Siguiendo el camino del Apóstol Pablo: explorando los hechos del Libro 27 del Nuevo Testamento


El libro de los Hechos del Nuevo Testamento es el quinto libro del Nuevo Testamento. Está escrito por Lucas, el mismo autor del Evangelio de Lucas, y narra los eventos desde la ascensión de Jesús hasta la llegada de Pablo a Roma. El capítulo 27 del libro de los Hechos narra la travesía de Pablo hacia Roma. Pablo fue enviado a Roma para ser juzgado por su fe cristiana, y viajó en un barco con otros prisioneros y soldados romanos. Lucas describe el viaje en detalle, desde las dificultades iniciales que tuvieron para navegar hasta el desastre que sufrió el barco cuando estaban cerca de una isla llamada Malta. Durante el viaje, Lucas narra cómo Pablo advierte al capitán del barco de un peligro en el mar, pero su consejo es ignorado. Sin embargo, durante la noche se produce la tempestad y los marineros pierden el control del barco. Durante 14 días la tripulación lucha por sobrevivir en medio de la tormenta, pero finalmente el barco es destruido y todos los que iban a bordo llegan a la costa nadando o flotando en piezas de madera del barco. Una vez en la isla de Malta, Lucas narra cómo los soldados y los prisioneros son atendidos por los habitantes de la isla. Afortunadamente, todos sobreviven al naufragio y son bienvenidos en Malta. Después de tres meses en la isla, el grupo de Pablo continúa su viaje hacia Roma en otro barco. En resumen, el capítulo 27 del libro de los Hechos narra la travesía de Pablo hacia Roma, incluyendo la tempestad y el naufragio que sufren en el mar cerca de la isla de Malta. Aunque los eventos son trágicos, la historia muestra cómo Dios protege y cuida a aquellos que confían en él.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Act 27:1 Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.
Act 27:2 Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.
Act 27:3 Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos.
Act 27:4 Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios.
Act 27:5 Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia.
Act 27:6 Y hallando allí el centurión una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella.
Act 27:7 Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón.
Act 27:8 Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.
Act 27:9 Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba,
Act 27:10 diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas.
Act 27:11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía.
Act 27:12 Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.
Act 27:13 Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta.
Act 27:14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.
Act 27:15 Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.
Act 27:16 Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.
Act 27:17 Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva.
Act 27:18 Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar,
Act 27:19 y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave.
Act 27:20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.
Act 27:21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida.
Act 27:22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.
Act 27:23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,
Act 27:24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.
Act 27:25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.
Act 27:26 Con todo, es necesario que demos en alguna isla.
Act 27:27 Venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra;
Act 27:28 y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas.
Act 27:29 Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.
Act 27:30 Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa.
Act 27:31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.
Act 27:32 Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse.
Act 27:33 Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.
Act 27:34 Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.
Act 27:35 Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.
Act 27:36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.
Act 27:37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.
Act 27:38 Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.
Act 27:39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave.
Act 27:40 Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa.
Act 27:41 Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar.
Act 27:42 Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando.
Act 27:43 Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra;
Act 27:44 y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.

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