Explorando la Vida de Jesús a través del Libro 4 de Lucas en el Nuevo Testamento


El Libro 4 del Evangelio de Lucas en el Nuevo Testamento cubre un período de la vida de Jesús en el que comienza a predicar y enseñar por todo el país. El libro se divide en tres secciones principales: el ministerio público de Jesús, la formación de los discípulos y la interacción de Jesús con sus oponentes religiosos. En la primera sección, Lucas describe la predicación de Jesús y cómo la gente lo seguía de un lugar a otro, esperando escuchar sus enseñanzas y presenciar sus milagros. Jesús habla sobre el amor de Dios y la importancia de ayudar a los necesitados, y realiza numerosos milagros, incluida la curación de un paralítico, la liberación de un endemoniado y la resurrección de la hija de Jairo. En la segunda sección, Jesús comienza a seleccionar a sus discípulos, explicando que deben estar dispuestos a dejar todo para seguirlo. Jesús les enseña a orar y les da instrucciones sobre cómo llevar el mensaje del Reino de Dios a otros. En la tercera sección, Jesús tiene interacciones tensas con las autoridades religiosas judías, que están cada vez más molestas por sus enseñanzas y milagros. Jesús critica su hipocresía y les habla sobre el amor y la misericordia de Dios. En total, el Libro 4 de Lucas en el Nuevo Testamento presenta un relato extenso y detallado de los primeros años del ministerio público de Jesús y de sus interacciones con la gente común, sus discípulos y sus oponentes religiosos. Ofrece una visión única y profunda del mensaje de Jesús y su impacto en la sociedad de su época, así como de la influencia que sigue teniendo hoy en día.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Luk 4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto
Luk 4:2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.
Luk 4:3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se convierta en pan.
Luk 4:4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.
Luk 4:5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra.
Luk 4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
Luk 4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
Luk 4:8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
Luk 4:9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
Luk 4:10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;
Luk 4:11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
Luk 4:12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Luk 4:13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.
Luk 4:14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
Luk 4:15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.
Luk 4:16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Luk 4:17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Luk 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
Luk 4:19 A predicar el año agradable del Señor.
Luk 4:20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Luk 4:21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Luk 4:22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Luk 4:23 El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
Luk 4:24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.
Luk 4:25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
Luk 4:26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
Luk 4:27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
Luk 4:28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;
Luk 4:29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
Luk 4:30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.
Luk 4:31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
Luk 4:32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
Luk 4:33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
Luk 4:34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
Luk 4:35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Luk 4:36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Luk 4:37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
Luk 4:38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella.
Luk 4:39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.
Luk 4:40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Luk 4:41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Luk 4:42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.
Luk 4:43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.
Luk 4:44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

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