Explorando la profunda espiritualidad de Juan en el Libro 9 del Nuevo Testamento
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El libro 9 del Nuevo Testamento, también conocido como el Evangelio de Juan, es un relato detallado de la vida y ministerio de Jesucristo. El libro se divide en cuatro secciones principales: la preparación para el ministerio de Jesús, el ministerio de Jesús, su sufrimiento y muerte, y su resurrección.
La primera sección del libro describe la preparación para el ministerio de Jesús, que incluye su nacimiento, bautismo y tentaciones en el desierto. También se presentan los primeros discípulos de Jesús, incluyendo a Juan el Bautista, Andrew y Pedro. El tema central de esta sección es la identidad de Jesús como el Mesías que ha venido a salvar al mundo.
La segunda sección describe el ministerio de Jesús, en la que realiza muchos milagros y enseña a la gente sobre el reino de Dios. Esta sección también incluye algunos de los discursos más famosos de Jesús, como su sermón del monte y sus parábolas. También presenta algunos de los encuentros más significativos de Jesús con personas como la mujer samaritana y Nicodemo.
La tercera sección del libro se centra en el sufrimiento y la muerte de Jesús. Esta sección describe su juicio, flagelación, crucifixión y entierro. Aunque es una sección sombría, también es importante para comprender la importancia de la resurrección de Jesús.
La cuarta y última sección del libro presenta la resurrección de Jesús y su aparición a los discípulos. Esta es la culminación del libro y del ministerio de Jesús, ya que la resurrección es la prueba de que Jesús realmente es el Mesías y que su obra de salvación se ha completado.
En resumen, el libro 9 del Nuevo Testamento, el Evangelio de Juan, ofrece una visión detallada de la vida y el ministerio de Jesucristo. A través de sus cuatro secciones, el libro muestra la identidad de Jesús como el Mesías, su ministerio, su sufrimiento y muerte, y su resurrección. Es una obra fundamental para entender la historia de la iglesia y el cristianismo como un todo.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Joh 9:1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Joh 9:1 Este versículo describe un encuentro que Jesús tuvo con un hombre que era ciego de nacimiento. Jesús lo vio mientras pasaba por ahí, y se sintió conmovido por la condición del hombre. Este encuentro eventualmente llevó a que Jesús realizara un milagro y restaurara la vista del ciego. El versículo es importante porque muestra el amor y la compasión de Jesús hacia los que sufren, y su poder para transformar las vidas de las personas.
Joh 9:2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Joh 9:2 Este versículo se refiere a una situación en la que Jesús y sus discípulos encuentran a un hombre que ha nacido ciego. Los discípulos se preguntan si la ceguera del hombre es el resultado del pecado de sus padres o del propio hombre. La creencia en ese tiempo era que el pecado de los padres podía pasar a sus hijos en forma de enfermedades o defectos congénitos. Sin embargo, Jesús responde en el siguiente versículo, Joh 9:3, que la ceguera del hombre no fue causada por ningún pecado específico, sino que sirvió para que las obras de Dios fueran manifestadas en él. En otras palabras, Jesús está diciendo que la ceguera del hombre presentaba una oportunidad para que Dios obrara en su vida de una manera milagrosa, y que no había necesidad de buscar una causa específica del problema.
Joh 9:3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Joh 9:3 En este versículo, Jesús está respondiendo a la pregunta de sus discípulos acerca de por qué el hombre al que curó era ciego de nacimiento. Jesús les está diciendo que su ceguera no fue causada por el pecado de él ni de sus padres, sino que fue permitida por Dios para que Él pudiera mostrar su poder a través de la curación del hombre. En resumen, Jesús está diciendo que la situación del hombre es una oportunidad para que las obras de Dios sean manifestadas.
Joh 9:4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
Joh 9:4 Este versículo es una declaración de Jesús en la que dice que es necesario que haga las obras de Dios mientras todavía está en el mundo, ya que la noche (la muerte) llegará y entonces no podrá seguir trabajando en la tierra. Jesús está hablando sobre su misión en la tierra y cómo el tiempo es limitado para llevar a cabo la obra que Dios le ha encomendado. Él quiere asegurarse de que hace todo lo que puede para cumplir su propósito antes de que sea demasiado tarde y ya no tenga la oportunidad de hacerlo. En resumen, este versículo muestra la determinación y compromiso de Jesús en llevar a cabo la voluntad de Dios en el mundo.
