El legado de Pablo: Explorando las enseñanzas y consejos de 2 Timoteo en el Nuevo Testamento


El libro de 2 Timoteo es una carta escrita por el apóstol Pablo a su discípulo y colaborador Timoteo en la que le da instrucciones y anima a perseverar en la fe y en su ministerio. En el capítulo 4, Pablo hace una serie de exhortaciones finales a Timoteo y habla sobre su propia situación. Pablo comienza diciendo que está llegando al final de su carrera y que ha peleado la buena batalla, ha terminado su carrera y ha guardado la fe. Luego insta a Timoteo a predicar la palabra de Dios en todo momento, sin importar las circunstancias. También le recuerda que la palabra de Dios es inspirada por él y es útil para enseñar, reprender, corregir y entrenar en la justicia. Pablo luego advierte a Timoteo que habrá tiempos difíciles en los que la gente buscará enseñanzas falsas y se alejará de la verdad. Le insta a mantenerse firme en su fe y permanecer en la verdad, basándose en lo que ha aprendido de Pablo. Pablo menciona que él ha sido abandonado por algunos de sus colaboradores, pero también ha sido apoyado por otros. Le pide a Timoteo que traiga sus abrigos y pergaminos que dejó en Troas, y que tenga cuidado con Alejandro el orfebre, que lo ha perjudicado de muchas maneras. También menciona que el Señor lo ha ayudado en varias ocasiones y lo seguirá ayudando en el futuro. Finalmente, Pablo saluda a varias personas, incluyendo a Priscila y Aquila, y envía saludos a todos los que están con Timoteo. Termina su carta con una bendición y un deseo para que el Señor esté con Timoteo y con todos los hermanos en Cristo. En resumen, el capítulo 4 de 2 Timoteo es una exhortación final de Pablo a Timoteo y una reflexión final sobre su propia situación. Pablo le insta a perseverar en la fe y en su ministerio, advierte sobre las enseñanzas falsas y las personas que las propagan, y envía saludos a varios amigos y colaboradores.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

2Ti 4:1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
2Ti 4:2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
2Ti 4:3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
2Ti 4:4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
2Ti 4:5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
2Ti 4:6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
2Ti 4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2Ti 4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
2Ti 4:9 Procura venir pronto a verme,
2Ti 4:10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.
2Ti 4:11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.
2Ti 4:12 A Tíquico lo envié a Efeso.
2Ti 4:13 Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.
2Ti 4:14 Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.
2Ti 4:15 Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras.
2Ti 4:16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.
2Ti 4:17 Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.
2Ti 4:18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
2Ti 4:19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.
2Ti 4:20 Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo.
2Ti 4:21 Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
2Ti 4:22 El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén. "}