El Evangelio de Juan: Revelando el Amor Divino a través de Sus Palabras
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El capítulo 8 del Evangelio de Juan comienza con la historia de una mujer sorprendida en adulterio, en la cual los fariseos y los escribas tratan de acusar a Jesús de no seguir la ley mosaica. En respuesta, Jesús les dice que aquellos sin pecado deberían arrojar la primera piedra, convirtiendo así el acusar a la mujer en una reflexión sobre la hipocresía y el perdón.
Luego de este episodio, Jesús les dice a los fariseos que él es la luz del mundo, pero ellos lo rechazan y lo acusan de dar testimonio de sí mismo. Jesús les responde que aunque él da testimonio de sí mismo, su testimonio es verdadero porque conoce de dónde viene y adónde va, mientras que ellos no conocen al Padre.
Continuando con la discusión, Jesús resume su enseñanza al decir que si creemos en él, no caminaremos en tinieblas, sino que tendremos la luz de la vida. En respuesta, los judíos lo acusan de ser un falso testigo y Jesús les recuerda que ellos no lo conocen a él ni a su Padre.
La discusión se intensifica y Jesús les dice claramente que sus padres espirituales son el diablo, que desea matar y mentir, mientras que los fariseos quieren matar a Jesús. Jesús les dice que si oyen su palabra, ellos serán liberados del pecado, pero ellos no lo creen y continúan acusándolo de blasfemia.
En conclusión, el capítulo 8 del Evangelio de Juan presenta a Jesús como la luz del mundo y como aquel que libera del pecado, pero también como aquel que enfrenta la adversidad de aquellos que no creen en él y continúan acusándolo. La historia de la mujer en adulterio es un ejemplo del perdón y la degradación de la ley mosaica mediante la hipocresía. En resumen, el capítulo 8 es una poderosa reflexión sobre la verdad y la identidad espiritual.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Joh 8:1 y Jesús se fue al monte de los Olivos.
Joh 8:1 Este versículo es una pequeña parte del relato de la historia de la mujer adúltera en Juan 8. En este capítulo, se describe cómo Jesús estaba en el templo enseñando a la gente, cuando un grupo de fariseos y escribas trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. Los fariseos intentaron atrapar a Jesús, pidiéndole que decidiera si la mujer debía ser apedreada como castigo por su pecado. En lugar de responder directamente, Jesús escribió en la tierra, y luego dijo a los fariseos: "El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:7). Los fariseos en silencio se marcharon uno por uno, y Jesús entonces habló con la mujer, diciendo que no la condenaría, pero que también no volviera al pecado. Después de esta historia, Juan 8:1 simplemente dice: "Pero Jesús se fue al monte de los Olivos". Este es solo un detalle menor de la historia, y se utiliza principalmente para mostrar que Jesús se alejó del lugar donde estaba la multitud y buscó un momento de soledad y paz. El monte de los Olivos era un lugar conocido por ser tranquilo y apartado, lo que permitió a Jesús reflexionar y orar después del incidente con la mujer.
Joh 8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
Joh 8:2 Este verso se refiere a una escena en la que Jesús regresa al templo al inicio del día, y una gran multitud acude a él para escuchar sus enseñanzas. A pesar de que no se proporciona más información sobre lo que Jesús les enseñó, se puede inferir que sus palabras debieron ser muy poderosas e inspiradoras dado el gran número de personas que lo rodeaban y lo escuchaban. Es importante destacar que la enseñanza de Jesús fue una parte fundamental de su ministerio, y el Nuevo Testamento está lleno de ejemplos de cómo ésta impactó a sus seguidores y cambió sus vidas.
Joh 8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
Joh 8:3 Este versículo se refiere a un evento en el que los escribas y los fariseos (líderes religiosos judíos) trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio ante Jesús. La intención de los líderes religiosos era poner a prueba a Jesús y ver si seguía la ley de Moisés, que establecía la pena de muerte para el adulterio. Sin embargo, Jesús respondió con las famosas palabras "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra" (Juan 8:7), lo que causó que los líderes religiosos se alejaran y no la condenaran. El versículo menciona específicamente que la mujer fue colocada en el medio, lo que sugiere que estaba siendo expuesta y humillada públicamente por su crimen.
Joh 8:4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
Joh 8:4 En este versículo, unos hombres llevan ante Jesús a una mujer que ha sido sorprendida en el acto de adulterio y la acusan delante de todos. La intención de los acusadores era poner a prueba a Jesús, para ver si Él cumpliría la ley de Moisés, que indicaba que los adúlteros debían ser lapidados. Este pasaje muestra la hipocresía de aquellos que acusaban a la mujer, ya que ellos también tenían faltas y pecados. En vez de condenar a la mujer, Jesús desafía a los acusadores a que aquellos que estén sin pecado le arrojen la primera piedra. Con esto, los acusadores se fueron uno a uno, dejando a la mujer libre de condena. Este evento muestra la misericordia y el amor de Jesucristo hacia aquellos que han pecado y la importancia del perdón y la compasión hacia los demás.
Joh 8:5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
Joh 8:5 Este versículo se encuentra en el contexto de un episodio en el que los escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio ante Jesús para que la juzgara. Según la ley mosaica del Antiguo Testamento, una mujer sorprendida en adulterio debía ser apedreada hasta la muerte (Levítico 20:10). Por lo tanto, los escribas y fariseos intentaban atrapar a Jesús en una trampa, ya que si él decía que la mujer debería ser apedreada, iría contra la ley romana, que solo permitía las ejecuciones realizadas por las autoridades romanas. Sin embargo, en lugar de responder directamente a la pregunta, Jesús escribió en el suelo con su dedo y dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:7). Esta respuesta llevó a los acusadores a retirarse uno tras otro, ya que reconocieron que ellos también eran pecadores. Jesús entonces se dirigió a la mujer y le dijo que no la condenaría, sino que debía irse y no pecar más (Juan 8:11). En resumen, este versículo en sí mismo muestra cómo la ley de Moisés requería que se apedreara a las mujeres sorprendidas en adulterio, pero Jesús no siguió la ley literalmente y en su lugar mostró compasión y perdón.