Joh 9:5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
Joh 9:5 Este versículo es parte del relato en Juan 9 en el que Jesús cura a un hombre que nació ciego y lo envía a lavarse en la piscina de Siloé. El versículo en cuestión, "Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo", se refiere al hecho de que Jesús es la luz del mundo. Él está presente en el mundo como una luz que brilla en la oscuridad, mostrando el camino hacia la verdad y la vida eterna. Por lo tanto, mientras Jesús estaba en la tierra, su presencia brillaba como una luz y mostraba a las personas el camino hacia Dios.
Joh 9:6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego,
Joh 9:6 Este versículo describe un milagro realizado por Jesús. En el contexto, Jesús se encuentra con un hombre ciego de nacimiento y sus discípulos preguntan si la ceguera se debe al pecado del hombre o de sus padres. Jesús responde que no se debe a ningún pecado, sino para que se puedan ver las obras de Dios. Luego, Jesús escupe en tierra, hace lodo con su saliva y lo aplica en los ojos del hombre. Después le dice que vaya y se lave en la piscina de Siloé. El hombre obedece y recupera la vista. Es importante notar que en la cultura judía de esa época, la saliva se consideraba impura y por lo tanto, este acto de Jesús debe ser visto como un gesto simbólico y poderoso, que muestra su autoridad y habilidad de sanar a través de lo que culturalmente se consideraba impuro.
Joh 9:7 y le dijo: Vé a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
Joh 9:7 Este versículo se refiere a Jesús curando a un hombre ciego en el templo de Jerusalén. Jesús le dijo al hombre que fuera a lavarse en el estanque de Siloé, lo que significa "Enviado" en hebreo. El hombre obedeció y se lavó en el estanque de Siloé, y cuando regresó, pudo ver. Este milagro demostró la creencia de que Jesús era un enviado de Dios y tenía el poder divino para curar a los enfermos y los discapacitados.
Joh 9:8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?
Joh 9:8 Este versículo describe el momento en que Jesús había sanado a un hombre que había nacido ciego. Los vecinos y las personas que habían conocido al hombre antes de su curación se sorprenden de verlo caminando y sin la necesidad de mendigar como solía hacerlo. Están tratando de confirmar si es la misma persona que solían ver sentada y mendigando en el mismo lugar. Este versículo muestra el asombro y la incredulidad de la gente ante el milagro que Jesús había realizado.
Joh 9:9 Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy.
Joh 9:9 Este versículo está dentro de una narración en la que Jesús ha sanado a un hombre ciego desde su nacimiento. Después de que el hombre recibe la vista, la gente que lo conocía antes de ser ciego empieza a discutir si es realmente él o no. Algunos afirmaban que sí era el mismo hombre, mientras que otros creían que solo se parecía a él. En medio de esta discusión, el hombre contesta diciendo "yo soy", afirmando así que él es efectivamente la misma persona que antes era ciego. Este versículo nos muestra cómo el hombre se identifica a sí mismo, y cómo incluso después de su milagrosa curación, la gente sigue cuestionando su identidad y su testimonio.
Joh 9:10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
Joh 9:10 Este versículo es parte de la historia de un hombre que había nacido ciego, y que Jesús curó. Después de que el hombre recibió su vista, las personas que lo conocían empezaron a preguntarle cómo había sucedido eso. Una de las preguntas que le hicieron fue precisamente: "¿Cómo te fueron abiertos los ojos?" Esto muestra que la gente estaba sorprendida y que no podían entender cómo una persona que antes era ciega podía ver ahora. El hombre explicó que era Jesús quien lo había curado, y esto provocó una gran controversia entre los líderes religiosos de la época. En este versículo podemos ver la curiosidad y el asombro de la gente ante un evento realmente milagroso.
Joh 9:11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Vé al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.
Joh 9:11 Este versículo relata el testimonio de un hombre que había sido ciego desde su nacimiento y que había sido sanado por Jesús. El hombre describe cómo Jesús le había hecho lodo, lo había ungido en los ojos y le había ordenado que fuera y se lavara en el estanque de Siloé. El hombre obedeció y, después de lavarse, recibió su vista por primera vez en su vida. Este milagro demuestra el poder de Jesús como sanador y muestra que la fe y la obediencia pueden llevar a la sanación física y espiritual.
