La Revelación de Lucas: El Nuevo Testamento en el Libro 7
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El libro del Nuevo Testamento de Lucas, capítulo 7, narra una serie de acontecimientos y enseñanzas de Jesús durante su ministerio. En este capítulo, se relata la curación del siervo de un centurión romano, la resurrección del hijo de una viuda y el perdón de los pecados de una mujer pecadora.
En la primera historia, se encuentra a un centurión romano que tiene un siervo que está gravemente enfermo. El centurión es un hombre de gran fe y humildad, y le pide a Jesús que cure a su siervo. Jesús se sorprende por su fe y cura al siervo sin ni siquiera tener que ir a la casa del centurión.
En la segunda historia, Jesús se encuentra con una viuda que ha perdido a su único hijo. Jesús se conmueve por su dolor y, con un simple toque, resucita al hijo de la viuda. Esta resurrección es una muestra del poder y la compasión de Jesús, y la gente que lo rodea se maravilla.
La última historia narra el encuentro de Jesús con una mujer pecadora que desea pedirle perdón. La mujer derrama lágrimas sobre los pies de Jesús y los cubre con ungüento, mostrando su humildad y su arrepentimiento. Jesús la perdona y le dice que su fe la ha salvado.
Estas tres historias representan la importancia de la fe y la humildad en la vida cristiana. Además, muestran el poder divino de Jesús y su capacidad para sanar, resucitar y perdonar. En el Libro de Lucas, estas enseñanzas son esenciales para comprender la naturaleza del cristianismo y el papel de Jesús en la vida de los creyentes.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Luk 7:1 Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum.
Luk 7:1 Este versículo se refiere a Jesús después de terminar su sermón o enseñanza al público que le estaba escuchando. Capernaum era una ciudad en Galilea donde Jesús a menudo realizaba milagros y se hospedaba durante su ministerio. Por lo tanto, después de hablar con la multitud, Jesús se dirigió a esta ciudad.
Luk 7:2 Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.
Luk 7:2 Este versículo de Lucas 7:2 describe la situación en la que un siervo de un centurión, quien era un oficial romano de alto rango, estaba muy enfermo y cerca de la muerte. El centurión quería mucho a su siervo y buscó ayuda para salvar su vida. La historia continúa en los siguientes versículos, mostrando cómo Jesús curó al siervo y cómo el centurión expresó su fe en Jesús, reconociéndolo como un hombre de autoridad y poder divino. Este pasaje destaca la compasión de Jesús hacia aquellos que sufren y su capacidad para sanar y restaurar la vida.
Luk 7:3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
Luk 7:3 Este versículo se refiere a un oficial romano llamado un centurión, quien había oído hablar de Jesús y creía en su capacidad para curar a su siervo enfermo. Como no se atrevía a ir a Jesús directamente, envió a unos ancianos judíos para pedir su ayuda. Este versículo muestra la fe del centurión en la autoridad de Jesús y su humildad al pedir ayuda para su siervo.
Luk 7:4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
Luk 7:4 Este versículo se encuentra en el contexto de un oficial romano que había enviado a algunos ancianos judíos a pedirle a Jesús que viniera y sanara a su siervo. Los ancianos le ayudaron a presentar su petición ante Jesús y le dijeron que el oficial romano era un hombre digno y piadoso, que había construido una sinagoga para los judíos y que merecía recibir una curación para su siervo. En este versículo en particular, los ancianos que estaban presentando la petición le dicen a Jesús que el oficial romano era "digno" de recibir lo que pedían. La palabra "digno" aquí significa que el oficial romano era respetable y honorable, y que merecía la ayuda que estaban pidiendo para él y su siervo. Este versículo muestra el respeto que la gente tenía por Jesús y su capacidad para hacer milagros. También destaca la importancia de ser digno y honorable en nuestra conducta y cómo esto puede influir en cómo los demás nos ven y nos tratan.
Luk 7:5 porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.
Luk 7:5 En este verso del Evangelio de Lucas, un centurión le pide a Jesús que sane a su siervo enfermo. Antes de que Jesús llegue a su casa para curar al siervo, el centurión envía algunos líderes judíos a Jesús para explicar que no se considera digno de tener a Jesús en su casa, pero que cree que si Jesús simplemente dice la palabra, el siervo sanará. Los líderes judíos le dicen a Jesús que el centurión merece su ayuda porque "ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga". Este versículo sugiere que el centurión tenía un gran respeto por la cultura y la religión judía. Su amor y admiración por la nación y su gente resultó en la construcción de una sinagoga, una casa de oración y reunión para la comunidad judía. Los líderes judíos reconocieron la dedicación del centurión a la comunidad y creyeron que esto lo hacía merecedor de la ayuda de Jesús. En general, este versículo destaca la importancia y el valor del respeto y la tolerancia hacia otras culturas y religiones, y cómo estos gestos pueden construir puentes y relaciones positivas entre diferentes comunidades.