Joh 8:6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
Joh 8:6 Este versículo se refiere a un momento en que los fariseos y los escribas trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y la pusieron delante de Jesús para ver qué hacer con ella. Los fariseos estaban tratando de tenderle una trampa a Jesús, porque según la ley judía de la época, la mujer debería ser apedreada hasta la muerte por su pecado. Si Jesús decía que la mujer debería ser apedreada, iría en contra de su enseñanza del amor y la misericordia, pero si decía que la mujer no debería ser apedreada, iría en contra de la ley judía. Mientras los fariseos lo estaban presionando, Jesús se inclinó y comenzó a escribir en el suelo con su dedo. La Biblia no dice exactamente qué escribía, pero muchas teorías y especulaciones han surgido sobre ello. Algunos dicen que podría haber estado escribiendo los pecados de los fariseos que estaban allí, mientras que otros sugieren que podría haber estado dibujando símbolos o simplemente restableciéndose. Al final, Jesús respondió a los fariseos con las famosas palabras: "El que esté sin pecado entre vosotros, que tire la primera piedra." Con estas palabras, Jesús sugirió que la persona que estuviera libre de pecado tendría el derecho de juzgar a la mujer por su pecado. Al oír esto, los fariseos se retiraron silenciosamente, y Jesús, habiendo demostrado que la misericordia debe prevalecer sobre el castigo, perdonó a la mujer y la animó a no pecar más.
Joh 8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Joh 8:7 Este versículo se encuentra en el contexto de un evento en el que los escribas y fariseos trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio frente a Jesús. Intentaron ponerlo en una situación difícil al preguntarle si debían apedrearla, como lo exigía la ley de Moisés. Pero Jesús les respondió con esta frase, diciéndoles que el que de ellos estuviera sin pecado era libre de arrojar la primera piedra. Esta respuesta tomó a los acusadores por sorpresa, y recordó a todos que nadie es perfecto y que no debemos juzgar a los demás sin mirar primero nuestras propias faltas. Esta enseñanza también muestra el amor y la misericordia de Dios hacia los pecadores y los que han cometido errores, aunque en este caso no está claro qué sucedió con la mujer después de que los fariseos se retiraron.
Joh 8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Joh 8:8 Este versículo se encuentra en el pasaje de la mujer adúltera, en el cual los escribas y fariseos llevaron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio ante Jesús para ponerlo a prueba. Después de que Jesús dijo a aquellos sin pecado que arrojaran la primera piedra, todos se marcharon y solo quedó la mujer. El versículo en cuestión describe cómo después de que Jesús les dijo a aquellos sin pecado que arrojaran la primera piedra, él se inclinó y comenzó a escribir en el suelo con el dedo. No sabemos lo que escribió exactamente, ya que la Biblia no lo especifica. Luego, Jesús se enderezó y habló a la mujer adúltera. Este gesto de escribir en el suelo ha sido objeto de mucha especulación y discusión entre los estudiosos bíblicos y teólogos. Algunos creen que fue un gesto de calma, una forma de pedirle a Dios sabiduría y dirección para abordar la situación. Otros creen que pudo haber sido una forma de mostrar el pecado de los escribas y fariseos, que estaban más preocupados por atrapar a alguien en falta que por hacer justicia de manera justa y misericordiosa. En resumen, el gesto de escribir en el suelo nos muestra el dominio que Jesús tenía sobre la situación y su sabiduría y amor hacia la mujer adúltera.
Joh 8:9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Joh 8:9 Este versículo se refiere a una historia en la que algunos líderes religiosos llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio ante Jesús, tratando de atraparlo. La ley judía de la época estipulaba que tal delito merecía la lapidación. Pero en lugar de responder, Jesús comenzó a escribir en el suelo. Los líderes religiosos le preguntaron repetidamente qué debían hacer con la mujer, hasta que finalmente Jesús se levantó y les dijo "El que de entre vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojarle una piedra". Al oír esto, los hombres se sintieron acusados por sus propias conciencias y se fueron uno por uno, dejando a Jesús y la mujer sola. Esto ilustra la idea de que nadie es perfecto y todos somos capaces de cometer errores y pecados, y cómo la conciencia puede llevar a la reflexión y al arrepentimiento. También destaca la compasión y la misericordia de Jesús hacia aquellos que han cometido errores.
Joh 8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Joh 8:10 Este versículo se encuentra en el pasaje donde los escribas y fariseos trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y querían que Jesús la juzgara según la ley de Moisés, que exigía que la mujer fuera apedreada hasta la muerte. Jesús se agachó y empezó a escribir en el suelo, mientras le preguntaban una y otra vez qué debían hacer. Finalmente, Jesús se levantó y les dijo que el que estuviera libre de pecado fuera el primero en arrojar la piedra. Los acusadores se fueron uno por uno, dejando a Jesús y a la mujer a solas. Jesús le preguntó a la mujer si alguno de sus acusadores la había condenado, a lo que ella respondió que no. Entonces Jesús le dijo que él no la condenaba tampoco y le dijo que se fuera y no pecara más. Este pasaje es una ilustración de la gracia y la misericordia de Dios, que no busca condenar sino redimir y restaurar a las personas.