Joh 9:12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé.
Joh 9:12 Este versículo proviene de Juan 9:12, donde cuenta la historia de un hombre ciego de nacimiento a quien Jesús le devolvió la vista. Después de que el hombre recibió su vista, los fariseos lo interrogaron sobre cómo había ocurrido ese milagro y quién lo había hecho. El hombre respondió diciendo que fue Jesús quien lo sanó. Los fariseos continuaron interrogándolo y le preguntaron dónde estaba Jesús en ese momento, a lo que el hombre ciego respondió con este versículo: "No sé". Esta respuesta es importante porque muestra la humildad y la honestidad del hombre ciego. Este no tenía conocimiento de dónde Jesús estaba y no estaba tratando de ocultar nada a los fariseos. Además, esta respuesta también sirve para resaltar el poder sanador de Jesús. Aunque el hombre recibió su vista, nunca vio a Jesús y no sabía dónde estaba. Sin embargo, él reconoció a Jesús como el que lo sanó y testificó ante los fariseos acerca de su experiencia.
Joh 9:13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
Joh 9:13 Este versículo se refiere a un pasaje en el Evangelio de Juan que relata la historia de un hombre que nació ciego y fue sanado por Jesús. Después de que el hombre recibe su vista, es llevado ante los fariseos, que eran líderes religiosos en la época de Jesús. Los fariseos interrogan al hombre y a sus padres acerca de cómo fue sanado, pero no pueden aceptar que Jesús haya trabajado un milagro, ya que no creen en él como el Mesías prometido. En este versículo, se menciona específicamente que llevaron al hombre ante los fariseos para interrogarlo, lo que demuestra cómo los líderes religiosos de la época estaban interesados en tratar de desacreditar a Jesús y su obra.
Joh 9:14 Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos.
Joh 9:14 Este versículo habla de un evento en el que Jesús curó a un hombre ciego de nacimiento. El hecho tuvo lugar en el día de reposo, lo que causó controversia entre los judíos que lo acusaron de violar la ley al realizar una obra en el día sagrado. Jesús hizo lodo con saliva y tierra, lo aplicó a los ojos del ciego y le ordenó que se lavara en la piscina de Siloé. Después de lavarse, el hombre recuperó la vista. Este evento muestra el poder de Jesús para sanar y la controversia que rodeaba sus acciones durante su ministerio en la tierra.
Joh 9:15 Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
Joh 9:15 El versículo Joh 9:15 del Nuevo Testamento se refiere a un evento en el que Jesús curó a un hombre ciego. Los fariseos le preguntaron cómo había recuperado la vista y él respondió que el Señor le había puesto lodo sobre los ojos y luego se los había lavado, lo que le permitió ver. Esta respuesta puede ser vista como una metáfora de la necesidad de la limpieza espiritual para poder percibir la verdad y la realidad. También puede mostrar la importancia de la fe y la confianza en la curación, incluso en situaciones aparentemente imposibles. En cualquier caso, este verso es un recordatorio de la capacidad de Dios para obrar milagros, incluso en momentos difíciles.
Joh 9:16 Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
Joh 9:16 En este versículo, se describe la reacción de algunos fariseos al ver a Jesús curando a un hombre ciego en el día de reposo (sábado). Algunos de ellos argumentaban que Jesús no podía ser de Dios porque había violado la ley del sábado al hacer una curación en ese día sagrado. Otros, sin embargo, se cuestionaban cómo un pecador podría realizar un milagro tan poderoso. En resumen, este versículo muestra cómo la gente tenía diferentes opiniones y no había consenso sobre quién era realmente Jesús y cómo realizaba sus milagros.
Joh 9:17 Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
Joh 9:17 En este versículo, los fariseos (los líderes religiosos de la época) estaban cuestionando al hombre que había sido ciego de nacimiento y que había sido sanado por Jesús. Le pidieron su opinión sobre Jesús, y el hombre respondió que era un profeta. El hombre sabía que Jesús tenía poder divino para realizar milagros y para sanar, y creía que esto era evidencia de su verdadera identidad como alguien enviado por Dios. Al identificar a Jesús como un profeta, el hombre estaba reconociendo la autoridad y el poder de Jesús para hacer el bien y para cumplir la misión del Padre celestial. Este versículo muestra que incluso aquellos que no eran necesariamente seguidores de Jesús pudieron ver su divinidad a través de sus obras y milagros.
