Cosecha de Bendiciones: El Nuevo Testamento de Mateo, Capítulo 6


El capítulo 6 del Evangelio de Mateo comienza con Jesús enseñando acerca de la verdadera manera de hacer obras de justicia. Él dice que, cuando demos limosna, no debemos hacerlo para ser vistos por los demás, sino para agradar a Dios. Lo mismo aplica con la oración y el ayuno. Jesús nos advierte que, si hacemos estas cosas para ser vistos por los demás, ya hemos recibido nuestra recompensa aquí en la tierra y no en el cielo. Luego, Jesús nos da su modelo de oración, conocida como el Padre Nuestro. Nos enseña a pedir por el reino de Dios, por el pan diario, por el perdón de nuestros pecados y por ser librados de la tentación. Después de esto, Jesús nos dice que no debemos acumular tesoros aquí en la tierra, ya que todo lo que es terrenal es temporal y susceptible de corrupción. En su lugar, debemos buscar tesoros en el cielo, donde ninguna riqueza terrenal puede ser comparable. Jesús nos asegura que si ponemos todo nuestro corazón en el Reino de Dios, las necesidades diarias serán cubiertas. En los últimos versículos, Jesús nos recuerda que no debemos juzgar a los demás, ya que todos hemos pecado y necesitamos de la misericordia de Dios. También nos enseña a tener cuidado de los falsos profetas y a buscar la voluntad de Dios en todo momento. En resumen, el capítulo 6 de Mateo habla de la importancia de hacer obras de justicia para la gloria de Dios y no para la aprobación de los demás. Nos enseña a poner nuestra confianza en Dios y buscar tesoros en el cielo, no en la tierra. Asimismo, nos recuerda la importancia de buscar la voluntad de Dios en nuestra vida y no juzgar a los demás.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Mat 6:1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Mat 6:2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat 6:3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
Mat 6:4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mat 6:5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mat 6:7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
Mat 6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mat 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Mat 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mat 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Mat 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Mat 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Mat 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
Mat 6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mat 6:16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat 6:17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
Mat 6:18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mat 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
Mat 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
Mat 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mat 6:22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
Mat 6:23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Mat 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Mat 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mat 6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Mat 6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Mat 6:28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
Mat 6:29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Mat 6:30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Mat 6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Mat 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mat 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mat 6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

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