Desvelando el Apocalipsis: Explorando el Nuevo Testamento del Libro 21
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El Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento y fue escrito por Juan, uno de los discípulos de Jesús. Es un relato profético lleno de simbolismos que describe la eventual venida de Cristo y la lucha entre el bien y el mal.
El libro está dividido en tres partes principales: la introducción, la visión de las iglesias y las visiones del juicio final.
La introducción presenta a Juan y su experiencia en la isla de Patmos, donde recibió la revelación de Dios. A continuación, se presenta la visión de las iglesias, donde se critica la inmoralidad y la apostasía en algunas de ellas y se anima a otras a permanecer fieles.
La tercera parte del libro es la visión del juicio final, que describe la reaparición de Jesús, la resurrección de los muertos y el juicio final. Los justos serán recompensados con una vida eterna en el cielo, mientras que los pecadores serán castigados en el infierno.
El simbolismo utilizado en el Apocalipsis puede ser difícil de entender para algunos lectores, pero se cree que el libro fue escrito para ser una fuente de consuelo y esperanza para los cristianos perseguidos en ese momento. El Apocalipsis es a menudo utilizado como referente para las creencias apocalípticas en la cultura popular, pero su significado teológico es muy profundo.
Pincha en cada uno de los versículos para obterner una explicación más detallada de él.
Rev 21:1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Rev 21:1 Este versículo es una visión del Apóstol Juan sobre el futuro. Él vio una nueva creación de Dios: un nuevo cielo y una nueva tierra. Esto significa que Dios hará un nuevo mundo y transformará el actual en algo completamente nuevo y perfecto. El hecho de que el primer cielo y la primera tierra hayan pasado significa que lo viejo ha quedado atrás y lo nuevo ha llegado. Además, el mar ya no existía más se interpreta como una representación de la ausencia de todo aquello que causa confusión y caos en la vida. Todo será en armonía y paz. Este versículo es una promesa de que Dios traerá un nuevo mundo y el fin de todas las cosas antiguas e imperfectas.
Rev 21:2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Rev 21:2 Este versículo se encuentra en el libro de Apocalipsis, donde el apóstol Juan describe una visión que tuvo del futuro glorioso de la humanidad restaurada y del reino eterno de Dios. En este pasaje, Juan ve la ciudad de Jerusalén descender del cielo, como un regalo de Dios para su pueblo. La ciudad es descrita como "santa" y "nueva", ya que representa la renovación y la redención del mundo. La ciudad es presentada como una novia hermosamente vestida, lo que simboliza el amor de Dios por su pueblo y su deseo de ser uno con ellos. Esta imagen de la nueva Jerusalén como una novia ataviada para su marido también destaca la relación íntima y personal que Dios desea tener con su pueblo. Dios no es un ser distante o indiferente, sino que quiere estar cerca de sus hijos y ser su protector, su compañero y su guía. En resumen, este versículo nos muestra la visión de Juan de una ciudad santa y gloriosa que desciende de los cielos como un regalo de Dios para su pueblo fiel. La ciudad es comparada con una novia ataviada para su marido para ilustrar la relación cercana y amorosa que Dios desea tener con sus hijos.
Rev 21:3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Rev 21:3 Este versículo habla sobre el final de los tiempos, cuando Dios creará un nuevo cielo y una nueva tierra. La voz que se escucha en el cielo anuncia que el tabernáculo de Dios (que significa su presencia y habitación) estarán con los hombres. Esto significa que Dios vivirá entre su pueblo y ellos serán su pueblo. Es un momento de gran alegría y salvación para aquellos que creen en Dios. Este versículo habla de una comunión plena y cercana entre Dios y sus seguidores, y muestra que Dios cumplirá su promesa de estar siempre con aquellos que le siguen.