Joh 9:18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,
Joh 9:18 Este verso se refiere a la incredulidad de los líderes religiosos judíos hacia un hombre que había sido ciego de nacimiento, pero que había sido sanado por Jesús. Aunque el hombre afirmaba que había recibido la vista y podía ver claramente, los judíos no creían su testimonio y decidieron llamar a sus padres para corroborar la historia. La razón detrás de esto era que los líderes religiosos no querían aceptar el poder y la autoridad de Jesús y, por lo tanto, buscaban cualquier excusa para negar los milagros que Él había realizado. Este episodio es una muestra de cómo la incredulidad y la rigidez en las creencias pueden cegar a las personas a la verdad y la realidad.
Joh 9:19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
Joh 9:19 En este versículo, los fariseos están interrogando a los padres del hombre ciego que fue sanado por Jesús. Ellos quieren saber si este hombre es realmente su hijo y si es cierto que nació ciego. Además, cuestionan cómo es posible que ahora ya pueda ver. Los fariseos estaban en busca de una explicación lógica y trataban de encontrar cualquier defecto en lo que habían presenciado, pero no podían negar el hecho de que el hombre ahora podía ver. Este versículo muestra la incredulidad y la falta de fe de los fariseos en los milagros de Jesús.
Joh 9:20 Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;
Joh 9:20 En Juan 9:20, los padres del hombre ciego de nacimiento confirman que él es realmente su hijo y que ha sido ciego desde el nacimiento. Este versículo es parte de un relato más amplio en el que Jesús encuentra al hombre ciego y lo sana, un acto que desconcierta a muchos de los que lo conocen. Los padres del hombre se ven envueltos en el debate sobre el origen y la naturaleza de la curación y su posición es clara: este es su hijo y siempre ha sido ciego.
Joh 9:21 pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.
Joh 9:21 Este versículo se encuentra dentro del contexto de la historia de Jesús curando a un hombre ciego de nacimiento. Los fariseos, que no creían en Jesús, interrogaron a los padres del hombre para tratar de probar que la curación de su hijo no era real. En este verso, los padres responden a los fariseos diciendo que no saben cómo su hijo ha recibido la vista, ni quién lo ha curado. Además, dicen que su hijo es mayor y pueden preguntarle directamente lo que ha pasado. Esto muestra la falta de compromiso de los padres en reconocer que fue Jesús quien curó a su hijo. En lugar de confirmar la obra de Jesús, prefieren mantenerse al margen y no involucrarse en la controversia. En general, este verso resalta la importancia de ser testigos fieles de las obras de Dios y no temer a las consecuencias de apoyar la verdad.
Joh 9:22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga.
Joh 9:22 Este verso se refiere a la historia de un hombre ciego que fue sanado por Jesús. Los padres del hombre habían sido llamados para testificar sobre el hecho, pero en lugar de apoyar a su hijo, dijeron esto probablemente porque temían la repercusión que tendría en sus vidas si afirmaban que Jesús era el Mesías. En ese momento, los judíos ya habían acordado que cualquier persona que confesara que Jesús era el Mesías sería expulsada de la sinagoga. Este verso muestra que incluso en ese momento, los temores y la oposición hacia Jesús y los que le seguían eran muy fuertes.
Joh 9:23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.
Joh 9:23 Este versículo hace referencia a la curación de un hombre ciego por parte de Jesús. Después de que este hombre recibió la vista, los fariseos y otros líderes religiosos comenzaron a interrogar a sus padres, buscando saber cómo había sido curado. Los padres del hombre sintieron temor de los líderes religiosos, por lo que les dijeron que su hijo era mayor de edad y que ellos debían preguntarle a él cómo había sido curado, evitando así involucrarse en cualquier controversia. Es posible que también quisieran proteger a su hijo de la ira de los líderes religiosos.
Joh 9:24 Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
Joh 9:24 En este versículo, los fariseos están hablando con el hombre que fue sanado de su ceguera por Jesús. Le están diciendo que dé gloria a Dios por su curación, pero al mismo tiempo están cuestionando la autoridad y la divinidad de Jesús. Al decir que "ese hombre es pecador", están sugiriendo que Jesús no es un enviado de Dios y que su curación podría haberse producido por medios pecaminosos. Esto muestra la duda y la incredulidad de los fariseos en relación con el poder divino de Jesús y su misión en la tierra.
