Explorando la luz y la gracia en el Libro 3 del Evangelio de Lucas
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El libro del Nuevo Testamento de Lucas, capítulo 3, es una narración detallada del ministerio de Juan el Bautista y el bautismo de Jesús en el río Jordán. Lucas describe a Juan como un profeta que predica el arrepentimiento y la confesión de pecados, y que bautiza a la gente en el Jordán como una señal de su deseo de cambiar sus vidas.
Juan también anuncia la llegada del Mesías y predice que Él bautizaría con el Espíritu Santo y fuego. Poco después, Jesús se presenta a Juan para ser bautizado, y el Espíritu Santo desciende sobre Él en forma de paloma mientras una voz desde el cielo declara: «Tú eres mi Hijo amado, en quien me complazco».
Después del bautismo, Lucas relata la genealogía de Jesús, rastreando su linaje hasta Adán. También describe la tentación de Jesús en el desierto, donde es tentado por el diablo con propuestas diversas.
El capítulo concluye con el inicio de la predicación pública de Jesús, quien comienza a enseñar y a sanar a la gente. Lucas destaca la importancia de Juan como una figura importante en la preparación del camino para la venida de Jesús y presenta a Jesús como la encarnación del Mesías anunciado por Juan y por las profecías del Antiguo Testamento.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Luk 3:1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
Luk 3:1 Este versículo es una introducción histórica al ministerio de Juan el Bautista. Menciona algunos gobernantes de la región en ese momento, incluyendo al emperador romano Tiberio César, el gobernador Poncio Pilato en Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia. Esto establece claramente el contexto histórico en el que Juan el Bautista comenzó a predicar y a bautizar en el río Jordán.
Luk 3:2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Luk 3:2 Este versículo describe el contexto histórico en el que Juan el Bautista recibió la palabra de Dios en el desierto. Anás y Caifás eran sumos sacerdotes en Jerusalén durante ese tiempo, lo que significa que eran líderes religiosos importantes entre los judíos. La llegada de la palabra de Dios a Juan el Bautista, un profeta en el desierto, indica una ruptura con la autoridad religiosa establecida en Jerusalén y una llamada a un nuevo movimiento religioso. Esto preparó el camino para el ministerio de Jesús, quien también comenzó su ministerio fuera de los círculos religiosos establecidos.
Luk 3:3 Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,
Luk 3:3 Este versículo describe el ministerio de Juan el Bautista, quien pasó por toda la región del río Jordán predicando el mensaje del bautismo del arrepentimiento para el perdón de pecados. Juan el Bautista llamaba a la gente a arrepentirse de sus pecados y cambiar sus vidas, y les ofrecía un bautismo simbólico como signo de ese arrepentimiento y de su compromiso de buscar una vida nueva y recta. El bautismo no era en sí mismo la fuente del perdón de pecados, sino un símbolo de la purificación y renovación que Dios ofrecía a aquellos que se arrepentían de sus pecados y se volvían a él.
Luk 3:4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.
Luk 3:4 Este versículo hace referencia a la profecía de Isaías, que predijo la venida de un mensajero que anunciaría la llegada del Mesías. Este mensajero sería como una voz que clama en el desierto y su misión sería preparar el camino para la llegada del Señor. El versículo de Lucas 3:4 cita esta profecía para identificar a Juan el Bautista como ese mensajero que preparó el camino para Jesús, enderezando las sendas y haciendo que el pueblo se arrepintiera de sus pecados.
Luk 3:5 Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados;
Luk 3:5 Este versículo es parte del mensaje de Juan el Bautista en el desierto, en el que está hablando sobre la necesidad de preparar el camino para la llegada del Mesías, quien es Jesús. La imagen que se usa aquí es de la preparación física del terreno para un camino que sea accesible y fácil de pasar. La frase "Todo valle se rellenará" significa que el terreno que está bajo nivel será elevado para hacerlo nivelado con el resto del camino. "Y se bajará todo monte y collado" indica que las áreas elevadas del camino serán niveladas para que el camino sea uniforme y no haya obstáculos. "Los caminos torcidos serán enderezados" se refiere a la modificación de las curvas en el camino para que sea un camino directo. Y "los caminos ásperos allanados" significa que los obstáculos y las rocas ásperas del camino serán removidos para que el camino sea más fácil de transitar. En resumen, este versículo se refiere a la necesidad de preparar el terreno físico para la llegada del Mesías, así como también a una invitación para prepararnos espiritualmente para su llegada.