Rev 21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Rev 21:4 Este versículo describe el futuro estado del cielo, donde Dios eliminará todas las fuentes de dolor y sufrimiento. Él promete secar las lágrimas de aquellos que han sufrido y que han llorado, eliminando cualquier causa de dolor. No habrá más muerte, ni llanto, ni sufrimiento de ningún tipo. Este versículo es una promesa de esperanza y un recordatorio de que Dios tiene el poder para traer paz y alivio a aquellos que lo buscan.
Rev 21:5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Rev 21:5 Este versículo se encuentra en el libro de Apocalipsis, capítulo 21, versículo 5. En este pasaje, el apóstol Juan está viendo una visión del final de los tiempos, donde Dios crea un nuevo cielo y una nueva tierra. La frase "el que estaba sentado en el trono" se refiere a Dios, que está en su trono celestial. Él anuncia que hace nuevas todas las cosas, lo que significa que está haciendo algo completamente nuevo y renovando toda la creación. Esto incluye todo lo que ha sido corrompido y destruido por el pecado, tanto en el mundo material como en el espiritual. El hecho de que Dios haga nuevas todas las cosas es una promesa de esperanza y restauración para todos los que confían en él. Es una promesa de que, a pesar de las dificultades y pruebas que enfrentamos en este mundo, Dios está en control y nos llevará a una nueva creación donde todo lo que es bueno y perfecto será restaurado. Además, la última parte del versículo enfatiza la verdad y la fidelidad de estas palabras, asegurando que la promesa de Dios es confiable y verdadera. Por lo tanto, el versículo es un llamado a confiar en la promesa de Dios y a vivir con la esperanza de la nueva creación que él está preparando para su pueblo.
Rev 21:6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Rev 21:6 En este versículo, Dios está declarando que todas las cosas han sido cumplidas. Él se presenta como el Alfa y el Omega, lo que significa que Él es el principio y el fin de todas las cosas. También promete que aquellos que tienen sed recibirán gratuitamente el agua de la vida, lo que simboliza el Espíritu Santo y la vida eterna. Esta es una promesa maravillosa de que aquellos que buscan la verdad y la salvación recibirán la vida eterna que solo Dios puede ofrecer.
Rev 21:7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Rev 21:7 El versículo de Apocalipsis 21:7 significa que aquel que persevera y supera todas las pruebas y tentaciones que la vida le presenta, será recompensado con la herencia de "todas las cosas". Esto se refiere a la vida eterna y a la recompensa de vivir en la presencia de Dios. Cuando alguien persevera y conquista las pruebas de la vida, se convierte en uno de los hijos de Dios y Dios mismo se convierte en su padre espiritual. Esto significa que la persona tendrá una relación íntima con Dios y podrá disfrutar de todas las bendiciones que Él tiene reservadas para sus hijos. En resumen, este versículo nos dice que si triunfamos en nuestra fe y confianza en Dios, tendremos una vida eterna gloriosa con nuestro Padre celestial.
Rev 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Rev 21:8 Este versículo es parte de la descripción de la Nueva Jerusalén en el libro de Apocalipsis. En este verso en particular, se describen los tipos de personas que no heredarán la vida eterna en la Nueva Jerusalén. En resumen, aquellos que vivieron sin fe, teniendo miedo o sin valentía para seguir a Dios; aquellos que cometieron actos abominables como el homicidio, la fornicación o la brujería; aquellos que adoraron a otros dioses en lugar del verdadero Dios; y aquellos que mentían y engañaban a otros, enfrentarán el juicio de Dios y serán arrojados al lago de fuego y azufre, lo que representa la muerte segunda, que es la separación eterna de Dios. Este versículo es una advertencia sobre la importancia de tener una fe verdadera y un estilo de vida obediente a Dios.
Rev 21:9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.