Joh 9:25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Joh 9:25 Este versículo es parte de un relato en el que Jesús cura a un hombre ciego de nacimiento. Después de que el hombre es sanado, los fariseos comienzan a cuestionarlo y tratan de hacerle decir que Jesús es un pecador o un farsante. El hombre responde diciendo que no sabe si Jesús es un pecador o no, pero lo que sí sabe es que antes era ciego y ahora puede ver gracias a Jesús. En otras palabras, el hombre no puede hablar de los pecados de Jesús, pero puede hablar sobre su propia experiencia de curación y lo que eso significa para él. El versículo muestra que no siempre es necesario entender completamente la situación para hacer una declaración honesta y significativa.
Joh 9:26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
Joh 9:26 Este versículo se encuentra en el capítulo 9 del evangelio de Juan en el Nuevo Testamento y cuando Jesús curó a un hombre ciego de nacimiento en sábado. La gente que conocía al ciego cuestionó a cómo había sido curado y le preguntaron cómo había sido capaz de ver. Le pidieron detalles en cuanto a cómo se realizó la curación y cuál fue el proceso detrás de la curación. La gente estaba tratando de entender cómo sucedió el milagro y cómo el ciego pudo recuperar su vista, pero el milagro era un acto de fe de Jesús y su poder divino.
Joh 9:27 El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?
Joh 9:27 Este versículo se encuentra en el capítulo 9 del Evangelio de Juan, y es una respuesta del hombre que fue curado de su ceguera por Jesús. Después de que los fariseos lo interrogaran varias veces acerca de cómo fue sanado, el hombre les recordó que ya les había dicho lo que sabía y que no entenderían si se lo volvía a explicar. En este versículo, el hombre se siente frustrado por la insistencia de los fariseos de que vuelva a explicar lo que ya les había dicho. Es probable que los fariseos estuvieran buscando algún motivo para culpar a Jesús por la curación del hombre y para desacreditar su ministerio. Además, el hombre parece estar burlándose de los fariseos al preguntar si también quieren hacerse discípulos de Jesús, lo que podría sugerir que los fariseos estaban interesados en seguir a Jesús pero tenían miedo de admitirlo públicamente. En general, este versículo muestra cómo el hombre curado se enfrenta a la incredulidad e hipocresía de los fariseos, y cómo su experiencia con Jesús lo ha llevado a desafiar a las autoridades religiosas de su tiempo.
Joh 9:28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos.
Joh 9:28 Este versículo está hablando sobre los líderes religiosos de la época de Jesús que se enojaron con un hombre que había sido curado de su ceguera por Jesús. Este hombre estaba hablando acerca de la obra milagrosa del Señor y los líderes religiosos no querían aceptar que Jesús era el Mesías, sino que afirmaban que seguían las enseñanzas de Moisés. Al acusar al hombre de ser un discípulo de Jesús, estaban tratando de desacreditar su testimonio y negar el poder divino de Cristo. Este versículo ilustra la dureza de corazón de aquellos que rechazan la verdad por temor a perder su propia autoridad o reputación ante los demás.
Joh 9:29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea.
Joh 9:29 Este versículo se encuentra en el capítulo 9 del evangelio de Juan, donde se relata la historia de un hombre que había sido ciego de nacimiento y a quien Jesús curó milagrosamente. Después de que el hombre contó su historia y cómo Jesús lo había curado a los fariseos, ellos cuestionaron su testimonio y se negaron a creer que Jesús era el Mesías. En este versículo en particular, los fariseos están hablando entre sí y afirman que saben que Dios había hablado a Moisés, es decir, que la ley y los mandamientos que Moisés recibió de Dios eran ciertos y verdadero, pero no saben de dónde viene Jesús y, por lo tanto, no están dispuestos a aceptarlo como un enviado de Dios. En esencia, los fariseos están expresando su incredulidad y su rechazo a creer en Jesús como el hijo de Dios.