Luk 3:6 Y verá toda carne la salvación de Dios.
Luk 3:6 Este versículo se refiere a la misión de Juan el Bautista, quien vino para preparar el camino para Jesús y su mensaje de salvación. Juan proclamó un bautismo de arrepentimiento y llamó a la gente a volver a Dios. El versículo señala que a través de la misión de Juan y la obra de Jesús, toda la humanidad tendría la oportunidad de experimentar la salvación y la redención de Dios, independientemente de su origen, cultura o estatus social. En resumen, el versículo habla de la promesa de que toda la humanidad puede recibir la salvación ofrecida por Dios.
Luk 3:7 Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Luk 3:7 Este verso es una parte del sermón de Juan el Bautista cuando estaba predicando en el desierto de Judea. Él estaba llamando a la gente a arrepentirse de sus pecados y prepararse para la llegada del Mesías. Cuando Juan se refiere a ellos como "generación de víboras", está utilizando un lenguaje fuerte y directo para poner de manifiesto la gravedad del pecado y la necesidad urgente de arrepentirse. Las víboras son animales venenosos, y Juan está diciendo que el pecado es como veneno para el alma. Juan también pregunta quién les enseñó a "huir de la ira venidera". Con esto, está haciendo referencia al juicio final de Dios y la necesidad de prepararse para ello. Él está diciendo que no es suficiente simplemente hacer un acto de fe, sino que también se debe vivir una vida recta y obediente a Dios para evitar la condena en el juicio final y alcanzar la salvación. En resumen, Juan el Bautista está llamando a la gente a arrepentirse de sus pecados, vivir una vida recta y estar preparados para el juicio final.
Luk 3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Luk 3:8 En este versículo, Juan el Bautista está hablando a la multitud que se había acercado a él para ser bautizados. Él les está diciendo que deben demostrar que están arrepentidos de sus pecados y que han cambiado sus vidas, haciendo buenas obras y viviendo de acuerdo con la voluntad de Dios. También les está advirtiendo que no pueden confiar en su linaje o en su ascendencia para justificarse ante Dios. Muchas personas en aquel tiempo se jactaban de ser descendientes de Abraham, el padre de la nación de Israel, y pensaban que esto les daba un lugar especial ante Dios. Sin embargo, Juan les asegura que Dios puede levantar hijos de Abraham incluso de las piedras, lo que significa que la verdadera fidelidad a Dios no se basa en la ascendencia o la herencia, sino en la fe y el arrepentimiento. En resumen, este versículo nos muestra la importancia de demostrar nuestro arrepentimiento a través de nuestras acciones, y nos advierte que no podemos confiar en nuestra ascendencia o herencia para justificarnos ante Dios.
Luk 3:9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
Luk 3:9 Este versículo es parte de un sermón predicado por Juan el Bautista en el que habla sobre la necesidad de arrepentirse de los pecados y producir frutos buenos en nuestra vida. La imagen utilizada es la de un árbol que no da buen fruto y por lo tanto es cortado y desechado. La idea es que aquellos que no producen frutos buenos en su vida, es decir, que no viven de acuerdo a los mandamientos de Dios, serán desechados y sufrirán las consecuencias de sus acciones. Por lo tanto, este versículo nos llama a reflexionar acerca de nuestra propia vida y a asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto para producir frutos buenos y agradables a Dios.
Luk 3:10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?
Luk 3:10 Este versículo se encuentra en el contexto del ministerio de Juan el Bautista, quien predicaba el arrepentimiento y la preparación para la llegada del Mesías. Juan bautizaba en el río Jordán y muchos judíos acudían a él para confesar sus pecados y recibir su bautismo. En este versículo especifico, después de que Juan hablara sobre el juicio venidero para los pecadores impenitentes, la gente comenzó a preguntarle qué debían hacer para demostrar su arrepentimiento y obtener la salvación. La respuesta de Juan fue contundente y práctica: "El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene ninguna; y el que tiene comida, haga lo mismo" (Luk 3:11). Juan exhortó a la gente a compartir sus recursos con los necesitados y a vivir en armonía y justicia. Este versículo refleja la preocupación de la gente por buscar la verdad y la salvación, y la respuesta de Juan muestra que la auténtica fe siempre lleva a la acción concreta en favor de los demás.