Rev 21:9 Este versículo se encuentra en el capítulo 21 del libro de Apocalipsis, el cual es la última parte del Nuevo Testamento en la Biblia. El versículo describe una visión que el autor, Juan, está teniendo de la nueva Jerusalén, una ciudad celestial que se describe como la residencia eterna de Dios y su pueblo. En medio de esta visión, uno de los siete ángeles que habían derramado las siete últimas plagas (descritas en capítulos anteriores) se acerca a Juan y le ofrece mostrarle a la "desposada" o "esposa" del Cordero. La "desposada" o "esposa" del Cordero es una figura simbólica que representa a la Iglesia, el conjunto de los creyentes en Cristo. El Cordero es una imagen simbólica del propio Cristo, quien fue sacrificado para redimir a la humanidad. Entonces, el ángel le está invitando a Juan a ver y entender cómo la iglesia, como la esposa de Cristo, residirá para siempre en la nueva Jerusalén. En otras palabras, el ángel está invitando a Juan a ver la consumación final del plan de salvación divino, en la que la iglesia es reunida con Cristo para siempre.
Rev 21:10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
Rev 21:10 Este versículo se refiere a una visión que tuvo el apóstol Juan mientras estaba en el Espíritu. Fue llevado a un monte grande y alto donde pudo ver la gran ciudad santa de Jerusalén que venía del cielo, de Dios. Se cree que esta ciudad es la nueva Jerusalén que se describe en el libro de Apocalipsis y que es la morada eterna de Dios y de los santos después del juicio final. La visión de Juan muestra la gloria y majestad de la nueva casa de Dios, donde no habrá más dolor ni muerte y donde los creyentes estarán unidos en la presencia de Dios por siempre.
Rev 21:11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
Rev 21:11 Este versículo describe la visión que San Juan tuvo en el libro de Apocalipsis del cielo y la nueva Jerusalén. La gloria de Dios se refiere a la presencia divina y la magnificencia divina que brillaba en la ciudad celestial. La frase "fulgor era semejante al de una piedra preciosísima" se refiere a la brillantez y el resplandor de la ciudad, tal como una piedra preciosa como el jaspe, que es conocida por su brillo y claridad. También se menciona que la ciudad es "diáfana como el cristal", lo que significa que es transparente y pura, sin mancha ni impurezas. Es una imagen de la perfección divina y la pureza celestial.
Rev 21:12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;
Rev 21:12 Este versículo habla de la descripción del nuevo cielo y la nueva tierra que será creada al final de los tiempos. El autor del libro de Apocalipsis, Juan, describe que la ciudad celestial, conocida como la Nueva Jerusalén, tenía un muro grande y alto con doce puertas. En cada una de esas puertas, había un ángel y un nombre inscrito que correspondía a una de las doce tribus de Israel. Esto sugiere que la ciudad era para todas las tribus de Israel, y que la salvación y el acceso a la Nueva Jerusalén son posibles para cualquier persona que ponga su fe en Dios y venda sus acciones malvadas, sean de cualquier origen. Es importante destacar que, aunque este texto fue escrito para el pueblo judío en ese momento, Dios siempre quiso que la salvación fuera para todas las personas, y que no había ningún favorito o excluido basado en la nacionalidad o la raza. Al igual que las doce puertas de la Nueva Jerusalén, Dios ha abierto la puerta de la salvación para todas las personas, independientemente de su origen, si se entregan a Él en fe.
Rev 21:13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.
Rev 21:13 Este versículo se encuentra en el capítulo 21 del libro de Apocalipsis (también conocido como Revelación). En este capítulo, se describe una visión del apóstol Juan acerca de la nueva Jerusalén, la ciudad que Dios va a preparar para su pueblo en el cielo. La descripción detallada muestra que la ciudad tiene una forma cuadrada, con una longitud, anchura y altura de 12,000 estadios cada una. A lo largo de cada uno de los cuatro lados de la ciudad, hay tres puertas. En total, hay doce puertas, cada una de ellas con el nombre de una tribu de Israel escrita sobre ella. La razón por la que hay tres puertas en cada lado es para permitir que la gente entre y salga fácilmente de la ciudad desde cualquier dirección. También se cree que las tres puertas en cada dirección representan la trinidad de Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo). En resumen, este versículo describe la disposición de las puertas en la nueva Jerusalén, que tendrá una forma cuadrada con doce puertas en total.
