Explorando la sabiduría y guía de 1 Timoteo 1 en el Nuevo Testamento


El libro de 1 Timoteo del Nuevo Testamento es una de las Epístolas Pastorales escritas por el apóstol Pablo. Este libro está dirigido a Timoteo, un joven líder cristiano que trabajaba con Pablo en la iglesia de Éfeso. En el primer capítulo del libro, Pablo comienza dando gracias a Dios por haberlo elegido para ser un apóstol y por haberle dado la fuerza y la sabiduría para cumplir con su misión. También le indica a Timoteo que permanezca en Éfeso para que pueda seguir enseñando y corrigiendo a los miembros de la iglesia. Pablo luego habla sobre la necesidad de mantenerse alejado de las enseñanzas falsas y asegura que el amor es la base de la verdadera fe. Él también presenta las cualidades que deben poseer los líderes en la iglesia, incluyendo la honestidad, la responsabilidad y la buena gestión de su hogar. En el resto del capítulo, Pablo habla sobre su propia experiencia como perseguidor de la iglesia y su transformación después de su encuentro con Jesús. Él también enfatiza la importancia de la fe y la perseverancia en la lucha contra el mal y la propagación del evangelio. En resumen, el primer capítulo del libro de 1 Timoteo del Nuevo Testamento es un llamado a mantenerse firmes en la fe y a ser líderes cristianos responsables y honrados en la iglesia. También es un testimonio del poder transformador de Jesús en la vida de Pablo y un llamado a perseverar en la lucha contra el mal.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

1Ti 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza,
1Ti 1:2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
1Ti 1:3 Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
1Ti 1:4 ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
1Ti 1:5 Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
1Ti 1:6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería,
1Ti 1:7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.
1Ti 1:8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;
1Ti 1:9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,
1Ti 1:10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,
1Ti 1:11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.
1Ti 1:12 Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
1Ti 1:13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
1Ti 1:14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
1Ti 1:15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
1Ti 1:16 Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
1Ti 1:17 Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1Ti 1:18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,
1Ti 1:19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos,
1Ti 1:20 de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.

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