Luk 3:11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
Luk 3:11 Este versículo es una cita del discurso de Juan el Bautista, quien estaba instando a las personas a ser generosas y compartir lo que tienen con los menos afortunados. La "túnica" era una prenda de vestir esencial en la antigua cultura hebrea, y tener dos significaba que alguien era privilegiado y tenía más de lo que necesitaba. Juan el Bautista estaba diciendo que aquellos que tienen más de lo que necesitan deberían compartir con aquellos que no tienen suficiente. Además, también animaba a aquellos que tienen suficiente comida a ser generosos y compartir con aquellos que pasan hambre. En resumen, este versículo nos enseña la importancia de la generosidad y la preocupación por los menos afortunados.
Luk 3:12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Luk 3:12 En este versículo del Evangelio de Lucas, se habla de unos recaudadores de impuestos o publicanos que se acercan a Juan el Bautista para ser bautizados y le preguntan qué deben hacer. Los publicanos eran personas que recaudaban impuestos para Roma y en muchas ocasiones eran mal vistos por la sociedad debido a que podían enriquecerse a costa de la gente común y corriente. Al acercarse a Juan el Bautista para ser bautizados, estos hombres demuestran una actitud de arrepentimiento y buscan orientación para su vida. Al preguntarle a Juan el Bautista qué deben hacer, ellos demuestran un deseo sincero de cambiar sus acciones y hacer lo correcto ante Dios. Juan les da una respuesta clara y directa en los versículos siguientes, diciéndoles que dejen de cobrar más de lo establecido y que no maltraten a nadie en el ejercicio de su trabajo. En este versículo, podemos ver la importancia que Juan el Bautista daba a la responsabilidad social de los individuos y cómo se esperaba que incluso aquellos que se dedicaban a actividades consideradas poco éticas pudieran hacer un cambio en su vida a través del arrepentimiento y la orientación espiritual.
Luk 3:13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
Luk 3:13 Este versículo es parte de un pasaje en el que Juan el Bautista está predicando sobre el arrepentimiento y la preparación para la venida del Mesías. En este verso en particular, Juan les está hablando a los recaudadores de impuestos, quienes eran notoriamente corruptos y abusaban de su autoridad para recolectar más dinero del que se les había mandado. Al decir "No exijáis más de lo que os está ordenado", Juan los está exhortando a no abusar de su poder para extorsionar a las personas. En otras palabras, les está diciendo que se apeguen a las regulaciones y leyes establecidas y no intenten sacar provecho personal de su posición. En el contexto más amplio, este verso nos muestra que Dios nos llama a ser justos y honrados en todas nuestras interacciones, especialmente en nuestras relaciones comerciales y económicas. No debemos buscar sacar ventaja de los demás, sino vivir con integridad y respeto por los demás.
Luk 3:14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Luk 3:14 Este versículo se encuentra en el capítulo 3 del libro de Lucas en el Nuevo Testamento, específicamente habla de la predicación de Juan el Bautista y cómo la gente le preguntaba qué debían hacer para ser salvados. En este caso, unos soldados preguntan qué deben hacer ellos, y Juan les responde que no deben cometer extorsión o calumniar a nadie, y deben estar satisfechos con su salario. Juan está diciéndoles que deben ser honestos y no abusar de su poder como soldados para obtener más ganancias de lo que deberían, ni deben difamar a nadie con mentiras. En cambio, deben estar contentos con lo que se les paga por su trabajo. Esto es un mensaje importante de justicia y honestidad que se aplica a todas las personas, no solo a los soldados. Deberíamos tratar a los demás con respeto y no hacerles daño intencionalmente, además de estar satisfechos con lo que tenemos en lugar de siempre querer más.