Luk 7:6 Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;
Luk 7:6 Este versículo es parte de la historia en la que un centurión romano pide a Jesús que cure a su siervo, quien está gravemente enfermo. Después de que Jesús se ofrece a ir a la casa del centurión para sanar al siervo, el centurión le envía a unos amigos para que le digan a Jesús que él no es digno de que entre en su casa. El hecho de que el centurión reconociera su indignidad ante Jesús muestra su humildad y su fe en el poder divino de Jesús. Además, también muestra que no es necesaria la presencia física de Jesús para que se realice un milagro, ya que el centurión cree que Jesús tiene el poder de curar a su siervo desde cualquier lugar. Este versículo también es significativo porque el centurión era un hombre pagano y no judío, pero aún así mostró su fe en Jesús y en su capacidad para sanar a su siervo. Esto demuestra que el amor y el poder de Jesús son universales y no están limitados por las barreras religiosas o culturales.
Luk 7:7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.
Luk 7:7 Este versículo habla de un centurión que busca la ayuda de Jesús para sanar a su siervo que estaba muy enfermo. El centurión sabía que Jesús tenía el poder de sanar y le pidió ayuda, pero también se siente indigno de recibir la visita de Jesús en su casa. En lugar de eso, le pide a Jesús que simplemente hable una palabra para sanar a su siervo, demostrando su fe en el poder de Jesús. El versículo muestra la humildad del centurión y su confianza en la autoridad de Jesús.
Luk 7:8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Luk 7:8 Este versículo es parte de una historia en la que Jesús está impresionado por la fe de un centurión romano que le pide que sane a su siervo enfermo. El centurión explica que entiende la autoridad y el poder de Jesús, y que confía en que simplemente le dé la orden de sanar al siervo, y así será. En este versículo, el centurión está comparando su propia posición de autoridad militar con la de Jesús como líder espiritual. Él reconoce que, como comandante, él da órdenes y espera que sus subordinados las cumplan, y que Jesús tiene el mismo tipo de autoridad sobre el mundo espiritual y puede ordenar cosas que sucedan y son obedecidas. El punto principal del centurión es que él cree que Jesús tiene el poder y la autoridad para sanar a su siervo, y que tiene fe en que Jesús simplemente tiene que dar la orden y su siervo será sanado instantáneamente. Jesús queda impresionado por esta fe y cura al siervo del centurión en ese momento.
Luk 7:9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Luk 7:9 Este versículo describe cómo Jesús se maravilló de la gran fe que tenía un Centurión Romano, quien le había pedido que sanara a su siervo enfermo. El Centurión reconoció el poder de Jesús y confió plenamente en su capacidad de curar a su siervo con solo una palabra. Jesús quedó impresionado por esta demostración de fe, especialmente porque el Centurión no era judío y no estaba familiarizado con las enseñanzas de la fe hebrea. Por lo tanto, Jesús proclama que la fe del Centurión era ejemplar y que ni siquiera en Israel había encontrado tanta fe en alguien.
Luk 7:10 Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
Luk 7:10 El versículo se refiere a una historia en la que Jesús sanó al siervo de un centurión que estaba muy enfermo. El centurión tenía tanta fe en Jesús que no pidió que viniera a su casa para sanar al siervo, sino que envió a algunos líderes judíos a pedir la ayuda de Jesús. Cuando Jesús escuchó sus palabras, se sintió conmovido por la fe del centurión y sanó al siervo sin siquiera verlo en persona. El versículo en cuestión simplemente nos dice que cuando los líderes enviados regresaron a la casa del centurión, encontraron al siervo completamente sano, lo que demuestra el poder sanador de Jesús.
Luk 7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
Luk 7:11 Este versículo del evangelio de Lucas describe un momento en que Jesús estaba viajando hacia la ciudad de Naín. Él iba acompañado por un gran número de discípulos y seguido por una multitud aún mayor. Este verso en particular establece el escenario para lo que sucederá más adelante en el capítulo: Jesús resucita al hijo de una viuda de Naín, causando asombro y admiración en la multitud presente. En resumen, el verso establece el lugar donde ocurrió la resurrección y enfatiza la cantidad de personas que presenciaron el milagro.
Luk 7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
Luk 7:12 Este versículo describe una situación triste en la vida de una viuda que ha perdido a su único hijo. La Biblia menciona que la gente de la ciudad estaba con ella mientras llevaban a su hijo a ser enterrado. Este pasaje puede ser una lección sobre la importancia de apoyar y consolar a aquellos que están sufriendo en momentos de pérdida y dolor. También puede ser una reflexión sobre la fragilidad de la vida y la necesidad de valorar y apreciar a aquellos que nos rodean.
