Explorando la sabiduría divina: El Evangelio de Lucas, Libro 10


El libro del Nuevo Testamento de Lucas es uno de los cuatro evangelios que se encuentran en la Biblia cristiana. El Libro 10 de Lucas abarca desde el capítulo 13 hasta el capítulo 17, donde se presentan las enseñanzas y los milagros de Jesús. En el capítulo 13, Jesús habla de la importancia de arrepentirse antes de que sea demasiado tarde y se ilustra con una parábola del hombre que planta una higuera estéril. En el capítulo 14, Jesús enseña sobre la humildad y la generosidad, instando a sus seguidores a renunciar a sus posesiones y servir a otros. En esta sección también se encuentra la famosa parábola del banquete de bodas. En el capítulo 15, Jesús presenta tres parábolas sobre la importancia de encontrar y redimir lo que se ha perdido: la parábola de la oveja perdida, la parábola de la moneda perdida y la parábola del hijo pródigo. En el capítulo 16, se presenta la parábola del administrador deshonesto, en la que Jesús destaca la importancia de ser astuto y hábil en la administración de los recursos que Dios nos ha dado. Finalmente, en el capítulo 17, Jesús habla de la fe y de la importancia de perdonar a los demás. Jesús también realiza varios milagros, incluyendo la sanación de diez leprosos y la curación de un ciego. En resumen, el Libro 10 de Lucas presenta las enseñanzas y milagros de Jesús que enfatizan la importancia de la humildad, la generosidad, el arrepentimiento, la fe y el perdón. A través de parábolas y milagros, Jesús muestra a sus seguidores cómo vivir en el amor de Dios y cómo encontrar la salvación y la paz.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Luk 10:1 Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.
Luk 10:2 Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Luk 10:3 Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.
Luk 10:4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.
Luk 10:5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
Luk 10:6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
Luk 10:7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.
Luk 10:8 En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;
Luk 10:9 y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.
Luk 10:10 Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:
Luk 10:11 Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
Luk 10:12 Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad.
Luk 10:13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.
Luk 10:14 Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras.
Luk 10:15 Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.
Luk 10:16 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.
Luk 10:17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Luk 10:18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Luk 10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Luk 10:20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Luk 10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.
Luk 10:22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Luk 10:23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;
Luk 10:24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Luk 10:25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
Luk 10:26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
Luk 10:27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
Luk 10:28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
Luk 10:29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Luk 10:30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Luk 10:31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
Luk 10:32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
Luk 10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
Luk 10:34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Luk 10:35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
Luk 10:36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
Luk 10:37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé, y haz tú lo mismo.
Luk 10:38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
Luk 10:39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Luk 10:40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Luk 10:41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Luk 10:42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

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