Luk 3:15 Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo,
Luk 3:15 Este versículo se refiere al tiempo en que Juan el Bautista comenzó su ministerio en el desierto y la gente comenzó a escuchar sus enseñanzas y a bautizarse en el río Jordán. La gente estaba en expectativa y se preguntaba si Juan podría ser el Mesías que habían estado esperando tanto tiempo. Sabían que el Mesías vendría pronto, y estaban esperando su llegada. Sin embargo, Juan les dijo que él no era el Mesías, sino que estaba preparando el camino para él. Este versículo muestra la gran expectación que el pueblo tenía por el Mesías y su deseo de encontrarlo y seguirlo.
Luk 3:16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Luk 3:16 Este versículo se refiere a cuando Juan el Bautista estaba bautizando a la gente en el agua, y la gente estaba empezando a creer que él podría ser el Mesías. Sin embargo, Juan explica que aunque él está bautizando con agua, hay alguien más poderoso que él que vendrá y los bautizará con Espíritu Santo y fuego. Esto se refiere a Jesucristo, quien bautiza en el Espíritu Santo y fuego, lo que significa recibir la gracia y el poder de Dios para vivir vidas santas y ser guiados por el Espíritu Santo. Juan reconoce a Jesús como superior a él, diciendo que no es digno de desatar la correa de su calzado, es decir, que no es digno de ser su sirviente más humilde.
Luk 3:17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Luk 3:17 Este versículo habla de Juan el Bautista, quien estaba preparando el camino para Jesús. La referencia a su aventador en su mano se refiere a la herramienta que se usaba para separar el trigo de la paja. Juan, como el aventador, estaba separando a las personas, los que aceptarían a Jesús y los que no. Aquellos que aceptan a Jesús son simbolizados por el trigo que se recoge en el granero, mientras que aquellos que lo rechazan son representados por la paja que es quemada en fuego inextinguible. Este versículo muestra la idea de la separación entre el bien y el mal, y la importancia de aceptar a Jesús como salvador.
Luk 3:18 Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
Luk 3:18 Este versículo pertenece al capítulo 3 del Evangelio de Lucas, y habla sobre el ministerio de Juan el Bautista. El versículo específicamente dice: "Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo". Juan el Bautista estaba predicando a la gente sobre la llegada del Reino de Dios y animándoles a arrepentirse de sus pecados y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Por lo tanto, las "exhortaciones" a las que se hace referencia en este versículo son las palabras y enseñanzas de Juan que llamaban a la gente a cambiar sus vidas y a buscar a Dios. El "anunciar las buenas nuevas" significa que Juan estaba compartiendo el mensaje divino de salvación y esperanza con el pueblo, y esto se refiere al Evangelio de Jesucristo. En resumen, este verso indica que Juan estaba haciendo lo que Dios lo había enviado a hacer: proclamar la verdad y preparar el camino para el Mesías.
Luk 3:19 Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,
Luk 3:19 Este versículo describe una situación en la que Juan el Bautista reprende a Herodes el tetrarca por su conducta inapropiada. En particular, Juan critica a Herodes por su relación con Herodías, quien era la esposa de su hermano, lo que se consideraba un comportamiento inmoral. Además, Juan también menciona las maldades que Herodes había cometido, lo que sugiere que había otras acciones pecaminosas que preocupaban a Juan y otras personas en la época. En resumen, este versículo muestra la importancia de la crítica y la responsabilidad en la conducta de los líderes, incluso aquellos que tienen un alto estatus social y político.
Luk 3:20 sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.
Luk 3:20 Este versículo es parte de la narración de la predicación y bautismo de Juan el Bautista en el río Jordán, donde muchos acudieron a él para recibir su bautismo de arrepentimiento. En Lukas 3:19-20, se menciona que Juan el Bautista reprendía públicamente al rey Herodes Antipas por su adulterio con Herodías, la esposa de su hermano. Herodes finalmente lo encarceló por sus críticas. El versículo que mencionas, Lukas 3:20, simplemente describe que Juan el Bautista fue encerrado en la cárcel por Herodes después de su reprimenda. Esto fue una señal más de la resistencia y la oposición que Juan y su mensaje enfrentaron en su tiempo.