Luk 7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Luk 7:13 Este versículo se refiere a una historia en la que Jesús se encontró con una mujer que estaba llorando porque su hijo había muerto. Cuando Jesús la vio, sintió compasión por ella y le dijo que no llorara. Es importante entender que la compasión de Jesús no sólo se extendía a la mujer, sino que también se extendía a su hijo, quien Jesús más tarde resucitó de entre los muertos. La enseñanza principal de este versículo es que Jesús es misericordioso y compasivo, y está dispuesto a ayudarnos en nuestras horas más oscuras.
Luk 7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Luk 7:14 El versículo de Lucas 7:14 describe un milagro realizado por Jesús. Él se acercó a un ataúd que llevaba el cuerpo de un hombre joven y, al tocarlo, ordenó que el joven se levantara. Los que llevaban el féretro se detuvieron sorprendidos mientras Jesús realizaba este milagro. Esto muestra el poder y la autoridad de Jesús para hacer lo que nadie más podía hacer: devolver la vida a un hombre muerto. Este versículo es un ejemplo de la capacidad de Jesús para curar y resucitar a personas, lo que aumentaría su popularidad entre su pueblo y sería un signo más de su divinidad.
Luk 7:15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Luk 7:15 Este versículo describe un milagro realizado por Jesús en el que resucita a un hombre muerto. Después de que Jesús tocara el ataúd donde yacía el hombre, este se levantó y comenzó a hablar, lo que dejó a todos sorprendidos. Además, el hombre fue entregado a su madre, quien seguramente estaba extremadamente feliz de recuperar a su hijo. Este milagro muestra el poder y la compasión de Jesús hacia las personas que sufren y demuestra que él tiene el poder de vencer incluso la muerte misma.
Luk 7:16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.
Luk 7:16 Este verso habla sobre un milagro que Jesús hizo en la ciudad de Naín. Él resucitó al hijo de una viuda de la ciudad que había muerto. La gente que presenció este acontecimiento se asustó y al mismo tiempo alabó y glorificó a Dios, porque entendieron que sólo un gran profeta podía hacer milagros como ese, y que Dios mismo había visitado a su pueblo a través de Jesús. Este verso muestra la reverencia y el respeto que la gente tenía por Jesús y la convicción de que Él era un enviado de Dios con un poder divino.
Luk 7:17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.
Luk 7:17 Este versículo se refiere a la fama de Jesús al hacer un milagro al resucitar al hijo viudo de una mujer en la ciudad de Naín. Después de este milagro, la noticia se difundió rápidamente por toda Judea y los territorios vecinos. La gente empezó a hablar de sus enseñanzas y de los milagros que realizaba, lo que provocó un gran interés por conocerlo en persona y escuchar sus enseñanzas. En resumen, este versículo destaca cómo la fama de Jesús se extendió por toda la región debido a sus poderosas obras y enseñanzas.
Luk 7:18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,
Luk 7:18 Este versículo se refiere a un momento en el que los discípulos de Juan el Bautista le informaron sobre las acciones y palabras de Jesús. Después de recibir estas noticias, Juan llamó a dos de sus discípulos para que fueran a preguntarle directamente a Jesús si era realmente el Mesías prometido. Este episodio muestra cómo Juan el Bautista, aunque era un profeta importante, no estaba seguro de la identidad de Jesús y buscó confirmación a través de sus discípulos. También muestra la importancia de la comunicación y la transmisión de información en la vida de los discípulos y líderes religiosos.
Luk 7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
Luk 7:19 Este versículo habla sobre un grupo de personas que se acercaron a Jesús para preguntarle si él era el Mesías que había sido profetizado. Los llamados enviados, probablemente discípulos de Juan el Bautista, estaban buscando confirmación de que Jesús era quien esperaban que fuera. La pregunta "¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?" refleja la incertidumbre y la necesidad de una respuesta clara y directa. Jesús responde a esta pregunta de diversas maneras en los evangelios, señalando sus obras y milagros como signos de su identidad como Mesías y Salvador.
Luk 7:20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
Luk 7:20 Este versículo describe el momento en que algunos hombres se acercan a Jesús y le preguntan si él es el Mesías esperado, o si deberían esperar a otra persona que pudiera ser el Mesías. Estos hombres fueron enviados por Juan el Bautista, quien también había predicado la llegada del Mesías. La pregunta refleja la incertidumbre y la curiosidad que había entre el pueblo judío en ese momento sobre quién sería el Mesías y cómo se manifestaría. Jesús responde a la pregunta de manera evasiva y les pide que observen las señales que él realiza como evidencia de su legitimidad.
Luk 7:21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.