Rev 21:14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Rev 21:14 Este versículo hace referencia a la descripción de la Nueva Jerusalén, la ciudad santa que Juan vio en una visión. La ciudad está descrita como un lugar hermoso y radiante, con muros grandes y altos. Los cimientos de la ciudad están hechos de doce piedras preciosas diferentes, y cada cimiento lleva grabado el nombre de uno de los doce apóstoles de Jesucristo. Esto sugiere que los apóstoles son fundamentales para la construcción y la existencia de la ciudad celestial. Al mencionar los nombres de los doce apóstoles, el versículo nos recuerda la importancia del papel que desempeñaron estos hombres en la divulgación del mensaje de Jesús y en la propagación de su evangelio.
Rev 21:15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
Rev 21:15 Este versículo es parte de la visión que Juan tuvo sobre la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial que vendrá después del fin del mundo. El que hablaba con Juan en esa visión tenía una caña de medir de oro, que era un instrumento utilizado para medir las distancias y tamaños. Con la caña de medir, él iba a medir la ciudad, sus puertas y su muro. Esto sugiere que la ciudad estaba siendo cuidadosamente planeada y construida con precisión y atención al detalle. Además, el uso de oro para esta herramienta de medición simboliza la importancia y la preciosa belleza de la ciudad que será el hogar de los santos redimidos. En resumen, este versículo retrata la grandeza, la estructura y la belleza que tendrá la Nueva Jerusalén.
Rev 21:16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.
Rev 21:16 Este versículo se refiere a la descripción de la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial descrita en el libro de Apocalipsis. La ciudad es descrita como teniendo una forma cuadrada y todas sus dimensiones son iguales, midiendo doce mil estadios en longitud, altura y anchura. La caña utilizada para medirla es una medida antigua que se usaba para medir longitud. Este versículo probablemente se refiere a la idea de que la ciudad celestial es perfectamente simétrica y equilibrada en todas sus dimensiones, lo que sugiere una perfección divina y la presencia de Dios en la ciudad.
Rev 21:17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.
Rev 21:17 Este versículo se encuentra en el capítulo 21 del libro de Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento. Se refiere a la visión que tuvo el apóstol Juan en la que se le mostró la nueva Jerusalén, la ciudad celestial que Dios había preparado para sus seguidores. En este pasaje, Juan describe cómo un ángel le mostró la ciudad y le dijo que tenía un muro con una medida muy especial: ciento cuarenta y cuatro codos. Esta medida se describe como "de medida de hombre, la cual es de ángel", lo que significa que es una medida perfecta, divina y humana. La medida de ciento cuarenta y cuatro codos es significativa porque en la numerología bíblica, el número 144 es considerado un número sagrado. Es la multiplicación de 12 (el número de tribus de Israel) por 12 (el número de apóstoles de Jesús), lo que sugiere la totalidad y perfección de la ciudad celestial. En resumen, el versículo de Apocalipsis 21:17 describe la medida del muro de la nueva Jerusalén en términos numéricos simbólicos que representan la perfección divina y humana de la ciudad celestial.
Rev 21:18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;
Rev 21:18 Este versículo se encuentra en el libro de Apocalipsis (también conocido como el Libro de Revelación), capítulo 21, versículo 18. El libro de Apocalipsis es un libro altamente simbólico y alegórico que describe visiones proféticas del fin del mundo y el triunfo final de Dios. Este versículo en particular describe la ciudad celestial, la Nueva Jerusalén, que se describe como una ciudad de oro puro y cristalino. El muro de la ciudad está hecho de jaspe, que es una piedra preciosa de color verde o rojo oscuro. El jaspe era altamente valorado en la antigüedad por su belleza y durabilidad, y se utilizaba a menudo en la construcción de edificios y monumentos. El hecho de que la ciudad esté hecha de oro puro y cristalino sugiere una imagen de pureza y perfección. El oro puro es un metal precioso que ha sido valorado a lo largo de la historia por su belleza y rareza. Además, el vidrio limpio sugiere transparencia y claridad, lo que podría interpretarse como un simbolismo de la pureza y la integridad de la nueva ciudad celestial. En resumen, este versículo describe la ciudad de la Nueva Jerusalén como una ciudad de oro puro y cristalino, con muros de jaspe que sugieren su belleza y durabilidad, y que simbolizan la pureza y la integridad de la ciudad celestial que se promete en las visiones proféticas.