Luk 3:21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
Luk 3:21 Este versículo del Nuevo Testamento nos habla sobre el momento en el que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Cuando Jesús se bautizó, el cielo se abrió y una voz celestial dijo: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia". Esto fue una manifestación del Espíritu Santo y una confirmación divina de que Jesús era el Hijo de Dios. Este evento es significativo porque marca el inicio del ministerio público de Jesús y su compromiso en la obra redentora del Padre. Además, el hecho de que Jesús se haya bautizado muestra su humildad y su identificación con la humanidad, ya que él mismo no tenía pecado y no necesita ser bautizado para el perdón de sus pecados.
Luk 3:22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Luk 3:22 Este verso se refiere al bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Después de que Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de una paloma, lo que simboliza el poder y la presencia del Espíritu Santo en la vida de Jesús. Además, una voz del cielo, probablemente la voz de Dios Padre, declaró que Jesús era su Hijo amado y que estaba complacido con él. Este versículo es una confirmación divina del papel de Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios.
Luk 3:23 Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,
Luk 3:23 Este versículo se refiere al comienzo del ministerio de Jesús, cuando tenía alrededor de 30 años. También se menciona que se creía que Jesús era hijo de José, hijo de Elí. Este pasaje es importante porque establece la edad de Jesús al comenzar su ministerio, así como el linaje de su familia. También alimenta el debate sobre la paternidad de Jesús, ya que algunos creen que José era su padre biológico, mientras que otros creen que fue concebido por el Espíritu Santo y que José era su padre adoptivo.
Luk 3:24 hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana, hijo de José,
Luk 3:24 Este verso es parte del árbol genealógico de Jesús, que se encuentra en el Evangelio de Lucas. En este versículo en particular, se menciona a José, el padre terrenal de Jesús. También se mencionan cuatro de sus antepasados en su linaje paterno: Matat, Leví, Melqui y Jana. Es probable que estos nombres no sean familiares para nosotros hoy en día, pero eran importantes para los judíos de la época, quienes valoraban la genealogía y la ascendencia. El propósito de este árbol genealógico es demostrar que Jesús era de la línea de David y, por lo tanto, cumplió con las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías.
Luk 3:25 hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahum, hijo de Esli, hijo de Nagai,
Luk 3:25 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús que se encuentra en el Evangelio de Lucas. Este versículo en particular describe la línea ancestral de Jesús a través de su padre terrenal José. En este caso, el versículo menciona a un hombre llamado Matatías, quien era el padre de un hombre llamado Amós, y Amós a su vez era el padre de Nahum. Nahum fue el padre de Esli, quien fue el padre de Nagai. Esta genealogía nos ayuda a rastrear la herencia de Jesús a través de muchas generaciones. A través de la línea de José, podemos ver que Jesús descendió de una larga lista de antepasados, lo que demuestra que tenía raíces muy profundas en la historia y la cultura judías. También muestra cómo Dios cumplió sus promesas al pueblo judío de enviar el Mesías a través de la línea de David (ver Lucas 1:32-33).
Luk 3:26 hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá,
Luk 3:26 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús registrada en el evangelio de Lucas. Es una lista de los ancestros de Jesús, comenzando con su padre terrenal José y rastreando su linaje hasta Adán, el primer hombre creado por Dios. El verso específico que mencionas menciona a un hombre llamado Judá, que fue uno de los hijos de Jacob y uno de los antepasados de Jesús. Judá tuvo varios hijos, y uno de ellos se llamó Simeón (a veces escrito como Semei). Simeón también tuvo hijos, y uno de ellos se llamó Matatías. Luego, Matatías también tuvo un hijo llamado Maat. En resumen, este versículo es parte de la genealogía de Jesús y enumera a uno de sus antepasados directos. Indica que Jesús es descendiente de la tribu de Judá, que era una de las doce tribus de Israel. La lista detallada de nombres es importante porque muestra cómo Dios trabajó a través de la historia para llevar a Jesús al mundo.