Joh 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Joh 8:11 Este versículo de Juan 8:11 es parte de una historia en el Nuevo Testamento en la que Jesús se encuentra con una mujer que ha sido sorprendida en adulterio. Los líderes religiosos de la época querían apedrear a la mujer según la ley, pero Jesús desafió su autoridad al decir: "El que esté sin pecado entre vosotros, sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 8:7). Después de que todos los acusadores se retiraron, Jesús le preguntó a la mujer si alguien la había condenado, a lo que ella respondió "Ninguno, Señor". Entonces, Jesús le dijo que no la condenaba y le pidió que siguiera su camino sin volver a pecar. Este versículo refleja la misericordia y compasión de Jesús hacia aquellos que han pecado. En lugar de condenar a la mujer, la perdona y le da una segunda oportunidad para cambiar su vida. La enseñanza en este pasaje es que, aunque el pecado tiene consecuencias, Dios es amoroso y compasivo y siempre está dispuesto a perdonar si nos arrepentimos sinceramente y tratamos de cambiar nuestro comportamiento.
Joh 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Joh 8:12 Este versículo es una metáfora que Jesús utiliza para describir su papel en la vida de las personas. Él se compara con la luz del mundo que ilumina y guía el camino para aquellos que lo siguen. Al seguir a Jesús, uno encuentra la verdad y la justicia, y no camina en la oscuridad del pecado y la ignorancia. El que sigue a Jesús es guiado por la luz de la vida que emana de él y que le lleva a la salvación eterna. En resumen, este versículo habla de la necesidad de seguir a Jesús y de su capacidad para iluminar y guiar la vida de las personas.
Joh 8:13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Joh 8:13 En este versículo del Evangelio de Juan, los fariseos están cuestionando la veracidad de las afirmaciones de Jesús sobre su relación con Dios y su misión divina. Ellos argumentan que el testimonio de Jesús sobre sí mismo no es confiable porque no hay otras pruebas o testigos que lo respalden. Los fariseos estaban tratando de desacreditar a Jesús y su enseñanza, pero Jesús seguirá afirmando su verdadero testimonio.
Joh 8:14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.
Joh 8:14 En este versículo, Jesús está respondiendo a los fariseos que le cuestionaban sobre su identidad y autoridad. Él les dice que aunque da testimonio acerca de sí mismo, su testimonio es verdadero porque sabe su origen y su destino, es decir, sabe quién es y hacia dónde va. Por otro lado, les hace notar que ellos no saben de dónde viene ni a dónde va, lo que indica que no conocen la verdad sobre él y su misión. En resumen, Jesús afirma su autoridad mediante su propia palabra y conocimiento de sí mismo, mientras que los fariseos carecen de ese conocimiento y, por tanto, su cuestionamiento carece de validez.
Joh 8:15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
Joh 8:15 Este versículo se encuentra en el Evangelio de Juan y Jesús lo dijo en medio de una discusión con los fariseos acerca de su autoridad en el juicio sobre una mujer adúltera. Al decir "vosotros juzgáis según la carne", Jesús se refiere a que los fariseos están juzgando a la mujer basados en su propia perspectiva humana y terrenal, en lugar de buscar la verdad y la justicia. Luego Jesús dice que Él no juzga a nadie porque Él es el Hijo de Dios y vino al mundo para salvar a las personas, no para condenarlas. En otras palabras, Jesús muestra que no está interesado en condenar a nadie, sino en ofrecer la salvación y el amor de Dios a todos. Este versículo es un recordatorio para nosotros de que no debemos juzgar a los demás según nuestros propios estándares, sino que debemos seguir el ejemplo de Jesús buscando la verdad y el amor en todas las situaciones.
Joh 8:16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.
Joh 8:16 Este versículo es parte de un sermón de Jesús en el que defiende su autoridad y su capacidad para juzgar a las personas. Él dice que su juicio es verdadero porque no está actuando solo, sino que ha sido enviado por Dios Padre para hacer su voluntad. En otras palabras, Jesús es un agente de Dios y sus acciones y decisiones son guiadas por la voluntad divina. Por lo tanto, su juicio no es basado en sus propias opiniones o deseos, sino en la voluntad de Dios.
Joh 8:17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Joh 8:17 Este versículo de Juan 8:17 se refiere a la importancia del testimonio de dos personas para confirmar la verdad en la ley judía. Según la ley del Antiguo Testamento, se requería que al menos dos testigos dieran testimonio en un juicio para que se pudiera considerar verdadero. Jesús menciona esto para destacar que Él no estaba dando testimonio por sí mismo, sino que tenía otro testigo que confirmaba su mensaje y su identidad como el Hijo de Dios. En este caso, el otro testigo era el Padre celestial. Por lo tanto, la verdad de lo que Jesús estaba diciendo era confirmada por el testimonio de dos hombres, él mismo y Dios Padre. Esto sirve como un recordatorio para nosotros de la importancia de buscar la verdad y confirmarla a través de múltiples fuentes confiables.
Joh 8:18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
Joh 8:18 Este versículo hace referencia a cómo Jesús se presenta a sí mismo como testigo y cómo el Padre lo confirma como tal. En otras palabras, Jesús está diciendo que él tiene autoridad para hablar sobre sí mismo y sus enseñanzas, y que esto es respaldado tanto por su propio testimonio como por el del Padre celestial que lo envió. Es una afirmación importante de su posición como Hijo de Dios y su papel en la obra redentora que vino a cumplir en la tierra.
Joh 8:19 Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.
Joh 8:19 Este versículo de Juan 8:19 se encuentra en el contexto del debate entre Jesús y los fariseos sobre su identidad y su relación con Dios. En este caso, los fariseos le preguntan a Jesús acerca de su Padre, y Jesús responde que si ellos lo conocieran a él, también conocerían a su Padre. En esencia, Jesús está diciendo que conocerlo a él es la clave para conocer a Dios, porque él y Dios son uno. Jesús está afirmando su divinidad y su estrecha asociación con Dios, y está desafiando a los fariseos a abrir sus corazones y mentes para entender quién es él realmente. En resumen, este versículo es una declaración poderosa de la verdadera identidad de Jesús y su relación con Dios, y es un recordatorio para todos nosotros de la importancia de conocer a Jesús para conocer a Dios.