Rev 21:19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;
Rev 21:19 Este versículo es una descripción del muro que rodea la Nueva Jerusalén en el libro de Apocalipsis. La Nueva Jerusalén es una imagen simbólica de la ciudad celestial que se prepara para los creyentes en la vida después de la muerte. El autor describe el muro de la ciudad como adornado con piedras preciosas. Se enumeran varias piedras preciosas, como jaspe, zafiro, ágata y esmeralda, que se utilizan para construir los cimientos del muro. Esto crea una imagen de un muro fuerte y hermoso. Además de la belleza del muro, se puede interpretar que esta descripción simboliza la fuerza y la importancia de la fundación en la vida de los creyentes. La Nueva Jerusalén es una ciudad que está diseñada para durar para siempre, y al igual que cualquier gran estructura, su fundación es fundamental para su estabilidad y longevidad. Este versículo recuerda a los creyentes la importancia de construir nuestras vidas sobre una base sólida y duradera.
Rev 21:20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.
Rev 21:20 Este versículo es parte de una descripción detallada de la Nueva Jerusalén en el capítulo 21 del libro de Apocalipsis en el Nuevo Testamento. El versículo enumera doce piedras preciosas diferentes que se utilizan para adornar los cimientos de los muros de la ciudad. Cada piedra es nombrada, comenzando con ónice y terminando con amatista. Estas piedras preciosas pueden evocar significados simbólicos y religiosos para diferentes personas y culturas, pero en la Biblia, a menudo se utilizan como un símbolo de la riqueza y la belleza que se encuentran en el cielo y en la presencia de Dios. Es importante recordar que esta descripción se da en un lenguaje simbólico y no debe tomarse literalmente como una descripción física de la ciudad.
Rev 21:21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
Rev 21:21 Este versículo describe la visión del apóstol Juan sobre la ciudad celestial, la Nueva Jerusalén. Según la descripción, las puertas de la ciudad estaban hechas de perlas, lo que sugiere que eran de gran valor y belleza. Además, se dice que la ciudad tenía una calle principal hecha de oro puro, lo que también denota su riqueza y majestuosidad. La transparencia de la calle, comparada con el vidrio, sugiere que la ciudad celestial es un lugar perfecto y sin mancha, donde cada detalle es precioso y atractivo. En términos generales, este versículo ilustra la idea bíblica de que el cielo es un lugar de gran belleza, santidad y perfección.
Rev 21:22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
Rev 21:22 En este versículo, el apóstol Juan describe la visión que tuvo del cielo, donde no vio ningún templo. Esto significa que el cielo no necesita un templo porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero, que representan a Dios y a su hijo Jesucristo, son ellos mismos el templo. En otras palabras, Dios y Jesucristo son omnipresentes, están en todos lados al mismo tiempo y no necesitan un templo o un lugar específico para manifestarse. Además, este versículo puede ser interpretado como una afirmación de que en el cielo no hay necesidad de lugares sagrados, rituales religiosos y demás, porque la presencia divina está en todas partes.