Luk 7:21 Este versículo describe un momento en que Jesús estaba sanando a muchas personas de diversas aflicciones. Él curó a muchas personas de enfermedades y plagas, y también liberó a personas que estaban siendo atormentadas por espíritus malos. Además, Jesús devolvió la vista a muchos ciegos, lo que les permitió ver el mundo que los rodeaba. Este versículo es un ejemplo del poder de Jesús para sanar y transformar las vidas de las personas.
Luk 7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;
Luk 7:22 En este versículo, Jesús está respondiendo a los discípulos de Juan el Bautista, quienes le preguntaron si realmente era el Mesías prometido. Jesús les dice que deben informar a Juan lo que han visto y oído, que es la evidencia de que Jesús es, de hecho, el Mesías. La lista de milagros que Jesús enumera son los mismos que los profetas del Antiguo Testamento habían predicho que el Mesías realizaría. Al declarar que estos milagros se han cumplido, Jesús está confirmando que él es el Mesías prometido y que traerá la salvación al mundo. La mención de que el evangelio es anunciado a los pobres significa que Jesús hará llegar su mensaje a toda la humanidad, sin distinción de clase social, y que todos son igualmente bienvenidos en el reino de Dios.
Luk 7:23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
Luk 7:23 El versículo Lucas 7:23 se encuentra en el contexto de la respuesta de Jesús a los discípulos de Juan el Bautista. Jesús les estaba diciendo acerca de sus obras poderosas y cómo estaba cumpliendo las profecías del Antiguo Testamento. El versículo 23 dice: "Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí". En este contexto, el término "tropiezo" significa cualquier cosa que pudiera impedir que la gente creyera en Jesús o lo siguiera. En otras palabras, Jesús está diciendo que aquellos que confían en él y no encuentran obstáculos en su camino de fe son bendecidos. Esto significa que aquellos que creen en Jesús y no se sienten confundidos por sus enseñanzas o su testimonio son afortunados y tienen una relación sólida con él. En resumen, el versículo significa que aquellos que no encuentran impedimentos para creer en Jesús y arraigar su fe en él son muy afortunados y se les considera bienaventurados.
Luk 7:24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
Luk 7:24 Este verso se encuentra en el contexto de Jesús hablando a la multitud acerca de Juan el Bautista. Juan había enviado a sus discípulos a preguntar a Jesús si él era el Mesías esperado, y Jesús les respondió con hechos y palabras que confirmaban su identidad como el Mesías prometido. Después de que los discípulos de Juan se fueron, Jesús habló a la multitud acerca de Juan, y les preguntó si habían ido al desierto simplemente para ver una "caña sacudida por el viento". En otras palabras, Jesús estaba preguntando si habían ido al desierto para ver a un hombre inconstante e inestable, fácilmente influenciado por otros. Él estaba diciendo que Juan no era una figura así, sino un profeta verdadero y valiente, que proclamó la verdad y vivió una vida coherente y comprometida. En este verso, Jesús estaba defendiendo la reputación y el legado de Juan, y exhortando a la gente a prestar atención a su mensaje y su ejemplo.
Luk 7:25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.
Luk 7:25 Este verso es parte del sermón de Jesús sobre Juan el Bautista. Él está preguntando a la multitud sobre las razones detrás de ellas yendo a ver a Juan en el desierto. Jesús pregunta: "¿Qué salisteis a ver?" y luego sugiere que no es un hombre vestido con ropa fina lo que deberían buscar, ya que aquellos que visten con lujo y viven en palacios son comunes en su mundo y pueden no representar los valores que busca en la vida. En lugar de eso, la multitud debería estar buscando la sabiduría y la verdad que Juan está compartiendo con ellos en el desierto. La idea central detrás del verso es que las apariencias externas no son importantes, sino más bien lo que hay en el interior de una persona.
Luk 7:26 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
Luk 7:26 Este versículo es parte del relato bíblico en el que Jesús está hablando con una multitud acerca de Juan el Bautista. Jesús les pregunta a la multitud si fueron a ver a Juan porque era un profeta y luego les dice que Juan es más que un profeta. Esto significa que Juan no solo era un profeta, sino que también era el precursor de Jesús, enviado a preparar el camino para el Mesías. Su papel era tan importante que Jesús lo considera más que un profeta.
Luk 7:27 Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.
Luk 7:27 Este versículo es una referencia al profeta Malaquías 3:1, donde Dios promete enviar a su mensajero antes de enviar a su Mesías. El versículo en Lucas está citando esta profecía y declarando que Juan el Bautista es ese mensajero que Dios ha enviado para preparar el camino para Jesús. Juan el Bautista fue un profeta que predicaba el arrepentimiento y bautizaba a las personas en preparación para la venida de Jesús. Este versículo es una confirmación de que Juan el Bautista cumplió la profecía de Malaquías y que Jesús es el Mesías esperado.