Joh 9:30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Joh 9:30 Este versículo proviene de una historia en la que Jesús curó a un hombre que había nacido ciego. Después de que este hombre recibió la vista, los fariseos interrogaron a él y a sus padres sobre cómo había sucedido este milagro. El hombre afirmó que Jesús lo había curado y que solo un hombre enviado por Dios podría realizar algo tan milagroso. Los fariseos rechazaron esta idea y lo expulsaron de la sinagoga. El versículo en cuestión es la respuesta del hombre después de que los fariseos lo expulsaron de la sinagoga. Básicamente está diciendo que es increíble que las personas que dicen ser líderes religiosos no puedan reconocer el poder divino que obró en él al ser curado. Él sabe que solo Dios podría haber hecho algo así y está sorprendido de que los fariseos no puedan ver eso también. En resumen, el hombre está sorprendido de que los fariseos no puedan reconocer el poder de Dios que lo curó, y está impresionado de que fue él quien recibió el milagro de la vista.
Joh 9:31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye.
Joh 9:31 Este versículo se refiere a la relación entre Dios y los pecadores. Afirma que Dios no escucha a los pecadores en el sentido de que no responde a sus peticiones si no están arrepentidos de sus pecados y no buscan hacer su voluntad. Sin embargo, si alguien teme a Dios y busca hacer su voluntad, entonces Dios escuchará y responderá a sus oraciones. En otras palabras, aquellos que tienen una actitud respetuosa y obediente hacia Dios pueden confiar en que Él los oirá y los guiará en su camino.
Joh 9:32 Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego.
Joh 9:32 Este versículo es una declaración que fue hecha por un hombre que había nacido ciego pero que Jesús había sanado en el templo. Él dijo esto como una afirmación de que nunca antes se había oído hablar de alguien que hubiera sido capaz de curar a alguien que había nacido ciego desde el principio de su vida. Esto es una evidencia de que el milagro que Jesús realizó en este hombre era verdaderamente significativo, ya que nunca se había visto nada como esto antes. El versículo también sugiere que el hombre cree que Jesús es un enviado de Dios y que ha sido dotado con el poder de realizar milagros.
Joh 9:33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.
Joh 9:33 Este verso se encuentra en el capítulo 9 del Evangelio de Juan, donde Jesús cura a un hombre ciego de nacimiento. Los fariseos, que eran líderes religiosos en ese momento, cuestionan la validez de esta curación y la autoridad de Jesús para hacerla. El hombre ciego, después de ser interrogado por los fariseos, explica su experiencia y defiende a Jesús, diciendo: "Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada". El hombre ciego reconoce que la curación es un milagro que solo puede ser realizado por alguien con el poder y la autoridad de Dios. Este versículo tiene una doble implicación: en primer lugar, muestra la fe del hombre ciego en Jesús y su reconocimiento de que la curación solo puede ser realizada por alguien con autoridad divina. En segundo lugar, puede entenderse como una afirmación de que solo aquello que viene de Dios puede tener verdadero poder y autoridad.
Joh 9:34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.
Joh 9:34 Este versículo se refiere a un episodio en el que Jesús sanó a un hombre ciego de nacimiento. Los fariseos, que eran líderes religiosos en ese momento, cuestionaron a Jesús sobre su autoridad para realizar esa curación. En respuesta, Jesús les dio una lección sobre la ceguera espiritual y su necesidad de reconocerlo como el Mesías. Sin embargo, los fariseos se negaron a aceptar su enseñanza y se negaron a creer en él. Entonces, en este versículo, los fariseos rechazan a Jesús y lo expulsan, acusándolo de nacer en pecado y no tener autoridad para enseñarles a ellos, que se consideran expertos en la ley y la religión. Esta es una muestra de la cerrazón y la incredulidad de los fariseos, quienes se aferran a su conocimiento previo en lugar de abrirse a la verdad de las enseñanzas de Jesús.
Joh 9:35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Joh 9:35 En este pasaje de las Escrituras, Jesús se encuentra con un hombre que había sido expulsado por los líderes religiosos de la sinagoga por su testimonio de que Jesús le había sanado de su ceguera. Al encontrar al hombre, Jesús le hace la pregunta: "¿Crees tú en el Hijo de Dios?" Esta es una pregunta importante, ya que Jesús está buscando saber si el hombre tiene fe en Él como el Mesías prometido en las Escrituras. La respuesta del hombre muestra su fe y Jesús lo confirma como el Hijo de Dios y continúa enseñando y sanando a aquellos que creen en Él. Este versículo es una llamada a confiar en Jesús como el Hijo de Dios y seguir Su camino, incluso si eso significa enfrentar la oposición y persecución de los líderes religiosos de este mundo.