Rev 21:23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
Rev 21:23 Este versículo se refiere a la descripción que se hace en el libro de Apocalipsis de la ciudad celestial que Dios prepara para Sus creyentes. Esta ciudad es tan gloriosa que no necesitará del sol ni de la luna para que haya luz en ella, ya que la gloria de Dios mismo la iluminará. El Cordero, que se refiere a Jesucristo como el sacrificio que nos redimió, será lo que brille en la ciudad, por lo que no habrá necesidad de otra fuente de luz. En resumen, este versículo habla de la gloria y la majestuosidad de la ciudad celestial que Dios ha preparado para Sus hijos, donde Él mismo los iluminará con Su luz y donde el sacrificio de Jesús será recordado y celebrado para siempre.
Rev 21:24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
Rev 21:24 Este versículo se refiere a la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial que se menciona en el libro de Apocalipsis. Cuando se establezca este nuevo reino, todas las naciones que hayan sido salvadas andarán a la luz de esta ciudad, lo que significa que tendrán acceso a su luz, sabiduría y verdad divina. Además, los reyes de la tierra le llevarán su gloria y honor, lo que sugiere que reconocerán la legitimidad de este nuevo poder y lo reverenciarán. En resumen, este versículo describe la victoria total del bien sobre el mal, donde la verdad y la justicia prevalecerán y todos los que hayan sido salvados caminarán en la luz del nuevo reino celestial.
Rev 21:25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
Rev 21:25 Este versículo se encuentra en el libro de Apocalipsis, capítulo 21, versículo 25. Aquí se describe la visión que Juan tuvo del nuevo cielo y la nueva tierra, que serán creados después del fin del mundo. En este nuevo lugar, las puertas de la ciudad de Jerusalén, que es descrita como una "ciudad santa", nunca serán cerradas de día. Esto significa que no habrá necesidad de cerrar las puertas debido a la falta de peligros o amenazas en esta ciudad, ya que es un lugar seguro y protegido por Dios. Además, se menciona que "allí no habrá noche", lo que muestra que este lugar será siempre iluminado y no habrá oscuridad ni sombras. Esto también se puede interpretar como una imagen de la presencia de Dios, que siempre ilumina y guía a su pueblo.
Rev 21:26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
Rev 21:26 Este versículo se encuentra al final del capítulo 21 del Apocalipsis y habla de la nueva Jerusalén, la ciudad celestial descrita en el libro de las revelaciones. La frase "llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella" se refiere a la manera en que las naciones de la tierra reconocerán la majestuosidad y la santidad de la ciudad de Dios, y vendrán a rendirle honra y adoración. En otras palabras, la gloria de las naciones será entregada a Dios en la ciudad santa, donde su presencia es plena y su poder es manifestado en toda su grandeza. Este versículo refleja la esperanza del cristianismo de que todas las naciones, tribus y lenguas se unan en adoración a Dios.
Rev 21:27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Rev 21:27 Este versículo se encuentra en Apocalipsis 21, que describe el nuevo cielo y la nueva tierra, la nueva Jerusalén que desciende de Dios. El versículo en cuestión nos dice que ninguna cosa impura o inmunda entrará en la nueva Jerusalén, sólo aquellos que han sido inscritos en el libro de la vida del Cordero. El libro de la vida es mencionado en varios lugares de la Biblia, y se refiere a un registro celestial de aquellos que pertenecen a Dios y han sido salvos por su gracia a través de la fe en Jesucristo. Aquellos que aparecen en este libro son los elegidos de Dios, aquellos que han confiado en Jesús como su salvador y han aceptado su sacrificio en la cruz por sus pecados. El versículo 27 de Apocalipsis 21 nos muestra que sólo aquellos que están inscritos en el libro de la vida del Cordero tienen acceso a la nueva Jerusalén y disfrutan de la presencia de Dios por toda la eternidad. La palabra "inmundicia" en la Biblia se refiere a todas las cosas que son impuras y pecaminosas ante los ojos de Dios. Por lo tanto, este versículo nos dice que aquellos que han sido limpiados por la sangre de Jesús y han sido hechos puros y santos son los únicos que pueden entrar en la presencia de Dios en el cielo.