Joh 8:20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Joh 8:20 Este versículo se refiere a un momento en que Jesús estaba enseñando en el Templo durante una de las fiestas judías. Él habló acerca de su identidad y relación con Dios, pero a pesar de que muchos lo escucharon, nadie lo arrestó o intentó dañarlo en ese momento. La segunda parte del versículo significa que la hora de la muerte de Jesús aún no había llegado, lo que indica que su destino era ser entregado a las autoridades y crucificado más tarde en su ministerio.
Joh 8:21 Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.
Joh 8:21 Este versículo de Juan 8:21 es parte del discurso que Jesús pronunció en la fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén. Él estaba hablando con los fariseos y les estaba diciendo que no podían entender sus enseñanzas divinas porque estaban atrapados en sus propios pecados y estaban demasiado llenos de orgullo para recibir la verdad de su mensaje. Jesús les advirtió que Él estaba a punto de irse, y que cuando lo hiciera, ellos lo buscarían pero no podrían encontrarlo porque Él se habría ido a un lugar donde ellos no podrían seguirlo. Él también les advirtió que si no se arrepentían de sus pecados antes de morir, entonces morirían eternamente perdidos. Este versículo es una advertencia grave para aquellos que se niegan a ver y aceptar la verdad de que Jesús es el único camino hacia la vida eterna. Jesús se ofreció a sí mismo como el sacrificio perfecto para nuestros pecados, pero solo podemos recibir su perdón si nos arrepentimos de nuestros pecados y confiamos en Él como nuestro Salvador y Señor. Si no hacemos eso, entonces moriremos en nuestros pecados y seremos eternamente separados de Dios y de todo lo bueno.
Joh 8:22 Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
Joh 8:22 Este versículo es parte del diálogo que Jesús tiene con los fariseos en el templo de Jerusalén, donde ellos lo cuestionan sobre su identidad y autoridad. En este pasaje, Jesús les dice que él viene de Dios y que va a regresar a Él, pero que ellos no pueden ir allí porque no lo conocen. Los judíos no entienden lo que Jesús quiere decir y lo acusan de querer suicidarse al decir que se matará a sí mismo. En realidad, Jesús está hablando de su destino como enviado de Dios, que consiste en morir en la cruz y luego regresar al Padre. Ellos no pueden seguirlo porque no creen en él ni aceptan su mensaje divino. En resumen, este versículo refleja la incredulidad de los fariseos hacia Jesús y su enseñanza, y la insistencia de Jesús en que él viene del Padre y regresará a Él.
Joh 8:23 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Joh 8:23 Este verso es parte de un diálogo entre Jesús y algunos de los líderes religiosos judíos en el Templo de Jerusalén. Jesús les estaba enseñando acerca de la verdad y la libertad, declarando que Él es la luz del mundo y el camino hacia el Padre. En este versículo particular, Jesús está señalando que los líderes religiosos, y por extensión todas las personas que rechazan su mensaje de salvación, están enfocados en los asuntos terrenales y materiales y no están en sintonía con las cosas divinas. Él está diciendo que proviene de un lugar "de arriba", del reino celestial, y que su perspectiva y propósito son diferentes de los de aquellos que se enfocan en este mundo temporal. Jesús está indicando que su origen, su naturaleza y su misión son divinos y espirituales, mientras que los líderes religiosos y todas las personas que no aceptan su mensaje son limitadas y están enfocadas en lo terrenal.
Joh 8:24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Joh 8:24 Este versículo es una advertencia de Jesús a aquellos que no creen en Él. Él está diciendo que si no creen en Él como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo, entonces morirán en sus pecados. Es decir, su estado de pecado y separación de Dios no será perdonado y condenarán sus almas a la eterna muerte espiritual. Creer en Jesús y Su obra en la cruz es la única forma de ser perdonado y tener la vida eterna.
Joh 8:25 Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho.
Joh 8:25 En este pasaje de Juan 8:25, los líderes religiosos le preguntan a Jesús quién es él. Jesús responde que él es quien ha estado hablando con ellos desde el principio, refiriéndose a sus enseñanzas y milagros que han sido testigos de su identidad divina. Jesús estaba tratando de hacerles entender que él era el Mesías prometido en las Escrituras y que había venido a cumplir con la voluntad del Padre en la tierra. Este verso muestra la profunda sabiduría de Jesús y su habilidad para hablar con sabiduría y claridad.
Joh 8:26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.
Joh 8:26 Este versículo es una declaración de Jesús mientras hablaba con los fariseos en el templo. Él les estaba diciendo que tenía muchas cosas que decirles y juzgar sobre sus acciones e intenciones, pero también estaba enfatizando que el que lo envió -Dios- es verdadero. En otras palabras, Jesús estaba diciendo que todo lo que él estaba hablando y enseñando venía directamente de Dios y que su propósito era compartir esa verdad con el mundo. También puede interpretarse como una afirmación de la veracidad y autenticidad del mensaje que Jesús predicaba, ya que venía directamente de Dios.
Joh 8:27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
Joh 8:27 Este versículo se encuentra en Juan 8:27 y se refiere a Jesús hablando con los fariseos y los escribas sobre su relación con el Padre Celestial. A pesar de que Jesús intentó explicarles su relación íntima con Dios, los fariseos y los escribas no pudieron entender lo que estaba diciendo. Jesús les estaba hablando sobre su papel como el Hijo de Dios, sus enseñanzas y su misión en la Tierra, todo lo cual estaba en estrecha relación con su Padre Celestial. Sin embargo, estas personas no podían aceptar esta verdad debido a su falta de comprensión y a sus mentes cerradas. En resumen, este versículo muestra cómo algunas personas pueden ser limitadas en su capacidad para comprender y aceptar la verdad, incluso cuando les es presentada de manera clara y directa.
Joh 8:28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.