Joh 9:36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
Joh 9:36 Este versículo se encuentra en la historia de un hombre que había nacido ciego y que había sido curado por Jesús. Después de que los fariseos interrogaran al hombre sobre cómo había sido curado, Jesús se reveló a sí mismo como el Hijo de Dios y como el Mesías que ellos habían estado esperando. El hombre, sorprendido y confundido, le preguntó a Jesús quién era realmente. En este versículo, vemos la respuesta del hombre: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?" En otras palabras, el hombre está tratando de entender quién es Jesús y por qué debería creer en él. Es una pregunta honesta y sincera que revela su anhelo de encontrar la verdad. Este versículo nos recuerda que muchas personas todavía están buscando respuestas sobre Jesús. A veces, puede ser difícil creer en lo que no podemos ver o entender completamente. Pero la fe en Jesús no se trata de tener todas las respuestas; se trata de confiar en él y en su amor por nosotros.
Joh 9:37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es.
Joh 9:37 Este versículo es parte de un diálogo entre Jesús y un hombre que había sido ciego de nacimiento y que había sido sanado por Jesús. En el versículo anterior, el hombre ciego le había preguntado a Jesús quién era el Hijo del Hombre para poder creer en él. En este versículo, Jesús le responde diciéndole que él es el Hijo del Hombre, y que el hombre que está hablando con él es precisamente él. Es una afirmación directa por parte de Jesús de su divinidad y autoridad, y una confirmación para el hombre ciego de que quien lo había sanado era realmente el Hijo de Dios. En resumen, este versículo nos muestra un encuentro poderoso entre Jesús y un hombre que había sido sanado de su ceguera, y cómo Jesús afirma su identidad divina ante él.
Joh 9:38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
Joh 9:38 Este versículo se encuentra en el relato de Jesús curando a un hombre ciego de nacimiento en Juan 9:1-41. Después de que Jesús restauró su vista, el hombre ciego afirmó públicamente su fe en Jesús como el Mesías enviado por Dios, y dijo "creo, Señor" en referencia a Jesús. Al decir esto, el hombre reconoció a Jesús como su Señor y Salvador, y le adoró por su milagro y por su divinidad. Este momento es un ejemplo de cómo la fe en Jesús nos lleva a adorarlo y a reconocer su autoridad y poder sobre nuestras vidas.
Joh 9:39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.
Joh 9:39 En Juan 9:39, Jesús habla sobre su propósito en venir al mundo. Él dice que su objetivo es traer juicio, lo que significa que está aquí para mostrar la verdad y confrontar el pecado. Luego dice que su presencia en el mundo tiene una doble función: para dar vista a aquellos que son ciegos espiritualmente, es decir, para mostrarles la verdad de Dios y su amor; y para cegar a aquellos que piensan que ya lo ven todo, es decir, a aquellos que están tan seguros de su propia sabiduría y conocimiento que no están abiertos a la verdad. En resumen, este versículo nos enseña que Jesús vino al mundo para iluminar a aquellos que no pueden ver la verdad y a confrontar a aquellos que ya están ciegos por su propia arrogancia y falta de humildad.
Joh 9:40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
Joh 9:40 Este versículo se encuentra en el contexto del relato de la curación de un hombre ciego por Jesús. Mientras el hombre curado testifica acerca de su experiencia, algunos fariseos presentes lo interrogan y cuestionan la legitimidad del milagro. En respuesta a esto, el hombre les dice que si ellos fueran ciegos espiritualmente, no tendrían culpa, pero como afirman ver, su pecado permanece. Entonces, los fariseos, desconcertados, se preguntan si ellos también son ciegos espirituales y necesitan ser curados. El versículo es una reflexión sobre la ceguera espiritual, la necesidad de abrir los ojos para ver la verdad y la humildad necesaria para reconocer nuestra propia falta de visión.
Joh 9:41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
Joh 9:41 En este versículo, Jesús está hablando con los fariseos que lo acusaban de pecado por sanar a un hombre ciego en el día de reposo. Jesús les dice que si ellos admitieran que son ciegos (en el sentido espiritual, que no pueden ver la verdad de que Él es el Hijo de Dios), entonces no tendrían pecado. Pero como afirman que pueden ver (en sentido espiritual), su pecado permanece, ya que rechazan a Cristo y su mensaje. En resumen, Jesús está diciendo que aquellos que conocen la verdad y rechazan a Cristo son culpables de pecado.