Explorando la Sabiduría y la Unidad en 1 Corintios: Un Viaje a través del Nuevo Testamento


El primer libro de Corintios en el Nuevo Testamento de la Biblia consta de dieciséis capítulos y está escrito por el apóstol Pablo a la iglesia de Corinto en Grecia. El libro comienza con Pablo dirigiéndose a la iglesia y llamando a la unidad en el cuerpo de Cristo. Luego, habla sobre la sabiduría de Dios y cómo se manifiesta a través de la predicación de la cruz. En el capítulo 3, Pablo exhorta a los creyentes a edificar sus vidas sobre la base de Cristo, no en la sabiduría de este mundo. Luego, en el capítulo 5, habla sobre la inmoralidad sexual y cómo la iglesia debe lidiar con ella y con sus miembros que pecan. En el capítulo 6, Pablo aborda varios temas, incluyendo los juicios entre los creyentes, la santidad del cuerpo y la importancia de glorificar a Dios con nuestros cuerpos. En el capítulo 7, habla sobre el matrimonio y la soltería, y cómo cada uno puede servir mejor a Dios. En el capítulo 8, Pablo trata el tema de la libertad en Cristo y cómo debe ser equilibrada con la consideración por los demás en la iglesia. En el capítulo 11, aborda la importancia del orden en el culto y la importancia de la cena del Señor. En los capítulos 12 al 14, Pablo habla sobre los dones espirituales y cómo deben ser utilizados en la iglesia. En el capítulo 15, se enfoca en la resurrección de Cristo y cómo esta verdad es central para la fe cristiana. Finalmente, en el capítulo 16, hace un llamado a la generosidad y al servicio en el ministerio de la iglesia. En resumen, el libro de 1 Corintios es una exhortación a la unidad, la santidad y la sabiduría cristiana en la vida de la iglesia. A través de su enseñanza, Pablo aborda diversos temas prácticos y doctrinales, siempre buscando traer claridad y guía para los creyentes que buscan seguir a Cristo.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

1Co 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
1Co 11:2 Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué.
1Co 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
1Co 11:4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
1Co 11:5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
1Co 11:6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.
1Co 11:7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.
1Co 11:8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,
1Co 11:9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
1Co 11:10 Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
1Co 11:11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;
1Co 11:12 porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.
1Co 11:13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?
1Co 11:14 La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?
1Co 11:15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
1Co 11:16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
1Co 11:17 Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor.
1Co 11:18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.
1Co 11:19 Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.
1Co 11:20 Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor.
1Co 11:21 Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga.
1Co 11:22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
1Co 11:23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
1Co 11:24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
1Co 11:25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
1Co 11:26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
1Co 11:27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
1Co 11:28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
1Co 11:29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
1Co 11:30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
1Co 11:31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
1Co 11:32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
1Co 11:33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
1Co 11:34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

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