Joh 8:28 En este verso, Jesús está hablando con los judíos que lo estaban cuestionando sobre quién era él y de dónde venía. Cuando Jesús les dice "Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre", se refiere a su muerte y resurrección. Jesús está diciendo que cuando él muera y resucite, entonces ellos entenderán realmente quién es él. Luego, Jesús habla sobre su relación con Dios el Padre y la manera en que actúa y habla. Él afirma que no actúa por su cuenta, sino que todo lo que hace es en obediencia al Padre y según lo que el Padre le enseña. De esta manera, Jesús está afirmando su unidad y relación con Dios y su deseo de seguir siempre la voluntad de Dios.
Joh 8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Joh 8:29 Este versículo habla de la relación entre Jesús y Dios el Padre. Jesús declara que el Padre que lo envió está siempre con él, y que no lo deja solo. Además, dice que siempre hace lo que agrada al Padre. Esto muestra la completa sumisión de Jesús a la voluntad de Dios y su dependencia constante del Padre en todo lo que hace. También nos recuerda la importancia de buscar y seguir la voluntad de Dios en nuestra propia vida como cristianos.
Joh 8:30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
Joh 8:30 Este versículo describe que mientras Jesús estaba hablando, muchos de los que lo escuchaban comenzaron a creer en Él. Jesús compartió verdades y enseñanzas que tocaron los corazones de las personas y les mostraron la verdad de quién era Él. Muchas personas experimentaron un cambio en su fe y comenzaron a creer en Jesús como el Hijo de Dios. Este versículo muestra cómo la vida de Jesús impactó profundamente a muchas personas que escucharon sus palabras.
Joh 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Joh 8:31 Este versículo de Juan 8:31 se encuentra en el contexto de una discusión entre Jesús y algunos judíos que habían creído en él. Jesús les estaba hablando acerca de la libertad que se encuentra en sus palabras, y les exhortaba a mantenerse fieles a sus enseñanzas. En este versículo en particular, Jesús está diciendo a los creyentes que si permanecen en sus palabras, serán verdaderamente sus discípulos. Su enseñanza no se trata solo de creer de manera superficial, sino de adherirse y obedecer verdaderamente a sus enseñanzas. La importancia de permanecer en sus palabras se enfatiza en todo el Nuevo Testamento. Es la forma en que los creyentes pueden conocer a Jesús mejor y comprender su voluntad para sus vidas. Al permanecer en sus palabras, estamos permitiendo que el Espíritu Santo transforme nuestras mentes y nos guíe en nuestro caminar cristiano.
Joh 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Joh 8:32 Este versículo es parte de un diálogo que Jesús tuvo con los judíos que habían creído en él. Él les dijo que si ellos seguían sus enseñanzas, conocerían la verdad y esa verdad los liberaría. La "verdad" de la que habla Jesús es su propia enseñanza, que proclama la existencia de un Dios amoroso y perdón y que llama a las personas a vivir en justicia y amor. La "libertad" a la que se refiere es la libertad del pecado, la esclavitud y la muerte, así como también la libertad de seguir la voluntad de Dios. Por lo tanto, el versículo Joh 8:32 nos enseña que si buscamos y seguimos la verdad de Jesús, no sólo nos liberará de la culpa y el pecado, sino que también nos dará la libertad para vivir una vida plena y significativa, en la que amamos y servimos a Dios y a los demás.
Joh 8:33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?
Joh 8:33 En este versículo, Jesús está hablando con los judíos y les está hablando de la verdad que él enseña. Él les dice que si ellos siguen sus enseñanzas, serán verdaderamente libres. Los judíos responden que son descendientes de Abraham, lo que significa que nunca han sido esclavos. Sin embargo, Jesús les está hablando sobre otra forma de esclavitud, que no está relacionada con la opresión física, sino con la esclavitud del pecado. Él les está enseñando que, a menos que dejen de pecar y sigan sus enseñanzas, no serán verdaderamente libres. Es un ejemplo de cómo la gente puede estar atrapada en la idea de que son libres cuando en realidad están esclavizados en cuestiones como el pecado, la vanidad, el egoísmo, etc.
Joh 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Joh 8:34 En este versículo, Jesús les está hablando a algunas personas que dijeron que eran libres. Él les está diciendo que si alguien comete un pecado, se convierte en un esclavo del pecado. Esto significa que el pecado se convierte en un hábito o una práctica que controla su vida. Jesús está enseñando que para ser verdaderamente libres, necesitamos liberarnos de la esclavitud del pecado y seguir a Él.
Joh 8:35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.
Joh 8:35 Este versículo es una metáfora en la que Jesús habla de la diferencia entre un esclavo y un hijo en una familia. En el contexto del pasaje, Jesús está hablando con los judíos y explicando que aquellos que siguen su enseñanza son como sus hijos. El esclavo, en cambio, no es un miembro de la familia y no tiene un lugar permanente en ella. Por lo tanto, Jesús les está diciendo que aquellos que lo siguen son como hijos de Dios y tienen un lugar permanente en su casa, mientras que aquellos que rechazan su enseñanza son como esclavos y no tienen lugar permanente en la casa de Dios. En resumen, el versículo significa que aquellos que creen y siguen a Jesús tienen una herencia eterna en la casa de Dios, mientras que aquellos que no creen no tienen esta herencia.
Joh 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Joh 8:36 Este versículo se refiere a Jesús, quien hablando a sus seguidores, les dice que si él los libera del pecado y la opresión espiritual, entonces ellos serán verdaderamente libres. La libertad que se menciona aquí es mucho más profunda y significativa que la libertad política o física. Significa que a través de la creencia en Jesús y su sacrificio en la cruz, uno puede ser liberado de las cargas del pecado y la muerte espiritual y tener acceso a la vida eterna. Esto es una promesa de libertad espiritual que sólo puede ser obtenida a través de la fe en Jesús.
