Desentrañando las maravillas del Libro de Hechos del Nuevo Testamento: Capítulo 3


El libro de los Hechos del Nuevo Testamento es uno de los libros más importantes de la Biblia, ya que contiene información valiosa sobre los primeros años de la Iglesia cristiana. El capítulo 3 del libro de los Hechos comienza con Pedro y Juan subiendo al Templo para orar. En la puerta del Templo, encuentran a un mendigo cojo que les pide limosna. Pedro le dice que no tiene dinero, pero le ofrece algo mejor: en el nombre de Jesús, le dice, camina. Pedro toma al hombre de la mano y lo levanta, y el hombre comienza a caminar y saltar de alegría. La gente que los rodea se maravilla y se asombra. Pedro aprovecha la oportunidad para predicar a la multitud que ha acudido al Templo, diciendo que el poder que ha curado al mendigo es el poder de Jesucristo, quien ha resucitado de entre los muertos. Pedro insta a la gente a arrepentirse de sus pecados y a aceptar a Jesús como su salvador. Muchos de los que escuchan su mensaje lo aceptan y se convierten a la fe cristiana. Los líderes religiosos judíos no están contentos con el éxito de Pedro y Juan, y los arrestan. Sin embargo, la gente sigue creyendo en ellos, y muchos más se unen a la iglesia. En el capítulo 4, los líderes religiosos liberan a Pedro y Juan después de amenazarlos, reconociendo que no pueden negar el milagro que han realizado. Pedro y Juan regresan con la iglesia y continúan predicando el evangelio y haciendo muchos milagros en el nombre de Jesús. En resumen, el capítulo 3 de los Hechos del Nuevo Testamento muestra el poder y la autoridad de Jesús sobre la vida y la muerte, y cómo la fe en él puede transformar vidas y curar enfermedades. También muestra cómo aquellos que predican el evangelio pueden enfrentar la oposición y la adversidad, pero a pesar de ello, la iglesia crece y prospera al seguir confiando en el poder de Jesús.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Act 3:1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
Act 3:2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
Act 3:3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
Act 3:4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
Act 3:5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Act 3:6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Act 3:7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
Act 3:8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Act 3:9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.
Act 3:10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Act 3:11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
Act 3:12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
Act 3:13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
Act 3:14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida,
Act 3:15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Act 3:16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
Act 3:17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.
Act 3:18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
Act 3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
Act 3:20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
Act 3:21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
Act 3:22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable;
Act 3:23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
Act 3:24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días.
Act 3:25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
Act 3:26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

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