Luk 7:28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
Luk 7:28 Este versículo de Lucas 7:28 se refiere a la importancia y el papel de Juan el Bautista en el desarrollo del plan de salvación de Dios. Este versículo indica que entre todos los seres humanos nacidos de mujeres, Juan es el mayor profeta. Sin embargo, Jesús también indica que incluso el más pequeño en el reino de Dios, aquellos que creen en él y lo siguen, son aún mayores que Juan. Esto muestra la superioridad del reino de Dios sobre cualquier otra posición o título que alguien pueda obtener en la tierra y cómo la fe en Jesús y su evangelio son la clave para entrar en el reino y ser considerado grande ante los ojos de Dios.
Luk 7:29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
Luk 7:29 Este versículo se refiere al momento en el que Juan el Bautista estaba predicando en el desierto y muchos judíos y publicanos (cobradores de impuestos) escucharon su mensaje y se arrepintieron de sus pecados. Al hacerlo, decidieron someterse al bautismo de Juan como un acto de penitencia y para demostrar su compromiso con Dios. La frase "justificaron a Dios" significa que estas personas reconocieron la verdad y la justicia de la predicación de Juan, y decidieron seguir sus enseñanzas como una forma de obedecer a Dios.
Luk 7:30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.
Luk 7:30 En este versículo, Jesús está hablando sobre cómo los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron los designios de Dios para ellos y no se bautizaron por Juan el Bautista. El bautismo de Juan era un acto de arrepentimiento y preparación para la venida del Mesías, pero los fariseos y los intérpretes de la ley no lo aceptaron como tal y, por lo tanto, no cumplieron con los planes de Dios para ellos. Jesús está destacando cómo estas personas eran obstinadas y tercas, y cómo su falta de fe y aceptación de los propósitos de Dios los llevaron por un camino equivocado.
Luk 7:31 Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?
Luk 7:31
Luk 7:32 Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis.
Luk 7:32 Este versículo de la Biblia está hablando de una metáfora en la que se compara a las personas que rechazan la Palabra de Dios con niños caprichosos que no saben lo que quieren. Los "muchachos sentados en la plaza" son como aquellos que están perdidos en sus propias preocupaciones y no pueden ver más allá de sus deseos materiales. Los que "dan voces unos a otros" representan a los que están constantemente buscando su propia felicidad y no están dispuestos a escuchar los consejos o los mensajes de Dios. En otras palabras, son personas que no quieren escuchar la verdad y prefieren seguir con sus propios caminos. La parte final del versículo, "Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis", se refiere a estas personas caprichosas que siempre quieren más, pero nunca están satisfechas con lo que tienen. Dios les envía señales, pero estos individuos ignoran la gracia de Dios y no cambian su vida para seguirlo. En cambio, siguen buscando su propia felicidad y no la de Dios.
Luk 7:33 Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
Luk 7:33 Este versículo se refiere a una situación en la que algunos de los judíos estaban criticando a Juan el Bautista. Los judíos eran conocidos por ser aficionados a la comida y la bebida, pero Juan el Bautista seguía una vida muy diferente. Él vivía en el desierto y comía una dieta simple de miel y saltamontes. Los judíos que lo veían podían pensar que era extraño y cuestionar su comportamiento. Sin embargo, Jesús enfoca en la crítica injusta de los judíos a Juan el Bautista y les hace notar que no tenían derecho a juzgarlo. Juan el Bautista había sido enviado por Dios para preparar el camino para Jesús y llevar a la gente a arrepentirse de sus pecados. Su estilo de vida era una elección consciente para su misión y no tenía relación con ser poseído por un demonio, como algunos podían pensar. En resumen, este versículo muestra cómo la gente puede juzgar y criticar a otros incluso cuando no tienen derecho a hacerlo y cómo Jesús se enfoca en la verdadera naturaleza de las personas.
Luk 7:34 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
Luk 7:34 Este versículo es parte de un pasaje del Evangelio de Lucas donde Jesús está hablando con algunos fariseos y escribas sobre su ministerio y su relación con la gente común. El versículo en cuestión se refiere a una crítica que algunos de estos líderes religiosos habían hecho sobre Jesús, acusándolo de ser un hombre que come y bebe demasiado y que pasa tiempo con personas de mal reputación, como los publicanos y los pecadores. La respuesta de Jesús a esta crítica es que él no vino para complacer a los fariseos y los escribas, sino para cumplir la voluntad de Dios y llevar su mensaje de amor y salvación a todas las personas, incluso a aquellos que son considerados marginados y pecadores. Jesús se presenta a sí mismo como el "Hijo del Hombre", lo que significa que es un ser humano como todos nosotros, pero al mismo tiempo es Dios en carne y está en una misión divina. Este versículo es un recordatorio de que Jesús no siempre fue bienvenido y aceptado por todos, pero aun así continuó en firme en su propósito de traer la salvación a toda la humanidad. También es una llamada a nosotros para no juzgar a las personas por su apariencia o su reputación, sino para seguir el ejemplo de Jesús y aceptar y amar a todos sin excepción.