Joh 8:37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
Joh 8:37 Este versículo se encuentra en el capítulo 8 del Evangelio de Juan, en el cual Jesús está teniendo una discusión con los líderes religiosos del momento. En este versículo, Jesús les está diciendo que ellos, como descendientes de Abraham, deberían estar escuchando lo que él les está enseñando y aceptando sus palabras. Sin embargo, en lugar de eso, están buscando matarlo porque no quieren aceptar sus enseñanzas. Jesús está hablando de la falta de fe y de la resistencia a su mensaje por parte de aquellos que deberían ser sus seguidores.
Joh 8:38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
Joh 8:38 En este versículo, Jesús está hablando con los fariseos y les está diciendo que lo que él habla viene directamente de Dios, su Padre celestial, y que él lo ha visto y experimentado personalmente. Pero a diferencia de él, ellos están actuando en base a lo que han escuchado de su padre terrenal. En este contexto, Jesús se está refiriendo a la falta de conexión de los fariseos con Dios y su incapacidad para entender y aceptar la verdad que Jesús estaba hablando.
Joh 8:39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
Joh 8:39 En este versículo, Jesús está hablando con algunos de los líderes del pueblo judío que lo estaban desafiando. Ellos decían que su linaje y su padre espiritual era Abraham, pero Jesús les dice que si realmente fueran hijos de Abraham, deberían estar actuando como él lo hizo. Esto significa que Abraham fue conocido por su fe, su obediencia y su justicia, y si sus descendientes realmente fueran sus hijos espirituales, entonces deberían estar siguiendo su ejemplo. Pero en lugar de eso, los líderes judíos estaban rechazando a Jesús, quien era el Mesías prometido que había sido anunciado anteriormente a Abraham. En resumen, Jesús estaba señalando la hipocresía de los líderes religiosos en su pretensión de ser descendientes de Abraham mientras ignoraban su verdadero ejemplo espiritual.
Joh 8:40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.
Joh 8:40 Este versículo es parte del discurso de Jesús en el templo de Jerusalén donde discute con los fariseos y escribas acerca de su identidad y autoridad. En este versículo, Jesús les acusa de intentar matarlo a pesar de haberles hablado la verdad, la cual él ha oído de Dios. Jesús contrasta su enseñanza con la de Abraham, quien confió en Dios y no trató de matar a nadie. Es una afirmación de la autoridad divina de Jesús y su papel como el portador de la verdad y la salvación divina.
Joh 8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
Joh 8:41 Este versículo es parte de un intercambio entre Jesús y los líderes religiosos judíos de su tiempo. Jesús les dice que ellos no son hijos de Abraham, como ellos afirmaban, sino que en realidad estaban haciendo las obras de su padre. Los líderes religiosos respondieron diciendo que ellos eran descendientes legítimos de Abraham y que su único padre era Dios. La respuesta de los líderes religiosos puede ser interpretada de dos maneras posibles. En primer lugar, ellos podrían estar sugiriendo que Jesús insinuaba que eran hijos ilegítimos, nacidos de fornicación, lo que podrían haber considerado un insulto. En segundo lugar, podrían estar enfatizando que como hijos de Dios, su comportamiento estaba siendo guiado por su verdadero padre, Dios, y no por cualquier influencia maligna, como podrían haber insinuado las palabras de Jesús. En cualquier caso, la discusión deja claro que Jesús estaba sugiriendo que ellos no estaban actuando correctamente y que su paternidad espiritual estaba en cuestión.
Joh 8:42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
Joh 8:42 En este versículo, Jesús está hablando con los líderes religiosos de su tiempo y les está diciendo que si verdaderamente creyeran en Dios y lo amaran, también lo amarían a él porque él viene de Dios y fue enviado por Él. Jesús está intentando explicarles su conexión divina y su relación con Dios, pero los líderes religiosos no estaban aceptando o entendiendo sus palabras. Es como si Jesús estuviera diciendo que si realmente creían en Dios, deberían abrir sus corazones y mentes para aceptar a Jesús como su salvador, ya que Él viene de la misma fuente divina.
Joh 8:43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
Joh 8:43 En este versículo del Evangelio de Juan, Jesús se dirige a un grupo de judíos que le están cuestionando y se pregunta por qué no pueden entender su manera de hablar y escuchar su mensaje. Jesús les está indicando que su falta de comprensión y resistencia a su palabra es debido a su incredulidad y falta de fe. Él está invitándolos a que abran sus corazones y mente, para poder recibir y entender su enseñanza espiritual y transformadora. En resumen, Jesús les está diciendo que aquellos que no tienen disposición para recibir su mensaje, no lo entenderán.
Joh 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Joh 8:44 Este versículo es un pasaje de un sermón de Jesús en el que está discutiendo con los fariseos y escribas judíos. Él está reprochando su falta de fe y su hipocresía en la aplicación de la ley de Moisés. En este versículo específico, Jesús está hablando sobre cómo sus oponentes están actuando en contra de la verdad debido a su paternidad espiritual. Jesús les dice que su verdadero padre es el diablo, ya que están actuando de acuerdo con los deseos de Satanás en lugar de la voluntad de Dios. Los fariseos y los escribas están ofreciendo resistencia a la verdad y matando a los profetas, por lo tanto, son homicidas. Jesús está haciendo una distinción clara entre aquellos que siguen la voluntad de Dios y aquellos que siguen las inclinaciones pecaminosas del mundo. Él está llamando a sus oyentes a reconocer que están siendo engañados por el padre de mentiras, Satanás, y a cambiar su forma de vida. El problema que Jesús ve en ellos es que están tan atrapados en su propia arrogancia y en su amor por el pecado que no pueden ver la verdad. Por lo tanto, Él quiere darles una luz para que puedan ver y cambiar su forma de vida, y de esta manera, aceptar y seguir la voluntad de Dios en sus vidas.
