solo se puede encontrar a través de la fe en Cristo.
Rom 3:29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.
Rom 3:29 Este verso en Romanos 3:29 está hablando de cómo la salvación y el amor de Dios no son exclusivos para los judíos, sino que también se extienden a los gentiles (personas de otras culturas y orígenes étnicos). El apóstol Pablo, quien escribió esta carta a los romanos, enfatiza que Dios es el Dios de todos, no solo de un grupo específico. Esto es importante porque en la cultura judía de la época, había una tendencia a pensar que solo los judíos eran el pueblo elegido de Dios y que las personas de otras culturas eran inferiores y no merecían el amor y la salvación de Dios. Este verso destaca la idea de que Dios es amoroso y compasivo hacia todas las personas, independientemente de su origen étnico o cultural.
Rom 3:30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.
Rom 3:30 Este versículo significa que no importa si una persona es judía o gentil, o si ha sido circuncidada o no, todos pueden ser justificados ante Dios a través de la fe en Jesucristo. No se necesita seguir la ley judía o cumplir con ciertas prácticas religiosas para obtener la salvación, sino que la fe en Jesús es suficiente para recibir el perdón de los pecados y la gracia de Dios. Además, este versículo reafirma la unidad de Dios y su deseo de que todos los seres humanos puedan recibir su bendición, independientemente de su origen o estatus.
Rom 3:31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.
Rom 3:31 Este versículo es parte de un pasaje en el que el apóstol Pablo está hablando acerca de la necesidad del hombre de ser justificado, o declarado justo ante Dios, a través de la fe en Jesucristo. En este contexto, el versículo en cuestión está diciendo que la fe no invalida la ley de Dios, sino que la confirma. La ley de Dios se refiere a los mandamientos y preceptos divinos que se encuentran en la Biblia, y que se espera que los creyentes sigan. Pero el problema es que nadie puede cumplir completamente la ley, por lo que todo el mundo es pecador y necesita ser justificado por medio de la fe en Jesucristo. La fe no anula la ley, sino que la confirma, ya que por medio de la fe en Cristo, se cumple la justicia exigida por la ley. En otras palabras, la fe es la forma en que Dios ha provisto para que podamos cumplir con la ley y ser justos ante Él. En resumen, el versículo está diciendo que aunque somos justificados por la fe, eso no significa que la ley de Dios sea innecesaria o que ya no debamos seguir sus preceptos. En cambio, la fe en Cristo nos capacita para obedecer la ley de manera adecuada y nos ayuda a vivir en una relación correcta con Dios.