Luk 7:35 Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos.
Luk 7:35 Este versículo se encuentra en el contexto en el que Jesús habla de Juan el Bautista y cómo la gente lo criticó por su estilo de vida austero y la negativa de comer y beber. Jesús les dice a la multitud que, aunque ellos lo criticaron, Juan era un profeta enviado por Dios y que la sabiduría es justificada por sus hijos. La sabiduría aquí se refiere a la sabiduría divina, y los hijos se refieren a aquellos que actúan sabiamente y muestran el fruto de la sabiduría. Así, Jesús nos instruye que juzguemos la sabiduría por sus frutos, y que aquellos que actúan con sabiduría justificarán la verdad del conocimiento sabio. En resumen, este versículo sugiere que aquellos que actúan con sabiduría, son los hijos de la sabiduría divina, y por lo tanto justifican su verdad y su validez.
Luk 7:36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Luk 7:36 Este pasaje bíblico se encuentra dentro del capítulo 7 del evangelio de Lucas y describe cómo un fariseo invitó a Jesús a su casa para comer. Los fariseos eran una secta religiosa judía que se enfocaba en la observancia de la ley de Moisés y en la pureza espiritual y moral. Al aceptar la invitación, Jesús demostró su disposición a relacionarse con personas de diferentes clases sociales y a compartir momentos de intimidad con ellas. Sin embargo, el texto sugiere que la intención del fariseo al invitar a Jesús a su casa podría no haber sido completamente sincera, sino que quizás tuviera la intención de ponerlo a prueba o cuestionarlo. Este evento también sirve como contexto para la historia de la mujer pecadora que ungía los pies de Jesús con aceite y lloraba por sus pecados en el mismo capítulo.
Luk 7:37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
Luk 7:37 Este versículo describe cómo una mujer que era conocida por ser una pecadora, se acercó a Jesús cuando estaba en una cena en la casa de un fariseo. La mujer trajo un frasco de perfume de alabastro y lo derramó sobre los pies de Jesús, y luego los limpió con sus propios cabellos. Este acto de humildad y adoración fue un gesto de arrepentimiento y una expresión de amor hacia Jesús. El fariseo y otros invitados a la cena se sorprendieron y criticaron a la mujer, pero Jesús la defendió y elogió su fe y su amor. Este versículo nos enseña la importancia de reconocer nuestros pecados, arrepentirnos y mostrar amor y respeto hacia Jesús.
Luk 7:38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Luk 7:38 Este versículo de Lucas 7:38 es parte de una historia donde Jesús está siendo invitado a la casa de un fariseo llamado Simón para cenar. Mientras están comiendo, una mujer que es conocida por tener mala fama entra en la casa sin ser invitada y va directamente hacia Jesús. Ella se pone detrás de él a sus pies, llorando sin parar, y comienza a regar sus pies con lágrimas. Luego, ella usa sus cabellos para enjugar las lágrimas de los pies de Jesús y los besa. Finalmente, ella saca un frasco de perfume costoso y lo unge en los pies de Jesús. Esta escena es una demostración de la profunda devoción y amor que esta mujer siente por Jesús. Ella no se preocupa por el juicio de los demás, incluso cuando es vista como alguien de mala reputación, simplemente quiere mostrar su amor a Jesús. Este pasaje es una invitación para reflexionar sobre nuestra propia devoción y amor por Jesús y cómo nos relacionamos con él.
Luk 7:39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Luk 7:39 Este versículo se encuentra en el capítulo 7 del evangelio de Lucas y describe una escena en la que Jesús está comiendo con un fariseo llamado Simón. Durante la comida, una mujer conocida como pecadora entra en la casa de Simón y unge los pies de Jesús con perfume y lágrimas, y los seca con su cabello. El fariseo se sorprende de que Jesús permita que una mujer tan pecadora lo toque y piensa para sí mismo que si Jesús realmente fuera un profeta, sabría el tipo de mujer que ella es. Este pasaje es importante porque pone en evidencia las diferentes visiones que tenían los fariseos y Jesús sobre la ley y el perdón. Mientras los fariseos valoraban la adherencia estricta a la ley y juzgaban a aquellos que cometían errores, Jesús prefería perdonar a los pecadores y darles una oportunidad de arrepentimiento y cambio. En esta escena, Jesús ve en la mujer una persona necesitada de amor y perdón, mientras que Simón la ve como una pecadora que no merece su presencia.
Luk 7:40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Dí, Maestro.
