Explorando la profundidad del amor y la fortaleza de la fe en 2 Corintios del Libro 11


El libro del Nuevo Testamento de 2 Corintios es una epístola escrita por San Pablo a la Iglesia de Corinto, una comunidad cristiana que estaba experimentando dificultades y divisiones internas. En el capítulo 11, Pablo aborda a un grupo de falsos apóstoles que estaban predicando un evangelio diferente al suyo y que estaban ganando influencia dentro de la comunidad. Pablo advierte a la comunidad sobre estos falsos maestros, describiéndolos como "falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo" (2 Corintios 11:13). Pablo se refiere a estos falsos apóstoles como siervos de Satanás que engañan a los cristianos con su retórica engañosa y sus milagros falsos. Pablo también se defiende de las acusaciones de estos falsos apóstoles, que afirmaban que no era realmente un apóstol y que no tenía autoridad para enseñar y predicar el evangelio. Pablo les recuerda a los corintios que fue él quien les presentó el evangelio y que sus enseñanzas son verdaderas y auténticas. El capítulo 11 también nos ofrece una visión más profunda de cómo Pablo se sentía acerca de su vida como apóstol. Pablo describe los muchos sufrimientos y pruebas que ha enfrentado en su ministerio, incluyendo la prisión, los azotes, los naufragios y el peligro de ser asesinado. Sin embargo, Pablo se siente agradecido por estas pruebas ya que le han permitido experimentar la gracia y la ayuda de Dios en su vida. En resumen, el capítulo 11 de 2 Corintios es una advertencia contra los falsos maestros que tratan de engañar a los cristianos, y una defensa de la autoridad y la autenticidad de las enseñanzas de San Pablo. Además, nos da una idea del sufrimiento que Pablo experimentó en su ministerio y cómo se sintió fortalecido por la gracia y la ayuda de Dios.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

2Co 11:1 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme.
2Co 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
2Co 11:3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
2Co 11:4 Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;
2Co 11:5 y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles.
2Co 11:6 Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado.
2Co 11:7 ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde?
2Co 11:8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros.
2Co 11:9 Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.
2Co 11:10 Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya.
2Co 11:11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
2Co 11:12 Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros.
2Co 11:13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.
2Co 11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
2Co 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
2Co 11:16 Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.
2Co 11:17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.
2Co 11:18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré;
2Co 11:19 porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos.
2Co 11:20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas.
2Co 11:21 Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.
2Co 11:22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.
2Co 11:23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
2Co 11:24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
2Co 11:25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;
2Co 11:26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
2Co 11:27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
2Co 11:28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
2Co 11:29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?
2Co 11:30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.
2Co 11:31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
2Co 11:32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
2Co 11:33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.

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