Luk 3:27 hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri,
Luk 3:27 Este versículo es parte del árbol genealógico de Jesús, que se encuentra en la Biblia en el libro de Lucas. El versículo muestra la línea de ascendencia de Jesús, comenzando con su antepasado Zorobabel y terminando con su padre terrenal, José. Joana, Resa, Salatiel y Neri eran antepasados de Jesús en esa línea de ascendencia. El objetivo de incluir el árbol genealógico de Jesús en la Biblia es demostrar que Jesús es el Mesías prometido de la línea de David, cumpliendo las profecías del Antiguo Testamento.
Luk 3:28 hijo de Melqui, hijo de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er,
Luk 3:28 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús, que aparece en el tercer capítulo del Evangelio de Lucas. Es una lista de antepasados de Jesús, que comienza con Jesús mismo y va hacia atrás en el tiempo, hasta llegar a Adán, el primer hombre según la tradición judía y cristiana. El verso en cuestión enumera los nombres de algunos de los antepasados de Jesús. Melqui, Adi, Cosam, Elmodam y Er no son personajes conocidos en la Biblia fuera de esta genealogía. No se sabe mucho sobre ellos, excepto que eran antepasados directos de José, el esposo de María y padre legal de Jesús. Esta genealogía tiene varias funciones importantes en el Evangelio de Lucas. En primer lugar, establece la conexión de Jesús con la historia sagrada de Israel y con las profecías mesiánicas que se encuentran en el Antiguo Testamento. En segundo lugar, demuestra que Jesús es un descendiente legítimo del rey David, lo que es importante porque la profecía mesiánica decía que el Mesías sería un descendiente de David. Y en tercer lugar, la genealogía de Jesús muestra que él es parte de la humanidad y que tiene un linaje terrenal.
Luk 3:29 hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat,
Luk 3:29 Este versículo es parte de una genealogía que se encuentra en el Evangelio de Lucas, que traza la ascendencia de Jesucristo desde Adán hasta José, el padre terrenal de Jesús. Este versículo en particular se refiere a un hombre llamado Matat, que era el padre de Jorim, quien a su vez era el padre de Eliezer. Eliezer a su vez era el padre de Josué, quien es mencionado en este versículo como "hijo de Josué". Esta genealogía nos muestra la línea de descendencia de Jesús desde los primeros tiempos de la historia bíblica.
Luk 3:30 hijo de Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim,
Luk 3:30 Este verso es parte del relato de la genealogía de Jesús, que se encuentra en el Evangelio de Lucas. En esta lista, se describe la ascendencia de Jesús y su conexión con los reyes y patriarcas del Antiguo Testamento. El verso en cuestión menciona a varias generaciones de antepasados de Jesús, comenzando con Leví y terminando con Eliaquim. Cada nombre representa un ancestro importante en la línea de Jesús, y se utiliza para trazar la línea desde la era del Antiguo Testamento hasta la venida de Jesús como el Mesías prometido. Es importante destacar que la aparición de estos nombres en estas listas no solo sirve para vincular a Jesús al pueblo judío, sino que también demuestra la fidelidad de Dios en mantener su promesa de enviar a un salvador para redimir a la humanidad.
Luk 3:31 hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán,
Luk 3:31 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús, que se encuentra en el libro de Lucas en el Nuevo Testamento. Este versículo en particular se refiere a un hombre llamado Natán, que fue el hijo de Matata, quien a su vez fue el hijo de Mainán, y así sucesivamente. La genealogía traza la línea de descendencia desde Adán hasta Jesús y es importante porque demuestra que Jesús tenía un linaje humano.
Luk 3:32 hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salmón, hijo de Naasón,
Luk 3:32 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús, que se presenta en los primeros versículos del capítulo 3 de Lucas. Aquí se mencionan una serie de antepasados de Jesús que se remontan hasta David, el rey de Israel. El versículo en cuestión menciona a algunos de ellos: Isaí (quien era el padre de David), Obed, Booz, Salmón y Naasón. Estos nombres son importantes porque establecen una conexión entre Jesús y la linea de descendencia del rey David, lo que cumple con una profecía del Antiguo Testamento de que el Mesías sería un descendiente de David. La lista también muestra que la propia genealogía de Jesús tiene una historia rica y variada, que incluye a personas famosas como el rey David, pero también a personas menos conocidas.