Luk 7:40 En este versículo, Jesús se dirige a Simón, quien es un fariseo que lo ha invocado a su casa para compartir una cena. Jesús percibe que Simón está siendo crítico y juzgando a la mujer que ha entrado en su casa y está ungido los pies de Jesús con ungüento y lágrimas. En lugar de atacar a Simón, Jesús le habla con respeto y le dice que tiene algo importante que decirle. Simón, a su vez, acepta la invitación de Jesús para escucharlo y le pide que le hable. Este pasaje muestra cómo Jesús aborda la crítica y el juicio con amor y respeto, y cómo siempre está dispuesto a hablar y enseñar a aquellos que están dispuestos a escuchar.
Luk 7:41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
Luk 7:41 Este versículo es parte de una parábola que Jesús contó para explicar el perdón y la gratitud. En la parábola, un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Un denario era una moneda de plata que equivalía aproximadamente al salario de un día de trabajo. Por lo tanto, el primer deudor le debía una cantidad mucho mayor que el segundo. Jesús usó esta historia para ilustrar que aquellos que han sido perdonados de grandes deudas deben estar más agradecidos que aquellos que tienen deudas más pequeñas. El mensaje de Jesús fue que todos somos deudores ante Dios porque todos hemos pecado y necesitamos su perdón. Por lo tanto, debemos ser agradecidos y amorosos con los demás, perdonándolos así como Dios nos ha perdonado. En resumen, este versículo es un ejemplo de cómo Jesús usó parábolas para enseñar lecciones espirituales importantes a sus seguidores y a la gente en general.
Luk 7:42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Dí, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
Luk 7:42 Este versículo se encuentra dentro de una historia en la que una mujer pecadora unge los pies de Jesús con perfume y lágrimas, mientras que Simón el fariseo, que había invitado a Jesús a su casa, cuestiona la legitimidad de Jesús para conocer a la mujer. Para responder a Simón, Jesús cuenta una parábola acerca de dos deudores que se perdonan sus deudas, uno más grande que el otro. El punto de la parábola es que aquellos que han sido perdonados de una deuda más grande amarán más al que los perdonó que aquellos que solo debían una cantidad menor. En este contexto, Jesús utiliza esta pregunta retórica para mostrar que la mujer que lo ungía, a quien se consideraba una pecadora pública, tenía una fe grande y un amor sincero por Él, mientras que Simón, aunque host a Jesús, no tenía mucho amor para dar. Jesús perdona a ambos, pero el que es más agradecido y amoroso será el que cree que ha sido perdonado de una deuda más grande.
Luk 7:43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
Luk 7:43 Este versículo se encuentra dentro de una historia en la que Jesús se encuentra en casa de un fariseo llamado Simón. Durante la cena, una mujer pecadora entra y comienza a ungir los pies de Jesús y a llorar sobre ellos. Simón se sorprende al ver esto y comienza a cuestionar la identidad de Jesús como profeta. En ese momento, Jesús cuenta una parábola sobre un prestamista que perdona las deudas de dos personas, una grande y otra pequeña. Simón responde que aquel a quien se le perdona una deuda mayor amará más al prestamista. Jesús le dice que ha juzgado correctamente y luego explica que la mujer que lo está ungido en la cena ha demostrado un gran amor debido a la gran cantidad de pecados que le han sido perdonados. En este versículo, Simón está dando su opinión sobre la parábola de Jesús y está diciendo que la persona que ha sido perdonada de mayores pecados amará más a Dios. Jesús le dice que Simón ha juzgado correctamente porque la mujer en cuestión ha demostrado un gran amor a Jesús precisamente porque ha sido perdonada de muchos pecados. En resumen, Jesús está enseñando que aquellos que han experimentado la gracia y el perdón de Dios son más propensos a amar y adorar a Dios con más pasión y devoción.
Luk 7:44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
Luk 7:44 Este versículo se encuentra en el contexto de la historia de Jesús siendo invitado a comer en la casa de un fariseo llamado Simón. Durante la cena, una mujer pecadora entra en la casa y comienza a llorar y lavar los pies de Jesús con sus lágrimas y cabello. Jesús se dirige a Simón, el anfitrión, y le hace notar que él no le dio agua para lavar sus pies al llegar, mientras que la mujer había lavado sus pies con sus lágrimas y cabello. La intención de Jesús al hacer esto era mostrar la diferencia entre la actitud de Simón, que no mostró ningún gesto de humildad o adoración hacia Jesús, y la mujer pecadora que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para demostrar su amor y respeto por él. En resumen, este versículo demuestra la importancia de mostrar humildad y amor a Dios y a los demás, y cómo incluso los más humildes pueden ser los más amados y admirados por Dios.
