La revelación final: Explorando el libro 11 del Nuevo Testamento


El libro del Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento de la Biblia y es conocido por su contenido profético y simbólico. El capítulo 11 del libro del Apocalipsis presenta una visión que el apóstol Juan tuvo del templo de Dios y de dos testigos. La visión comienza con Juan recibiendo una vara y se le dice que mida el templo de Dios, así como a aquellos que adoran allí. Luego se le dice que deje fuera el atrio exterior porque ha sido dado a los gentiles, quienes lo pisotearán durante 42 meses. Esta medida de tiempo se ha interpretado como un periodo simbólico de tres años y medio en algunos círculos religiosos. En la siguiente parte del capítulo, Juan ve dos testigos vestidos con ropas sacras que profetizan durante 1.260 días. Se dice que estos testigos tienen el poder de hacer llover fuego del cielo y de cerrar el cielo, para que no llueva durante el tiempo que ellos decidan. Después de que han terminado de dar su testimonio, la Bestia que sube del abismo los mata, lo que representa la lucha entre el bien y el mal en el fin de los tiempos. Sus cuerpos están en la calle principal de la gran ciudad, donde la humanidad se regocija sobre ellos. Sin embargo, después de tres días y medio, los dos testigos resucitan y regresan al cielo. El capítulo 11 concluye con un terremoto violento que parte la ciudad en tres partes y, como resultado, muchos murieron en el temblor. Luego se escucha una voz en el cielo diciendo que el reino del mundo se ha convertido en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo, quien gobernará para siempre. En resumen, el capítulo 11 del libro de Apocalipsis del Nuevo Testamento muestra cómo el bien y el mal luchan durante el fin de los tiempos y cómo Dios protegerá a los que le adoran. Además, los dos testigos y su resurrección son una profecía de la victoria final sobre el mal.

Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.

Rev 11:1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
Rev 11:2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
Rev 11:3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Rev 11:4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
Rev 11:5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.
Rev 11:6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Rev 11:7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
Rev 11:8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
Rev 11:9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
Rev 11:10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
Rev 11:11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.
Rev 11:12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
Rev 11:13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
Rev 11:14 El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.
Rev 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Rev 11:16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
Rev 11:17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Rev 11:18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
Rev 11:19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

Libro Anterior     Siguiente Libro