Hechos del Libro 26: El viaje de Pablo hacia su destino divino


Los Hechos del Libro 26 son un relato detallado y extenso de un discurso que Pablo realiza ante el rey Agripa en su juicio en Cesarea. En este discurso, Pablo defiende su predicación del evangelio de Jesucristo y cuenta su historia de conversión, su llamado al ministerio y su misión de llevar el mensaje de salvación a judíos y gentiles por igual. Pablo comienza su discurso explicando su formación como fariseo y su participación en la persecución de los seguidores de Jesús. Luego relata su encuentro con el mismo Jesús en el camino a Damasco, donde fue cegado por una luz brillante y escuchó la voz del Señor que lo llamaba a ser su siervo y testigo. El apóstol explica cómo obedeció ese llamado y comenzó a predicar el evangelio en Jerusalén y en todo el mundo conocido de aquel entonces. Describe cómo enseñó acerca de la resurrección de Jesús y la salvación por fe, lo que llevó a confrontaciones y oposición de líderes judíos y romanos. Pablo también reconoce las acusaciones en su contra de desobediencia a la ley judía y el disturbio del orden público, pero las refuta explicando su fidelidad a la ley y su postura pacífica hacia las autoridades. Además, revela su esperanza de que Judíos y gentiles puedan ser salvados por la gracia a través de la fe en Jesucristo. En conclusión, la narración de los Hechos del Libro 26 es una demostración clara del coraje y la perseverancia de Pablo en el ministerio, y su compromiso con la misión de llevar el evangelio a todo el mundo. Además, muestra la necesidad de ser testigos fieles de Cristo y siempre estar dispuestos a compartir nuestra fe con los demás.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Act 26:1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa:
Act 26:2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.
Act 26:3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.
Act 26:4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;
Act 26:5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.
Act 26:6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio;
Act 26:7 promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.
Act 26:8 ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?
Act 26:9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;
Act 26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
Act 26:11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.
Act 26:12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes,
Act 26:13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.
Act 26:14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
Act 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Act 26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
Act 26:17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío,
Act 26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Act 26:19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,
Act 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
Act 26:21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.
Act 26:22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder:
Act 26:23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Act 26:24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.
Act 26:25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura.
Act 26:26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.
Act 26:27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.
Act 26:28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.
Act 26:29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Act 26:30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos;
Act 26:31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre.
Act 26:32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

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