Luk 7:45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
Luk 7:45 En este versículo, Jesús está hablando con un fariseo llamado Simón, que lo había invitado a su casa a comer. Jesús se sorprendió de que Simón no le había dado la bienvenida con un beso, lo que era una costumbre común de hospitalidad en esa época. Pero una mujer desconocida entró en la casa, y sin que nadie se lo pidiera, comenzó a lavar los pies de Jesús con sus lágrimas y a secarlos con su pelo, y luego los besó. Jesús le dijo a Simón que la mujer había demostrado más amor y respeto que él, y que sus acciones eran una muestra de su arrepentimiento y fe en Él. El beso en los pies era un gesto de humildad y devoción, y Jesús lo aceptó como una demostración del amor de la mujer por Él.
Luk 7:46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Luk 7:46 Este verso se encuentra en el relato bíblico de la mujer que ungía los pies de Jesús con perfume mientras Él estaba sentado a la mesa con algunos fariseos. El fariseo anfitrión se sorprendió y criticó a Jesús por permitir que esta mujer le tocara los pies, ya que ella era conocida como una pecadora. Jesús respondió a la crítica del fariseo señalando que esta mujer había demostrado su arrepentimiento y su amor en una forma más significativa que el anfitrión, quien no había ofrecido nada para lavar los pies de su invitado ni para ungir su cabeza con aceite, algo que era común en la cultura de ese entonces como un signo de hospitalidad y respeto. En cambio, esta mujer había ungido los pies de Jesús con un perfume costoso, que era un gesto emocionalmente poderoso de adoración, amor y gratitud. La lección de este verso es que Dios valoriza el arrepentimiento sincero, la devoción y el amor verdadero por encima de las formalidades y las tradiciones culturales.
Luk 7:47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
Luk 7:47 Este versículo se encuentra en el contexto de una historia en la que Jesús está siendo criticado por los líderes religiosos por permitir que una mujer pecadora lo toque y le lave los pies con sus lágrimas y ungüento. En respuesta, Jesús le cuenta una parábola sobre dos deudores: uno debe mucho y el otro debe poco. Ambos son perdonados, pero el que debe más muestra más amor y agradecimiento. En este versículo, Jesús está explicando que la mujer pecadora ha recibido mucho perdón y eso ha llevado a un gran amor en su corazón. Por otro lado, aquellos que creen que tienen poco que ser perdonados o que no valoran su perdón, tienen poco amor. La idea es que el amor y la gratitud hacia Dios deben ser proporcionales a la cantidad de perdón que hemos recibido de Él. Si hemos recibido mucho perdón, debemos amar y agradecer mucho. Si pensamos que no hemos sido perdonados mucho, nuestro amor y agradecimiento serán menos.
Luk 7:48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
Luk 7:48 Este versículo se encuentra en el Evangelio de Lucas, capítulo 7, y es parte de una historia en la que Jesús está comiendo en la casa de un fariseo. Mientras está allí, una mujer pecadora entra y comienza a lavar los pies de Jesús con sus lágrimas y ungirlos con perfume. Los fariseos critican a Jesús por permitir que alguien así lo toque, pero Jesús le dice a la mujer que sus pecados le han sido perdonados. Este versículo nos muestra que Jesús tiene el poder de perdonar los pecados, incluso los de los que se consideran grandes pecadores. La mujer, a través de su profundo arrepentimiento y su acto de amor hacia Jesús, encontró el perdón y la paz interior. También nos enseña que no importa cuán grande sea nuestro pecado, siempre podemos acudir a Jesús y pedir su perdón y amor incondicional.
Luk 7:49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Luk 7:49 Este verso se refiere a un momento en que Jesús estaba sentado a la mesa con un grupo de personas; mientras estaban allí, una mujer pecadora llegó y lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y los secó con su cabello. Al ver esto, algunos de los presentes cuestionaron quién era Jesús para perdonar los pecados de los demás. Este verso destaca el hecho de que Jesús era visto como alguien que tenía el poder de perdonar pecados, una habilidad que generalmente se atribuía solamente a Dios. La reacción de los presentes demuestra que Jesús no sólo estaba siendo visto como un líder religioso, sino también como alguien que tenía un poder divino.
Luk 7:50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.
Luk 7:50 Este versículo se encuentra en un pasaje en el que una mujer pecadora entra en la casa de Simón el fariseo mientras Jesús está sentado a la mesa con él. Ella se arrodilla detrás de Jesús y comienza a llorar sobre sus pies, y los limpia con sus lágrimas y los seca con su cabello. Luego unge sus pies con perfume costoso. Simón, quien no cree que Jesús sea un profeta, juzga a la mujer por su pecado, pero Jesús la defiende y la perdona. Él reconoce la fe de la mujer y le dice que su fe la ha salvado, dándole la paz que ella había buscado. Este pasaje resalta la importancia de la fe en la vida de un creyente y cómo ella puede llevar a la salvación y la paz interior. Muestra que, independientemente de nuestros antecedentes o pecados, podemos encontrar perdón y amor a través de nuestra fe en Jesús.