Joh 8:45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
Joh 8:45 Este versículo es parte de un diálogo entre Jesús y los judíos que no creían en él. Jesús les estaba diciendo que a pesar de que él les estaba hablando la verdad, ellos no creían en él. Jesús estaba tratando de enseñarles cosas importantes sobre la vida y la verdadera naturaleza de Dios, pero ellos no estaban dispuestos a creer en sus enseñanzas. Este versículo es una expresión de frustración por parte de Jesús porque sabía que su mensaje era la verdad, pero sus oyentes no le creían. La verdad es a menudo difícil de aceptar, pero Jesús quería que su audiencia supiera que la aceptación de la verdad era esencial para su bienestar y felicidad.
Joh 8:46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
Joh 8:46 Este versículo se encuentra en el Evangelio de Juan, donde Jesús está hablando con los judíos que lo rodean y afirmando que es el Hijo de Dios. Él pregunta, "¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?", lo que significa "¿Quién de vosotros puede acusarme de haber cometido un pecado?". Jesús sabe que nadie puede acusarlo de haber cometido un pecado porque él es perfecto y sin mancha de pecado. Él continúa diciendo: "Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?", lo que significa que si está diciendo la verdad acerca de ser el Hijo de Dios, ¿por qué no le creen? Es un llamado a la fe en Jesús, incluso si lo que está diciendo parece difícil de creer. Jesús estaba desafiando a la multitud a tener fe en él y a creer que lo que estaba diciendo era la verdad. Para los seguidores de Jesús, este versículo es una afirmación de que Jesús es sin pecado y que su verdad debe ser creída y seguida.
Joh 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Joh 8:47 Este versículo se encuentra en el Evangelio de Juan, y Jesús lo está diciendo a los fariseos que le están cuestionando y criticando su enseñanza. Jesús les está diciendo que el que es verdaderamente de Dios, escucha y obedece las palabras de Dios, pero ellos no las están escuchando porque no son verdaderamente de Dios. Jesús está haciendo una distinción entre aquellos que son genuinamente fieles a Dios y los que sólo están fingiendo estarlo. Él está diciendo que si alguien no es de Dios, no puede entender las palabras de Dios o tener el deseo de obedecerlas. Este versículo también nos recuerda que escuchar las palabras de Dios es un acto de obediencia y de fe. Si queremos ser fieles a Dios, debemos escuchar y obedecer sus enseñanzas. Pero si nuestra lealtad no está con Dios, no podremos comprender ni obedecer sus palabras.
Joh 8:48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?
Joh 8:48 Este versículo es parte del diálogo de Jesús con los judíos en el templo de Jerusalén, donde ellos lo cuestionan y lo critican en busca de alguna falla en su enseñanza. Aquí, los judíos están acusando a Jesús de ser un samaritano y tener un demonio, lo que para ellos era una forma de insultarlo y desacreditarlo. Los samaritanos eran vistos por los judíos como una secta herética, ya que tenían algunas creencias diferentes y su propio lugar de adoración en el Monte Gerizim. Así que al acusar a Jesús de ser samaritano, los judíos intentan ridiculizarlo y desacreditarlo ante la multitud que los rodea. En cuanto a la acusación de tener un demonio, era común en aquel tiempo que si alguien hacía algo que no era aceptable por la sociedad, se le atribuyera la influencia de un demonio. Por lo tanto, los judíos están sugiriendo que Jesús no es un maestro justo y que sus enseñanzas no vienen de Dios, sino de un espíritu maligno. Sin embargo, Jesús responde a estas acusaciones con sabiduría y paciencia, demostrando que sus enseñanzas vienen de Dios y que su propósito es ayudar a las personas a comprender la verdad y vivir en libertad (Joh 8:32).
Joh 8:49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.
Joh 8:49 En este versículo, Jesús está respondiendo a los líderes religiosos que lo acusaban de tener un demonio. Él les dice que no tiene un demonio y, en su lugar, está honrando a su Padre celestial. Jesús se siente profundamente herido porque estos líderes religiosos lo están deshonrando al acusarlo falsamente y rechazar su mensaje y enseñanza. En resumen, Jesús está defendiendo su carácter y su relación con Dios ante las acusaciones de los líderes religiosos.
Joh 8:50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga.
Joh 8:50 En Juan 8:50, Jesús habla acerca de su actitud y motivaciones. Él dice que no busca su propia gloria o fama, sino que hay otras personas que buscan eso. De esta manera, Jesús muestra su humildad y su deseo de hacer la voluntad de Dios en lugar de buscar su propia satisfacción o reconocimiento. También sugiere que aquellos que buscan su propia gloria y juzgan a los demás están actuando en contra de la voluntad de Dios.
Joh 8:51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.
Joh 8:51 Este versículo es una promesa de Jesús para aquellos que creen y siguen sus enseñanzas. Él les asegura que si guardan sus palabras, nunca experimentarán la muerte espiritual, es decir, nunca serán separados de Dios. Esta promesa no significa que no morirán físicamente, sino que al permanecer unidos a Cristo, tendrán vida eterna después de la muerte física. En resumen, Jesús está diciendo que al seguirle a él, nuestros corazones están seguros y protegidos en su amor salvífico.
Joh 8:52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.
Joh 8:52 En Juan 8:52, está sucediendo un intercambio entre Jesús y los líderes religiosos judíos. Los líderes están acusando a Jesús de tener un demonio, y Jesús les está hablando acerca de la vida eterna. Cuando Jesús dice "El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte", está hablando de la vida eterna que Dios ofrece a aquellos que creen en él y siguen sus enseñanzas. Jesús está diciendo que aquellos que siguen sus enseñanzas no solo tendrán vida después de la muerte, sino que también tendrán una vida abundante y plena aquí en la Tierra. Sin embargo, los líderes religiosos rechazan la enseñanza de Jesús y lo acusan de tener un demonio. En lugar de aceptar sus palabras y creer en él, continúan confiando en su propia comprensión de la ley y las tradiciones judías. En resumen, Juan 8:52 es parte de un diálogo en el que Jesús habla sobre la importancia de creer en él y seguir sus enseñanzas para obtener la vida eterna, mientras que los líderes religiosos judíos lo rechazan y continúan confiando en sus propias tradiciones.