Luk 3:33 hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá,
Luk 3:33 Este versículo es parte del árbol genealógico de Jesús, que se encuentra en el tercer capítulo del evangelio de Lucas. Se mencionan una serie de nombres de hombres que pertenecen a la genealogía de Jesús, comenzando desde Aminadab y llegando hasta Judá. Estos nombres incluyen a personas importantes en la historia de Israel, como Judá, uno de los doce hijos de Jacob, y Fares, uno de los descendientes de Judá. En la cultura hebrea, la genealogía era de gran importancia para demostrar el linaje y la herencia de una persona. En resumen, este versículo indica que Jesús venía de una línea de personas importantes y respetadas en la historia de Israel, lo que demostraba su conexión con la historia y tradiciones de su pueblo.
Luk 3:34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor,
Luk 3:34 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús, que se encuentra en el Evangelio de Lucas en el Nuevo Testamento. Describe la línea de descendencia de Jesús desde su padre terrenal, José, hasta Adán, el primer hombre creado según la tradición bíblica. En particular, el versículo que mencionas habla de la ascendencia de José, señalando que él era descendiente de Taré, Nacor, Abraham, Isaac y Jacob, quienes eran importantes figuras del Antiguo Testamento. La genealogía de Jesús es importante porque muestra cómo él cumplió las profecías y el propósito divino, al ser el descendiente prometido de la línea de David.
Luk 3:35 hijo de Serug, hijo de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala,
Luk 3:35 Este versículo es parte de la genealogía de Jesús registrada en Lucas 3:23-38. El versículo en cuestión enumera a algunos de los antepasados de Jesús, en orden cronológico. Comienza con Jesús siendo el hijo de José, que era el hijo de Heli, y continúa con una larga lista de antepasados que incluyen a Serug, Ragau, Peleg, Heber y Sala, entre otros. Esta lista es importante porque muestra la conexión de Jesús con su linaje judío y su descendencia de Abraham, como se profetizó en el Antiguo Testamento. Además, demuestra la importancia de la genealogía y la genealogía en la cultura judía, que se remonta a través de las generaciones.
Luk 3:36 hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec,
Luk 3:36 Este versículo es parte de una genealogía que se encuentra en el capítulo 3 del libro de Lucas en el Nuevo Testamento. La genealogía sigue la línea de descendencia desde Jesús hasta Adán, comenzando con Jesús como "hijo de José, hijo de Heli". El versículo en cuestión enumera a los antepasados de Noé, incluyendo a Cainán, Arfaxad, Sem y Lamec. Estos nombres representan a los hijos y nietos de Noé, quienes según la narración bíblica, fueron los sobrevivientes del Diluvio y repoblaron la Tierra después del evento. En esencia, este versículo está proporcionando un registro genealógico para demostrar la conexión de Jesús con la historia del pueblo judío y su lugar dentro de la línea de descendencia hacia Adán.
Luk 3:37 hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán,
Luk 3:37 Este versículo es parte de la genealogía de Jesucristo, que se registra en el tercer capítulo del evangelio de Lucas. El versículo dice que Jesús era descendiente de varias personas antiguas, incluyendo a Matusalén, Enoc, Jared, Mahalaleel y Cainán. Estos nombres eran de personas mencionadas en el Antiguo Testamento como ancestros importantes de la raza humana. La genealogía es importante en la cultura judía ya que la descendencia se considera esencial para establecer la continuidad de la fe y la herencia divina. Lucas incluyó este versículo para demostrar que Jesús estaba dentro de la línea de descendencia que había sido profetizada en el Antiguo Testamento.
Luk 3:38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
Luk 3:38 En este versículo, se hace una genealogía de Jesús que retrocede hasta Adán, y finalmente se le llama "hijo de Dios". Esto significa que Jesús es descendiente de Adán y también es el Hijo de Dios, lo que significa que es divino y ha existido desde la eternidad como Dios. Esta genealogía es importante porque muestra que Jesús es parte de la historia de la humanidad y que su linaje tiene una conexión directa con la creación de Dios. También significa que, como Hijo de Dios, tiene un propósito y una identidad divina.