Vivir en la victoria: explorando la resurrección en 1 Corintios 15 del Nuevo Testamento


El libro del Nuevo Testamento de 1 Corintios, capítulo 15, es un pasaje de gran relevancia para los cristianos, ya que trata sobre la resurrección de los muertos y la esperanza que tienen los creyentes en ella. El capítulo comienza con una carta que el apóstol Pablo escribe a la iglesia de Corinto para recordarles la importancia de la fe en la resurrección y de cómo esta creencia está estrechamente relacionada con la fe en Jesucristo. Pablo les recuerda que Cristo fue crucificado, sepultado y resucitó al tercer día, tal como lo habían testimoniado los apóstoles y muchos otros discípulos. Posteriormente, el apóstol explica que la resurrección de los muertos es un evento inevitable, tanto para los creyentes como para aquellos que no lo son. Asegura que si Cristo no hubiera resucitado, entonces la fe de los cristianos sería en vano. Pablo destaca que la resurrección de los muertos es una obra de Dios y que el cuerpo resucitado será diferente al que tenían previamente. También explica que la resurrección es una experiencia universal y que todos tendrán que enfrentarla. Para finalizar, el apóstol exhorta a los cristianos a vivir una vida digna y cuidar su fe, ya que la resurrección es la esperanza que los mantiene perseverantes. Les recuerda que a pesar de las adversidades que enfrenten, en la resurrección tienen la promesa de una vida eterna en Cristo Jesús. En resumen, el capítulo 15 del libro de 1 Corintios es un pasaje de gran importancia para la fe cristiana, ya que nos recuerda la importancia de creer en la resurrección de los muertos y de cómo esta creencia nos da la esperanza de una vida eterna en Cristo.

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1Co 15:1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
1Co 15:2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
1Co 15:3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
1Co 15:4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
1Co 15:5 y que apareció a Cefas, y después a los doce.
1Co 15:6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.
1Co 15:7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;
1Co 15:8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.
1Co 15:9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
1Co 15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
1Co 15:11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
1Co 15:12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
1Co 15:13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
1Co 15:14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
1Co 15:15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
1Co 15:16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
1Co 15:17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
1Co 15:18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
1Co 15:19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.
1Co 15:20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
1Co 15:21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
1Co 15:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
1Co 15:23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
1Co 15:24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
1Co 15:25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
1Co 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
1Co 15:27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.
1Co 15:28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
1Co 15:29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
1Co 15:30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?
1Co 15:31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.
1Co 15:32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
1Co 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
1Co 15:34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
1Co 15:35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
1Co 15:36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.
1Co 15:37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano;
1Co 15:38 pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
1Co 15:39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.
1Co 15:40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.
1Co 15:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.
1Co 15:42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
1Co 15:43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
1Co 15:44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
1Co 15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
1Co 15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
1Co 15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
1Co 15:48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
1Co 15:49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
1Co 15:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
1Co 15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
1Co 15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
1Co 15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
1Co 15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
1Co 15:55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
1Co 15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
1Co 15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
1Co 15:58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

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