Joh 8:53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?
Joh 8:53 Este verso es parte de un diálogo entre Jesús y los fariseos, quienes cuestionan su autoridad y su mensaje. En este verso, los fariseos están preguntando a Jesús si se considera a sí mismo mayor que Abraham, quien es considerado el padre espiritual del pueblo judío. Los fariseos también mencionan a los profetas, quienes también son venerados por los judíos como mensajeros de Dios. La pregunta de los fariseos en este verso es un desafío a la autoridad de Jesús. Quieren saber qué le da el derecho a hablar de manera tan segura y confiada sobre cuestiones religiosas y morales. Al sugerir que Jesús se está haciendo a sí mismo más grande que Abraham y los profetas, los fariseos están tratando de desacreditar su mensaje y su reputación. Sin embargo, Jesús no se deja intimidar. En lugar de responder directamente a la pregunta de los fariseos, continúa explicando su mensaje y su relación con Dios. Jesús está tratando de hacer entender a los fariseos que su autoridad no viene de sí mismo, sino de Dios mismo. Jesús está mostrando que su mensaje espiritual no está limitado por cuestiones de autoridad humana o terrenal; más bien, su autoridad viene de una conexión directa con Dios.
Joh 8:54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.
Joh 8:54 Este versículo es parte de un diálogo entre Jesús y algunos líderes religiosos judíos en el templo de Jerusalén. Los líderes le estaban preguntando a Jesús sobre su identidad y autoridad. En su respuesta, Jesús les explica que su autoridad y gloria no vienen de sí mismo, sino de Dios Padre. Jesús está diciendo que si él se glorifica a sí mismo, esa gloria no tendría ningún valor real. En cambio, su verdadera gloria proviene de su relación con Dios Padre. Jesús reconoce que Dios es quien le da autoridad y poder para hacer milagros y enseñar la verdad sobre Dios y su reino. Esta declaración es importante porque muestra la humildad de Jesús y su dependencia en el Padre. También es una afirmación de su identidad como Hijo de Dios y la relación especial que tiene con el Padre.
Joh 8:55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.
Joh 8:55 Este versículo es parte del discurso que Jesús dio a los fariseos en el templo de Jerusalén. En este pasaje, Jesús está hablando con los fariseos acerca de su relación con Dios y su conocimiento de Él. Él les dice que aunque ellos no lo conocen, Él sí lo conoce. Jesús les está diciendo que Él tiene una relación íntima y personal con Dios, y que esta relación se basa en el amor y la obediencia a la palabra de Dios. Él contrasta su relación con Dios con la de los fariseos, que no lo conocen y que son mentirosos al pretendender que lo conocen. En resumen, este versículo es una afirmación de la relación de Jesús con Dios y su declaración de que Él es sincero en su conocimiento y obediencia a Dios.
Joh 8:56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Joh 8:56 En este versículo, Jesús está hablando con los judíos que lo cuestionan acerca de su relación con Abraham. Jesús les dice que Abraham se alegró de que tendría la oportunidad de ver el día de Jesús, el Mesías prometido. Jesús está afirmado que él es el cumplimiento de la promesa que Dios le hizo a Abraham. Abraham, a través de su fe, entendió que Dios tenía un plan para redimir al mundo, y se regocijó al saber que sería parte de ese plan. Por lo tanto, Jesús está diciendo que Abraham sabía de su venida y se regocijó por ello.
Joh 8:57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Joh 8:57 Este verso se encuentra en el capítulo 8 del Evangelio de Juan y se relata una discusión entre Jesús y los líderes religiosos judíos. En este caso, los judíos se sorprenden de que Jesús hable como si hubiera conocido a Abraham, quien había vivido muchos siglos antes. Sin embargo, Jesús responde diciendo: "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, yo soy" (Joh 8:58). Con esta respuesta, Jesús afirma que él es el Dios que existía antes de la creación del mundo y que Abraham, como todos los demás, dependía de él para existir. Este verso se considera uno de los muchos pasajes del Nuevo Testamento que afirman la divinidad de Jesús y su conexión con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Joh 8:58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Joh 8:58 Este versículo de Juan 8:58 se refiere a un momento en que Jesús estaba hablando con los líderes religiosos judíos en el Templo de Jerusalén. Los líderes religiosos estaban cuestionando la autoridad de Jesús y su mensaje, y estaban tratando de encontrar oportunidades para arrestarlo y acusarlo. Durante su conversación, Jesús les dijo que él había existido antes de Abraham y que él era el "Yo Soy", que es una referencia a Dios mismo. La frase "Yo Soy" es una referencia al nombre que Dios le dio a Moisés en el libro del Éxodo en la Biblia. En Éxodo 3, cuando Dios se apareció a Moisés en una zarza ardiente, le dijo que su nombre era "Yo Soy el que Soy". Jesús está usando este mismo nombre para referirse a sí mismo, lo que era muy significativo para los judíos de la época. Jesús está declarando su divinidad y su conexión con Dios al decir que él es el "Yo Soy". Él está afirmando que siempre ha existido y siempre existirá, y que es igual a Dios en poder y autoridad. Esta declaración era muy provocadora y desafiante para los líderes religiosos judíos, y fue uno de los factores que llevaron a su crucifixión.
Joh 8:59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.
Joh 8:59 Este versículo describe un momento de tensión en la vida de Jesús. Él estaba hablando con los líderes religiosos en el templo y les dijo algo que los hizo enojar mucho. Los líderes religiosos comenzaron a recoger piedras para apedrear a Jesús, lo que era una forma de ejecución común en ese tiempo. Pero Jesús, en lugar de enfrentarlos, decidió retirarse y abandonar el templo. Al hacerlo, él puso fin a la discusión y protegió su vida. El hecho de que pudiera atravesar por en medio de ellos sin ser lastimado muestra que Jesús era muy respetado y temido.